Cada año, más de 400.000 personas en el mundo reciben un diagnóstico de cáncer de riñón, y la enfermedad causa más de 150.000 muertes. Existen tratamientos que van desde la cirugía hasta la inmunoterapia, pero aún no todos los pacientes se benefician de ellos.
Frente a esa necesidad insatisfecha, un equipo de investigadores de los Estados Unidos y Dinamarca desarrolló una vacuna personalizada contra el cáncer de riñón. Fue diseñada para entrenar al sistema inmune del organismo a reconocer y atacar células tumorales específicas.
En la revista Nature, los científicos publicaron un ensayo clínico en el que se incluyó a nueve pacientes con carcinoma de células renales claras en estadios avanzados. Todos habían sido sometidos a cirugía para extirpar el tumor, pero presentaban un alto riesgo de recaída.
Gran parte del equipo pertenece a instituciones como el Instituto del Cáncer Dana-Farber, la Escuela de Salud de la Universidad de Harvard y el Instituto Broad, que depende del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y Harvard, en los Estados Unidos.
El objetivo principal del estudio fue evaluar la seguridad de la vacuna, su capacidad para generar una respuesta inmune y su posible eficacia en la prevención de la recurrencia del cáncer.
En diálogo con Infobae, Carlos Silva, médico oncólogo y jefe de Oncología del Hospital Británico de Buenos Aires y médico consultor del Hospital Universitario Austral, comentó: “Algunos pacientes que tuvieron cáncer de riñón tienen un alto riesgo de recaída, y el diseño de la vacuna personalizada apunta a darles una respuesta. Sin embargo, hay que considerar que hoy únicamente se la evaluó en fase I con solo 9 pacientes y eso solo marca un horizonte, pero aún serán necesarios más ensayos para evaluar si realmente tiene efectividad clínica”.
¿Qué síntomas produce el cáncer de riñón?
El cáncer de riñón y de pelvis renal es una enfermedad en la cual las células del riñón se multiplican sin control. También se puede llamar cáncer de células renales, debido a que es el tipo de cáncer de riñón y de pelvis renal más común. Algunos de los síntomas, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, son:
- Sangre en la orina.
- Un bulto o hinchazón en el área del riñón o abdomen.
- Dolor en la parte baja de la espalda o en el costado, que no desaparece.
- Sentir cansancio frecuentemente.
- Fiebre que vuelve a aparecer.
- No tener ganas de comer.
- Bajar de peso sin saber por qué.
- Tener una obstrucción en los intestinos.
- Tener una sensación general de mala salud.
En qué se diferencia el desarrollo de la vacuna para cáncer de riñón
A diferencia de otras vacunas contra el cáncer, que se enfocan en estimular el sistema inmunológico de forma general, la intervención que se publicó en la revista Nature se diseñó específicamente para cada paciente.
Los científicos extrajeron material genético del tumor de cada paciente y, mediante herramientas de secuenciación y algoritmos predictivos, identificaron hasta 20 neoantígenos por persona.
Esos neoantígenos son fragmentos de proteínas mutadas que solo se encuentran en células cancerosas, lo que permite al sistema inmunológico diferenciar las células tumorales de las sanas.
Tras realizar ese análisis, se fabricó una vacuna personalizada para cada paciente, que contenía una combinación de estos neoantígenos junto con un adyuvante llamado “poly-ICLC”, encargado de potenciar la respuesta inmunológica.
La administración de la vacuna se realizó en varias dosis iniciales y dos refuerzos, aplicados en la piel de los pacientes. Además, cinco de los nueve participantes recibieron el medicamento ipilimumab, un tipo de inmunoterapia que refuerza la acción de los linfocitos T.
Cuáles fueron los resultados del ensayo clínico
Los resultados del estudio de fase 1 fueron alentadores. En primer lugar, la vacuna demostró ser segura, sin efectos adversos graves. Algunos pacientes experimentaron reacciones leves en la zona de la inyección y síntomas similares a los de la gripe, pero no se registraron complicaciones mayores.
En términos de respuesta inmunológica, el tratamiento generó una activación sustancial del sistema inmune. Tres semanas después de la vacunación, los investigadores observaron un aumento de 166 veces en la cantidad de células T dirigidas contra los neoantígenos del tumor. Estas células permanecieron activas en el organismo durante al menos tres años.
Otro hallazgo clave fue la ausencia de recurrencia del cáncer en los nueve pacientes durante el período de seguimiento, con una mediana de 40 meses sin enfermedad. En siete de ellos, se detectó una respuesta inmunitaria efectiva contra el tumor.
Estos resultados sugieren que la vacuna podría desempeñar un papel importante como tratamiento adyuvante para reducir la probabilidad de recaída tras la cirugía. Por supuesto, solo se evaluó en fase I y aún está pendiente más investigación.
Qué podría implicar la vacuna para el futuro
Hasta ahora, las vacunas contra el cáncer habían mostrado mayor efectividad en tumores con una alta carga mutacional, como el melanoma. Sin embargo, el nuevo estudio demostró que es posible diseñar vacunas eficaces incluso en cánceres con menos neoantígenos, como el de riñón.
“Cuando el equipo inició este estudio hace ocho años, no estaba claro si este enfoque podría funcionar en el cáncer de riñón. El enfoque ya había mostrado promesas en melanoma, un tipo de cáncer de piel mortal que tiene muchas más mutaciones y, por lo tanto, muchos más posibles neoantígenos”, contó Toni Choueiri, coautor principal y director del Centro Lank para el Cáncer Genitourinario en Dana-Farber.
A pesar de los resultados prometedores, los investigadores subrayan la necesidad de realizar ensayos clínicos más amplios para evaluar la eficacia de la vacuna en un mayor número de pacientes. Actualmente, está en marcha un estudio internacional de fase II y III que combinará una vacuna personalizada con el uso de pembrolizumab.
Además, el equipo de investigación busca optimizar la respuesta inmune de la vacuna a través de la combinación con otros tratamientos que refuercen su efecto. También consideran extender la aplicación de esta tecnología a otros tipos de cáncer con una carga mutacional moderada, con la idea de ofrecer alternativas terapéuticas para pacientes con opciones limitadas.
Aunque queda mucho por investigar, el nuevo estudio refuerza la posibilidad de transformar la forma en que se trata el cáncer de riñón y otras neoplasias.