La órbita terrestre acumula más desechos: el cambio climático empeora el panorama

La contracción de la atmósfera dificulta la eliminación natural de basura espacial, aumentando el riesgo de colisiones catastróficas entre satélites y escombros

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Más de 10.000 satélites orbitan
Más de 10.000 satélites orbitan la Tierra y generan dependencia tecnológica para servicios esenciales de la vida cotidiana (Imagen Ilustrativa Infobae)

Más de 10.000 satélites orbitan la Tierra a velocidades de alrededor de 27.000 kilómetros por hora, conformando la infraestructura tecnológica que permite servicios indispensables como el GPS, los pronósticos del tiempo y las transmisiones televisivas en vivo. Sin embargo, la proliferación de satélites en los últimos años, además de los desechos espaciales generados desde el inicio de la era espacial, está llevando al entorno orbital a un punto crítico de saturación. El problema podría agravarse aún más debido a los efectos del cambio climático en la atmósfera superior, una región clave para la sustentabilidad a largo plazo del espacio.

La acumulación de millones de fragmentos de basura espacial —satélites inactivos, restos de cohetes y otros desechos— representa un riesgo elevado, ya que incluso los objetos más pequeños que viajan a alta velocidad pueden resultar letales para satélites en funcionamiento y naves espaciales. Como explicó William Parker del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) a Grist: “Mientras sigamos emitiendo gases de efecto invernadero, aumentamos la probabilidad de que se produzcan más colisiones entre objetos en el espacio”.

El impacto del cambio climático en la atmósfera superior y la basura orbital

Un nuevo estudio publicado en Nature Sustainability advierte que el exceso de emisiones de dióxido de carbono está afectando significativamente la atmósfera superior, contrayéndola y reduciendo su densidad. Este fenómeno, que complica la eliminación natural de escombros espaciales, podría limitar el número seguro de satélites operativos a tan solo 148.000 en las órbitas más utilizadas, cifra muy inferior a los requerimientos de la industria espacial. La atmósfera terrestre no cede repentinamente al vacío del espacio; su densidad remanente arrastra objetos hacia abajo. Sin embargo, este sistema de limpieza natural está perdiendo eficacia.

Los investigadores advierten que la
Los investigadores advierten que la contracción de la atmósfera superior reduce su capacidad para limpiar desechos espaciales (EUROPA PRESS)

Jonathan McDowell, astrónomo del Centro Harvard-Smithsonian, alertó a Grist que esta situación podría derivar en el síndrome de Kessler, una reacción en cadena de colisiones entre satélites y escombros que potencialmente llenaría las órbitas con tanto material peligroso que las operaciones espaciales serían inviables. “Los escombros de cualquier colisión podrían destruir más satélites”, señaló McDowell, añadiendo que “te ahogas poco a poco con tu propia suciedad”.

El rápido crecimiento de proyectos como Starlink, de SpaceX, que tiene planos de desplegar hasta 42.000 satélites, exacerba la presión sobre las órbitas más bajas. Los satélites de Starlink tuvieron que realizar maniobras 50.000 veces en seis meses para evitar colisiones, reflejando el nivel crítico de saturación del entorno orbital. Esto se suma a las estimaciones de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental de EE.UU., que proyecta el lanzamiento de hasta 60.000 nuevos satélites para 2030.

Parker explicó que muchas de estas naves espaciales se concentran en la órbita terrestre baja, un área entre los 200 y 2.000 kilómetros de altura, donde objetos como satélites y escombros pueden tardar cientos o incluso millas de años en salir de posición. En estas zonas, los satélites tendrán que utilizar propulsores con mayor frecuencia para evitar ser arrastrados y mantenerse operativos.

El síndrome de Kessler podría
El síndrome de Kessler podría llenar las órbitas de escombros y llevar la industria espacial al colapso operativo (NOIRLAB)

Innovaciones tecnológicas frente a la crisis de los desechos

La posibilidad de que los desechos espaciales se acumulen indefinidamente ha llevado a científicos y empresas a buscar soluciones innovadoras para mitigar el problema. De acuerdo con Popular Science, en 2022 un equipo chino logró capturar un satélite inactivo y removerlo hacia una órbita segura para su desintegración. Astroscale, una empresa japonesa, también experimentó con tecnología magnética en 2024, acercando su dispositivo a menos de 15 metros de un cohete abandonado. McDowell explicó que estos esfuerzos pueden ser descritos como “enviar camiones de basura al espacio”, aunque el desafío sigue siendo priorizar esta tarea de limpieza y evitar un daño irreversible.

No obstante, las cifras más alarmantes provienen de la Agencia Espacial Europea, que registra al menos 650 colisiones, explosiones y desintegraciones ocurridas en el espacio desde el inicio de la exploración espacial. Actualmente, cerca de 40.000 fragmentos de desechos grandes y otros 130 millones de piezas más pequeñas siguen en órbita sin posibilidad de ser rastreados o eliminados de manera efectiva. Parker subrayó: “Dependemos de la atmósfera para eliminar todo lo que tenemos en el espacio, y su rendimiento es peor al contraerse y enfriarse”.

Sin acciones contundentes para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero y gestionar los desechos ya existentes, las futuras generaciones podrían enfrentarse a un espacio impracticable y saturado. McDowell advirtió: “En general, es un problema ambiental que se está acumulando para las generaciones futuras”.