Los últimos avances contra el Parkinson: qué tratamientos se aplican y las estrategias para su manejo

La ciencia avanza en la búsqueda para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Un repaso por hallazgos recientes y el análisis de expertos a Infobae

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Cuáles fueron algunos estudios y
Cuáles fueron algunos estudios y hallazgos recientes asociados al parkinson y qué analizaron expertos en conversación con Infobae (Imagen Ilustrativa Infobae)

La enfermedad de Parkinson, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es un trastorno cerebral progresivo que afecta el movimiento, la cognición, el sueño y causa dolor, entre otros síntomas. Aunque no tiene cura, los tratamientos disponibles pueden aliviar algunas de sus manifestaciones, como los temblores, contracciones musculares dolorosas y dificultad para hablar.

La patología, que genera altos índices de discapacidad y frecuentemente conduce a la demencia, está registrando un aumento significativo en su prevalencia y mortalidad a nivel mundial. La OMS señala que el diagnóstico temprano y las directrices terapéuticas simplificadas, realizadas por profesionales capacitados en atención primaria, pueden mejorar el manejo de la enfermedad.

La ciencia viene ahondando en terapias y abordajes para el Parkinson. Aquí, un repaso por algunos hallazgos recientes y la visión de especialistas a Infobae.

La OMS ha destacado la
La OMS ha destacado la importancia del diagnóstico temprano y el acceso a tratamientos adecuados (Imagen Ilustrativa Infobae)

Recientemente, equipo de investigadores de la Universidad de Wuhan, China, dirigido por Zhentao Zhang, ha identificado un metabolito del colesterol que estaría involucrado en el desarrollo de la enfermedad de Parkinson en ratones. El estudio, publicado en PLOS Biology, planteó que dicho metabolito está relacionado con la formación de cuerpos de Lewy y con la muerte de neuronas dopaminérgicas, dos características esenciales de esta enfermedad, según los investigadores. Ellos indicaron que bloquear su actividad o evitar su producción podría ser una estrategia eficaz para tratar la enfermedad.

Estos expertos postularon que la enfermedad de Parkinson se caracteriza por la formación de cuerpos de Lewy a partir de la proteína alfa-SiN, que se agrupa en fibras patológicas que se propagan por el cerebro, lo que finalmente provoca la muerte de las neuronas dopaminérgicas. En tanto, señalaron que el 24-OHC, un metabolito del colesterol presente en niveles elevados en el cerebro de personas con Parkinson y que aumenta con la edad, es responsable de la propagación de alfa-SiN patológica.

Tras observar que los niveles de 24-OHC estaban elevados tanto en la sangre de pacientes como en un modelo de ratón de la enfermedad, los investigadores bloquearon su producción eliminando la enzima responsable de su formación a partir del colesterol. Esta intervención redujo la propagación de las fibras alfa-Syn dañinas y el daño a las neuronas dopaminérgicas en áreas críticas del cerebro.

En experimentos posteriores, al añadir 24-OHC a neuronas cultivadas en placa, se observó que las sinucleínas alfa normales se transformaban en fibras patológicas. Al inyectar estas fibras en ratones, los científicos encontraron una mayor propagación de los cuerpos de Lewy, un mayor daño neuronal y un incremento de los déficits motores en comparación con las fibras sinucleínas alfa formadas sin la presencia de 24-OHC. Por lo tanto, los fármacos que impiden la conversión del colesterol en 24-OHC podrían representar un tratamiento prometedor para la enfermedad de Parkinson.

Los autores concluyeron: “Nuestros hallazgos indican que la colesterol 24-hidroxilasa CYP46A1 desempeña un papel fundamental en la progresión de la patología de la α-sinucleína en la enfermedad de Parkinson, lo que destaca su potencial como objetivo terapéutico para la enfermedad de Parkinson”.

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Investigadores de la Universidad de Wuhan identificaron un metabolito del colesterol llamado 24-OHC, cuya presencia en niveles elevados podría estar relacionada con la formación de cuerpos de Lewy y la muerte de neuronas dopaminérgicas (Imagen ilustrativa Infobae)

Los signos del Parkinson

En diálogo con Infobae, la doctora Paulina Rampoldi, neuróloga en la Clínica Universitaria Reina Fabiola y docente de la cátedra de neurología de la Universidad Católica de Córdoba, dijo que el Parkinson “es la principal causa del parkinsonismo, un síndrome clínico que se caracteriza por la bradicinesia, es decir, los movimientos lentos y de menor amplitud”. Esta disminución en la amplitud y velocidad de los movimientos, agregó, “puede ir acompañada de temblor, rigidez articular y, en algunos casos, alteraciones en los reflejos posturales”.

Sin embargo, Rampoldi destacó que “no todos los pacientes con temblor tienen enfermedad de Parkinson, ni todos los pacientes con parkinsonismo padecen esta enfermedad”. También mencionó que el parkinsonismo puede ser “secundario a ciertos medicamentos, lo que lo hace reversible en esos casos”.

La especialista subrayó que “además de los síntomas motores, la patología presenta otros signos menos visibles, como alteraciones del sueño; problemas gastrointestinales, como la constipación; depresión y alteraciones en el olfato”, los cuales “suelen preceder a los síntomas motores y generalmente no son la razón principal por la que los pacientes consultan”.

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La enfermedad de Parkinson es un trastorno cerebral progresivo que afecta el movimiento, la cognición y el sueño, además de causar dolor y otros problemas de salud, según la Organización Mundial de la Salud (Imagen ilustrativa Infobae)

“En cuanto al tratamiento —planteó Rampoldi— uno de los hitos más importantes en el avance de la enfermedad de Parkinson ha sido el desarrollo de técnicas quirúrgicas, tanto las técnicas lesionales, como la talamotomía, como la estimulación cerebral profunda. Hace algunos años, resultaba muy raro pensar que el Parkinson podía tener un tratamiento quirúrgico, pero hoy, si el candidato es elegido de manera correcta, los pacientes que se someten a cirugía pueden experimentar mejoras significativas en su calidad de vida”.

“Otro avance importante está relacionado con la forma de administración de ciertos medicamentos. En octubre de 2024, se aprobó una formulación de levodopa-carbidopa de aplicación subcutánea, lo que, entre otras cosas, contribuye a reducir las fluctuaciones motoras características de la enfermedad. Es importante destacar que el Parkinson no es sinónimo de temblor. Se trata de una patología compleja que debe abordarse de manera multidisciplinaria y que requiere tratamiento tanto para los síntomas motores como para aquellos no motores”, advirtió Rampoldi.

“El Parkinson es un trastorno complejo que surge de la interacción de múltiples factores genéticos, moleculares y ambientales”, explicó en diálogo con Infobae Germán Picciochi (MN 161114), médico especializado en psiquiatría, neuropsiquiatría y neurología cognitiva. “Por fortuna, los avances en terapias génicas, celulares, farmacológicas y tecnológicas están transformando el panorama del tratamiento. La investigación sigue avanzando a un ritmo acelerado, y hay razones para ser optimistas sobre el futuro de las personas que viven con esta enfermedad”, agregó.

En los últimos años, se lograron avances en los tratamientos y en nuevas estrategias. “A las clásicas terapias farmacológicas de suplementación de análogos dopaminérgicos, se desarrollaron formulaciones de liberación prolongada y sistemas de administración más precisos para reducir los efectos secundarios y las fluctuaciones motoras”, indicó Picciochi. Además, destacó la importancia de la estimulación cerebral profunda: “Es un tratamiento quirúrgico que implica la implantación de electrodos en áreas específicas del cerebro, como el núcleo subtalámico o el globo pálido, para modular la actividad neuronal anormal. Ha demostrado ser muy efectiva para controlar los síntomas motores en pacientes avanzados. Por fortuna, se realiza en nuestro país”, señaló.

Algunos síntomas pueden acompañarse de
Algunos síntomas pueden acompañarse de temblores, rigidez articular y alteraciones en los reflejos posturales, según la neuróloga Paulina Rampoldi (Imagen ilustrativa Infobae)

Más allá de estas estrategias, hay otras líneas de investigación en desarrollo. “Se están explorando terapias génicas para introducir genes que puedan proteger las neuronas dopaminérgicas o mejorar la producción de dopamina. Por ejemplo, se han probado vectores virales para entregar genes específicos”, explicó el especialista.

“Se ha demostrado que las células madre pluripotentes inducidas pueden diferenciarse en neuronas dopaminérgicas y trasplantarse en el cerebro para reemplazar las células perdidas. Los ensayos clínicos están en marcha, con resultados preliminares alentadores”, sostuvo.

Picciochi recordó que la enfermedad fue descripta por primera vez en 1817 por el médico británico James Parkinson, quien detalló sus síntomas en An Essay on the Shaking Palsy. “Décadas más tarde, el neurólogo francés Jean-Martin Charcot amplió la descripción y nombró la enfermedad en honor al primero en describirla”, comentó. Sin embargo, remarcó que el Parkinson es mucho más que un trastorno motor: “Desde su descripción original, nuestra comprensión de la enfermedad ha evolucionado para incluir una amplia gama de síntomas no motores que pueden aparecer años antes de los signos clínicos clásicos”, afirmó.

Esa manifestación temprana es clave para mejorar la calidad de vida de los pacientes. “Más de dos siglos después de su descripción original, no podemos encontrar una cura o prevención definitiva, pero podemos ampliar el espectro de síntomas no motores”, advirtió. “Algunos de estos síntomas, aunque no sean específicos de esta enfermedad, son una ventana crucial para entender la fase temprana de la misma. Su identificación y manejo adecuado pueden transformar el enfoque diagnóstico y terapéutico, permitiendo intervenciones más tempranas y efectivas”, planteó el médico.

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La estimulación cerebral profunda es un tratamiento quirúrgico que implica la implantación de electrodos en el cerebro para modular la actividad neuronal anormal (Imagen Ilustrativa Infobae)

Entre esos síntomas, mencionó trastornos del sueño, pérdida del olfato, estreñimiento, depresión, ansiedad, fatiga, disfunción cognitiva y alteraciones sensoperceptivas como alucinaciones y delirios. También pueden aparecer apatía, hipotensión, sudoración excesiva, disfunción sexual, dolor, trastornos del habla y la deglución, alteraciones visuales y pérdida de peso. “La trascendencia de estos síntomas tiene que ver con, además de la posibilidad de una sospecha diagnóstica temprana —incluso previa a la aparición de síntomas motores—, poder realizar un manejo integral de las personas afectadas y combatir completamente el impacto en su calidad de vida”, enfatizó Picciochi.

Un tratamiento subcutáneo

En 2024, tal como describió Infobae, se divulgó que un tratamiento subcutáneo continuo de 24 horas y una combinación de fármacos podrían ofrecer una solución para pacientes con enfermedad de Parkinson avanzada. Este enfoque está diseñado para aquellos con fluctuaciones motoras graves, hipercinesia (movimiento excesivo) o discinesia (movimiento involuntario), y cuando otros medicamentos no han logrado controlar adecuadamente los síntomas, según explicó el laboratorio AbbVie, responsable del desarrollo de la terapia. El tratamiento se denomina PRODUODOPA® (foslevodopa/foscarbidopa).

La terapia consiste en la administración continua de los fármacos a través de un dispositivo llamado “bomba VYAFUSER™”. Este dispositivo, a grandes rasgos, permite que el paciente reciba la medicación durante todo el día, extendiendo el período de control de los síntomas, conocido como tiempo ‘On’. Además, los resultados han mostrado mejoras sostenidas durante el tiempo ‘Off’ (cuando los síntomas reaparecen entre dosis), en el tiempo ‘On’ sin discinesia (movimientos involuntarios) y en la acinesia matutina (tiempo ‘Off’ al despertar).

Más allá de los tratamientos
Más allá de los tratamientos farmacológicos, la investigación en Parkinson se enfoca en terapias génicas y celulares, según Picciochi (Imagen Ilustrativa Infobae)

Anteriormente, el doctor Alejandro Andersson, neurólogo y director médico del Instituto de Neurología Buenos Aires (INBA), explicó que los pacientes con Parkinson suelen responder bien a los medicamentos clásicos durante los primeros cinco años de la enfermedad. Entre los cinco y diez años, los pacientes pueden experimentar fluctuaciones motoras, rigidez o entumecimiento matinal, aunque lo sobrellevan. “Este producto, la Produodopa, está destinado a los pacientes con enfermedad de Parkinson avanzada”, comentó.

La terapia se administraría por vía subcutánea en la zona periumbilical mediante un sistema de bomba que garantiza una liberación constante de la medicación durante todo el día. La solución tiene una duración de tres días y requiere un cambio periódico. Este medicamento puede utilizarse tanto como monoterapia como en combinación con otros tratamientos.

El baile como herramienta para mejorar el estado de ánimo en pacientes con Parkinson

En tanto, también en 2024, un estudio publicado en el Journal of Medical Internet Research sugirió que bailar puede mejorar el estado de ánimo de las personas con enfermedad de Parkinson. Según los resultados, los pacientes que tomaron clases de baile durante varios meses experimentaron una disminución de los síntomas de la depresión, y los escáneres cerebrales mostraron cambios en las áreas relacionadas con el estado de ánimo.

El investigador principal, Joseph DeSouza, profesor asociado de neurociencia en la Universidad de York en Toronto, Canadá, destacó: “Fue genial ver que la danza tenía un efecto positivo en los circuitos del estado de ánimo en el cerebro, lo que podíamos ver en las imágenes”. Además, indicó que las mejoras observadas en las resonancias magnéticas también fueron reportadas por los participantes a través de una encuesta.

Investigaciones recientes sugieren que la
Investigaciones recientes sugieren que la danza podría ofrecer beneficios terapéuticos para pacientes con Parkinson (Imagen ilustrativa Infobae)

El estudio incluyó a 23 personas con Parkinson, quienes tomaron clases semanales de baile durante ocho meses, ofrecidas por el programa Sharing Dance Parkinson’s de la Escuela Nacional de Ballet de Canadá. Las clases incluyeron desde ejercicios simples de piernas y pies hasta movimientos más complejos, como valses y bailes coreografiados.

Karolina Bearss, profesora asistente de psicología en la Universidad de Algoma en Ontario, Canadá, y autora principal del estudio, explicó que “las personas con enfermedad de Parkinson tienden a tener múltiples síntomas que no solo se relacionan con lo motor, sino que también incluyen impedimentos del bienestar mental y social, uno de ellos es la depresión”. Según la Fundación Michael J. Fox para la Investigación del Parkinson, hasta la mitad de los pacientes con Parkinson sufren de depresión o ansiedad en algún momento.

Los resultados mostraron que, después de cada clase de baile, las tasas de depresión reportadas por los pacientes disminuyeron. Este efecto se acumuló, llevando a mejoras significativas en el estado de ánimo después de ocho meses de clases. Los escáneres cerebrales también mostraron que las señales de la circunvolución cingulada subcallosa (SCG), una región del cerebro relacionada con la depresión, disminuyeron a medida que los participantes continuaron bailando. Según Bearss, esto “significa que el SCG no funcionaba tan rápido como lo haría si tuvieras depresión”.

Escáneres cerebrales realizados en pacientes
Escáneres cerebrales realizados en pacientes con Parkinson que participaron en clases de baile mostraron una reducción en la actividad de la circunvolución cingulada subcallosa (Imagen Ilustrativa Infobae)

DeSouza añadió que este estudio es el primero en demostrar estos beneficios utilizando estos métodos de detección. Los investigadores sugieren que la danza tiene un doble beneficio: la música activa las señales de recompensa del cerebro, mientras que el movimiento estimula los circuitos sensoriales y motores.

Sin embargo, DeSouza aclaró que la danza no es una cura para el Parkinson. “No estamos tratando de curar el Parkinson con la danza. Lo que estamos tratando de hacer es que la gente viva una mejor calidad de vida. Esto se aplica tanto a los que tienen la enfermedad como a las familias que los cuidan, ya que también obtienen los beneficios de sentirse mejor”, concluyó.

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