
Un estudio recientemente publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) ha desvelado cómo las iguanas llegaron a las remotas islas de Fiyi en el Pacífico Sur, confirmando una odisea sin precedentes de 8.000 kilómetros de travesía oceánica. Los investigadores inicialmente barajaban posibilidades como una migración a través de Asia o Australia, pero la evidencia genética ha apuntado a una explicación mucho más sorprendente: estas iguanas llegaron flotando desde América del Norte en una especie de balsa natural hecha de vegetación desprendida durante ciclos.
El hallazgo contradice teorías anteriores que sugerían que las iguanas fiyianas pudieron haber llegado desde Sudamérica a través de rutas intermedias como Antártida o Indonesia. No obstante, el análisis del ADN de especies actuales indica que están estrechamente emparentadas con las iguanas Dipsosaurus, típicas del desierto norteamericano. Según explica Popular Science, a través de un análisis genético de más de 4.000 genes de ejemplares conservados en museos, los investigadores concluyeron que estos linajes se separaron hace unos 34 millones de años. “Las iguanas de Fiyi están más estrechamente relacionadas con las iguanas del desierto de América del Norte, algo que no se había descubierto antes”, detalló Simon Scarpetta, autor principal del estudio.
El estudio ofreció modelos estadísticos para explicar esta migración sin precedentes. Quienes lideraron la investigación concluyeron que la ruta desde América del Norte a Fiyi era viable debido a la capacidad de las iguanas para sobrevivir largos períodos sin comida ni agua. Por su tamaño y dieta herbívora, estos reptiles podrían haber subsistido comiendo la vegetación de su balsa durante los meses que limitaron el trayecto. Kevin de Queiroz, biólogo evolutivo del Museo Nacional Smithsonian de Historia Natural, quien no participó en el estudio, señaló a The Independent que “dado lo que sabemos ahora, su resultado es por lejos el más sólidamente respaldado”.

El fenómeno de dispersión sobre el agua ha sido clave en la colonización de islas volcánicas como Fiyi, cuya formación habría coincidido con la llegada de estos reptiles hace unos 34 millones de años. Aunque las condiciones extremas del viaje podrían parecer una barrera infranqueable para muchas especies, Jimmy McGuire, coautor del estudio e investigador en la Universidad de California en Berkeley, explicó que “las iguanas del desierto son increíblemente resistentes”. Destacó además que “tan pronto como apareció la tierra donde ahora se encuentra Fiyi, estas iguanas podrían haberla colonizado”.
El estudio también sugiere que otras islas hoy desaparecidas podrían haber servido de paso intermedio durante la migración. Sin embargo, como resaltaron investigadores estos antiguos fragmentos de tierra volcánica desaparecieron, dejando escasa evidencia fósil para fortalecer hipótesis alternativas. “El evento fue espectacular, independientemente del momento exacto de la dispersión”, subrayó McGuire a Popular Science, resaltando la magnitud del descubrimiento.

Por otro lado, esta investigación aporta datos fundamentales para la conservación de las iguanas fiyianas, muchas de las que están en peligro de extinción. Como señaló Robert Fisher, otro de los autores del estudio y miembro del Servicio Geológico de Estados Unidos la comprensión de su historia evolutiva puede proporcionar herramientas cruciales para proteger a estas especies únicas frente a amenazas actuales, como la invasión de iguanas verdes no autóctonas en estas islas.
Esta investigación no solo aclara cómo grupos de iguanas de América del Norte lograron superar el vasto Océano Pacífico, sino que también redefine un récord de dispersión entre vertebrados terrestres. Además, el equipo continuará ampliando el análisis del genoma completo de estos reptiles para trazar con mayor precisión sus relaciones evolutivas e interacciones biogeográficas a través del tiempo.