El microbioma vaginal es el conjunto de microorganismos que habitan en la vagina, con un predominio de lactobacilos. Su composición influye en la salud ginecológica y reproductiva, ya que puede proteger contra infecciones o, en caso de desequilibrios, predisponer a diversas enfermedades.
Un equipo internacional, que incluyó a científicos de la Argentina, Perú, Bélgica, Suiza, Camerún, Nigeria, España, Estados Unidos y Canadá, analizó la diversidad del microbioma en distintas poblaciones del mundo y los resultados preliminares podrían ayudar a mejorar el diagnóstico y el tratamiento de las afecciones de la vagina.
El estudio fue publicado en la revista Trends in Microbiology, editada por Cell Press, y se enfocó en la falta de representación de las mujeres de América Latina y África en los estudios previos. Esa situación había generado vacíos en el conocimiento sobre cómo las comunidades microbianas varían según factores geográficos, culturales y socioeconómicos.
“El cuerpo de la mujer y los conocimientos relativos a su salud han sido desatendidos, controlados y perseguidos durante siglos, lo que ha dado lugar a una disparidad sanitaria que persiste en la actualidad”, dijo Sarah Lebeer, investigadora de la Universidad de Amberes, en Bélgica, quien lideró el estudio.
Uno de los hallazgos clave es que la clasificación convencional del microbioma vaginal en cinco categorías dominadas por distintas especies de Lactobacilos no refleja toda la diversidad existente. Por ejemplo, en Bélgica más del 10% de las mujeres estudiadas no encajaron en estas categorías.
Además, se confirmó que la reducción de lactobacilos está relacionada con un mayor riesgo de infecciones urinarias, enfermedades de transmisión sexual y partos prematuros.
Se subrayó que el uso de antibióticos para tratar la vaginosis bacteriana tiene una eficacia limitada, con una tasa de recurrencia del 60%. Como alternativa, se mencionaron tratamientos con microorganismos vivos, conocidos como productos bioterapéuticos vaginales.
¿Qué es el microbioma vaginal?
El microbioma vaginal es el ecosistema de microbios que están en la vagina, el conducto muscular que va desde el útero al exterior del cuerpo. Su equilibrio es clave para la salud, ya que algunos microorganismos, en particular los Lactobacilos, generan ácido láctico que mantiene un pH bajo. De esta manera, se dificulta el crecimiento de bacterias patógenas.
No obstante, la composición del microbioma varía entre personas y regiones. Factores como la genética, el estilo de vida y prácticas de higiene pueden influir en su estabilidad. Por ejemplo, algunos estudios han señalado que el lavado con duchas internas puede aumentar el riesgo de disbiosis vaginal.
Ese problema implica un desequilibrio de las bacterias que habitan en la vagina y puede causar picor, ardor, flujo vaginal anormal y dolor durante las relaciones sexuales.
¿Por qué se realizó el estudio y cómo se llevó a cabo?
El estudio publicado en Trends in Microbiology surgió de la necesidad de ampliar el conocimiento sobre el microbioma vaginal a nivel global. Hasta ahora, la mayoría de las investigaciones se han centrado en poblaciones de Europa y América del Norte, lo que dejaba fuera a muchas regiones con contextos biológicos y culturales diferentes.
Para abordar esa brecha, los investigadores impulsaron el proyecto de ciencia ciudadana Hermandad Isala. Comenzó en Bélgica y luego se expandió a las regiones de América, África, Asia y Europa. Permitió recopilar muestras de microbiota vaginal de miles de mujeres. El análisis incluyó tanto estudios históricos como datos recientes obtenidos mediante secuenciación genética.
El proyecto fue nombrado Isala en honor a Isala Van Diest (1842-1916), quien debió estudiar medicina en Suiza porque las universidades belgas no admitían mujeres. Pero persistió y gracias a ella se aprobó un decreto real en 1884 que permitió que las mujeres belgas estudiaran medicina.
¿Cuáles fueron los resultados y qué implicancias tienen?
Antes del estudio, se consideraban cinco categorías diferentes de microbiotas vaginales sanas. Se hacía la clasificación en función de las especies bacterianas más dominantes. Las categorías son: Lactobacillus crispatus-dominante, Lactobacillus gasseri-dominante, Lactobacillus iners-dominante, Lactobacillus jensenii-dominante, y una quinta categoría que incluye una mezcla de otras especies.
El proyecto Isala detectó que, dentro de la población belga, más del 10% de las participantes no pertenecían a estas categorías. Esto significa que la diversidad del microbioma vaginal no puede reducirse a las cinco categorías convencionales.
Se observó que en algunas poblaciones los lactobacilos no siempre predominan, y otros tipos de bacterias pueden desempeñar un papel protector.
También mostró que las desigualdades en salud afectan el estudio del microbioma vaginal. Las limitaciones económicas y tecnológicas en países de bajos ingresos dificultan la investigación en estas regiones. Como solución, los autores propusieron fortalecer la colaboración internacional, compartir recursos y conocimientos para garantizar un análisis más equitativo.
En cuanto a los tratamientos, los científicos destacaron el potencial de los productos basados en microorganismos vivos. “Los productos bioterapéuticos pueden ofrecer mejores resultados que los antibióticos tradicionales en el tratamiento de afecciones como la vaginosis bacteriana”, afirmó el equipo de investigadores.
Finalmente, el estudio resaltó la importancia de considerar factores culturales y sociales en la investigación del microbioma vaginal. “Las diferencias en la microbiota y las disparidades en salud no solo tienen un origen biológico, sino también social y económico”, puntualizaron.
Los hallazgos reforzaron la necesidad de seguir explorando el microbioma vaginal para desarrollar mejores estrategias de prevención y tratamiento adaptadas a cada población.
Qué se está haciendo en la Argentina
Uno de los coautores del trabajo, el científico argentino del Conicet y la Universidad Nacional del Litoral, Gabriel Vinderola, contó a Infobae: “En la Argentina el proyecto de ciencia ciudadana toma el nombre Cecilia en homenaje a Cecilia Grierson, que fue la primer mujer médica del país. Se graduó de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires el 2 de julio de 1889″, detalló.
Junto con Ana Binetti, Giuliano Nicola y Florencia Salort, “estamos desarrollando la primera etapa del proyecto en nuestro país con una encuesta sobre salud y hábitos sexuales. La segunda etapa es tomar muestras de hisopados vaginales y hacer la secuenciación”, dijo.
Entre las cuestiones pendientes, el científico mencionó que “hay cierta evidencia de que el consumo excesivo de carnes rojas puede ser un factor de disbiosis vaginal. Queremos investigarlo en la Argentina, donde se consume mucha más carnes rojas que lo recomendado”.