Las temperaturas en Medio Oriente y el Mediterráneo oriental aumentan el doble del promedio global, con proyecciones que alertan sobre un calentamiento de hasta 5°C hacia finales de siglo. Esta crisis climática amenaza con generar olas de calor extremas, sequías severas y un aumento del nivel del mar, poniendo en riesgo a más de 400 millones de personas.
Según un informe publicado en Reviews of Geophysics, que contó con el respaldo del Instituto Max Planck para la Química y el Instituto de Chipre, el aumento registrado entre 1981 y 2019 fue de 0,45°C por década, mientras que el promedio mundial fue de 0,27°C por década. De no implementarse políticas urgentes, el futuro de la región podría superar los umbrales críticos de adaptabilidad humana.
Un calentamiento acelerado y sus efectos devastadores
El impacto del aumento de las temperaturas se siente con fuerza en países como Irak, Egipto, Siria y los estados del Golfo, donde el calor extremo y la falta de agua afectan la vida cotidiana. “Las personas enfrentarán graves desafíos de salud y medios de subsistencia, especialmente las comunidades más vulnerables, los ancianos, los niños y las mujeres embarazadas", explicó Jos Lelieveld, investigador del Instituto Max Planck.
Entre los efectos más preocupantes se encuentran:
- Olas de calor extremas: el aumento sostenido de las temperaturas incrementará la frecuencia de episodios de calor insoportable, afectando la capacidad del cuerpo humano para regular su temperatura.
- Sequías prolongadas: la disminución de las lluvias y el agotamiento de los recursos hídricos afectarán el suministro de agua potable y la producción agrícola.
- Tormentas de arena y polvo: la desertificación provocará un aumento en la cantidad de tormentas de arena, reduciendo la calidad del aire y generando problemas respiratorios.
- Subida del nivel del mar: ciudades costeras y regiones densamente pobladas, como el Delta del Nilo en Egipto, corren peligro de inundaciones y salinización de tierras agrícolas, afectando la seguridad alimentaria.
“Las zonas áridas se expandirán, lo que reducirá aún más la tierra cultivable, afectando la producción de alimentos y generando desafíos severos para las poblaciones locales", advirtió George Zittis, autor principal del estudio.
El dilema de Medio Oriente: víctima y responsable del cambio climático
A pesar de ser una de las regiones más afectadas, Medio Oriente también es uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero. De acuerdo con el estudio, en pocos años sus emisiones de CO₂ superarán a las de la Unión Europea, consolidando su posición como un actor clave en la crisis climática.
La dependencia de la región en la producción de petróleo y gas es un factor determinante. Aunque algunas naciones, como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, han anunciado planes para diversificar sus economías e invertir en energías renovables, el proceso avanza con lentitud.
El informe destaca que los efectos del cambio climático en Medio Oriente son transfronterizos, lo que hace indispensable una cooperación regional. “Necesitamos una mayor colaboración entre los países para hacer frente a estos desafíos y reducir las emisiones de manera efectiva", afirmó Lelieveld.
En noviembre, Egipto será sede de la COP27, donde representantes de casi 200 países discutirán estrategias para limitar el calentamiento global a menos de 2°C, en línea con el Acuerdo de París. Las proyecciones de la Organización Meteorológica Mundial indican que hay un 50% de probabilidades de que la temperatura global supere los 1,5°C en los próximos cinco años.
La crisis climática en Medio Oriente exige acciones urgentes para evitar un futuro marcado por fenómenos extremos y una mayor desigualdad social. Sin cambios drásticos en las políticas ambientales, la región enfrentará desafíos que pondrán a prueba la capacidad de adaptación de sus poblaciones, su infraestructura y sus economías.