El tango es una danza que se caracteriza por su pasión, intensidad emocional y movimientos elegantes. Fue reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2009 porque simboliza la identidad cultural de Argentina y Uruguay, y ha trascendido fronteras para convertirse en una práctica global.
La práctica del tango ofrece múltiples beneficios para la salud física, mental y social, como mejorar la postura, el equilibrio, la coordinación y la capacidad cardiovascular.
Recientemente, cuatro estudios científicos han aportado pruebas claves que demuestran que ese baile podría sumarse como complemento a los tratamientos probados para pacientes que tienen estas patologías:
- Parkinson
- Artritis reumatoidea y otras enfermedades reumatológicas.
- Cáncer
- Deterioro cognitivo y demencias
Cómo ayuda el tango a personas con Parkinson
La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que modifica el sistema motor. Provoca rigidez, temblores y dificultades para mantener el equilibrio y realizar movimientos controlados.
En Italia, investigadores del Centro de Ciencias de la Mente/Cerebro (CIMeC) de la Universidad de Trento, la Universidad de Brescia y la Unidad de Neurología del Hospital de Rovereto, publicaron un estudio sobre el tango y la enfermedad de Parkinson en la revista Scientific Reports.
El hallazgo más destacado fue que tanto el tango adaptado como la fisioterapia grupal estabilizaron las capacidades motoras y cognitivas de pacientes con Parkinson. Además, se observaron beneficios específicos en el grupo de tango, como mejoras en el reconocimiento de emociones faciales.
Participaron 24 pacientes con Parkinson, divididos en dos grupos: uno asistió a sesiones de tango adaptado y el otro a fisioterapia grupal. Durante cuatro meses, realizaron actividades supervisadas dos veces por semana. Antes y después de las intervenciones, los pacientes fueron evaluados con pruebas motoras y cognitivas.
Al evaluar los resultados, los investigadores señalaron que “el tango fomenta la interacción social y el disfrute, lo que puede tener efectos beneficiosos adicionales”.
En diálogo con Infobae, el doctor Marcelo Merello, jefe del servicio de Movimientos Anormales de Fleni e investigador en ciencias médicas del Conicet, contó que ya recomienda practicar tango a sus pacientes.
“El tango es una gran terapia. Es la única danza que fomenta la coordinación visuoespacial. Además, como el paciente copia al compañero que no está enfermo, sirve como entrenamiento. He observado pacientes que cuando caminan solos tienen dificultades. Pero cuando bailan tango parece que no tienen Parkinson”, dijo.
Qué produce el tango en los pacientes con artritis reumatoidea
La artritis reumatoidea (algunos la llaman “reuma” de manera informal) y la espondiloartritis son tipos de reumatismo inflamatorio crónico. Se caracterizan por la inflamación persistente en las articulaciones y otras partes del cuerpo.
Afectan significativamente la calidad de vida y la movilidad de los pacientes. Por este motivo, los profesionales de la salud recomiendan realizar actividad física regular. Sin embargo, raramente es practicada por los pacientes.
Un equipo internacional de investigadores de Francia y Finlandia evaluó si el tango podía ayudarlos. Analizaron los efectos de sesiones de la danza rioplatense en la actividad física total de pacientes con artritis reumatoide y espondiloartritis.
Los pacientes fueron asignados a un programa de tango inmediato o a un grupo control que empezó las sesiones tras tres meses. Se midió la actividad física de forma subjetiva y objetiva simultáneamente con cuestionarios y acelerómetros a lo largo de seis meses.
Los resultados fueron publicados en la revista Clinical Rheumatology y demostraron que el tango mejoró la percepción corporal y las capacidades físicas de los participantes, como caminar más rápido y mejorar el equilibrio. Se observó también una reducción del dolor en el grupo de tango.
El equipo sugiere combinar los programas de tango con recomendaciones continuas para aumentar la actividad física y reducir el sedentarismo en la vida diaria de los pacientes.
El tango como terapia para la fatiga asociada al cáncer
Investigadores de instituciones médicas y científicas de Berlín, Alemania, analizaron cómo el tango puede mitigar la fatiga crónica asociada al cáncer de mama, un síndrome multifactorial que altera la calidad de vida de aproximadamente un tercio de las pacientes supervivientes de esta enfermedad.
La fatiga suele presentarse tras recibir tratamientos como cirugía, quimioterapia o radioterapia y puede persistir por años.
El estudio reclutó a 50 pacientes en etapa I-III de cáncer de mama con síntomas de fatiga y las comparó con 108 pacientes en un grupo de control, que no realizaron una actividad similar.
Se usaron cuestionarios validados y se evaluaron parámetros de calidad de vida antes, durante y hasta 12 meses después de una intervención de seis semanas de tango.
Los resultados, publicados en la revista Cancers, indicaron mejoras sostenidas en fatiga y funcionamiento físico en las participantes del grupo de tango durante seis meses, en contraste con el grupo control.
En los pacientes que continuaron practicando tango en su casa o en otros entornos se mantuvieron ciertos beneficios después de las seis semanas de la intervención.
Como consecuencia, los investigadores aconsejaron incorporar al tango en programas de rehabilitación para promover calidad de vida y resultados clínicos a largo plazo.
Danza como terapia para la demencia
Otro estudio incluyó el tango en relación con las demencias en personas mayores. Fue liderado por Lucía Bracco, del Inserm y la Universidad de Borgoña, en Francia, junto con investigadores de la Universidad de León, España, entre otros.
Fue publicado en BMC Geriatrics y los investigadores evaluaron cuál era la eficacia del tango frente al ejercicio físico en personas mayores con demencia para mejorar la velocidad al caminar, la movilidad funcional y la calidad de vida.
Las demencias impactan en la cognición y las actividades diarias, y puede aumentar el riesgo de caídas debido a trastornos en la marcha y el equilibrio.
A nivel global, más del 50% de los residentes en instituciones geriátricas tienen demencias. Estudios previos habían sugerido que la música y la danza benefician el equilibrio y la coordinación, pero no han confirmado consistentemente su eficacia en personas con demencia.
El estudio incluyó 31 participantes, que tenían entre 65 y 93 años. Fueron distribuidos aleatoriamente en dos grupos: unos accedieron a la tango-terapia y los otros al ejercicio físico.
Tras tres meses, la tango-terapia mostró mejoras significativas en la velocidad al caminar y en la mitigación del deterioro funcional.
Qué hace el baile del tango en el cerebro
En diálogo con Infobae, el neurocientífico Agustín Ibañez, quien forma parte del Instituto Latinoamericano de Salud Cerebral (BrainLat), la Universidad Adolfo Ibáñez, en Chile, y del Instituto de Salud del Cerebro Global, que depende del Colegio Trinity en Dublín, Irlanda, entre otras instituciones, comentó: “El tango es una especie de intervención multicomponente, al combinar estimulación rítmica, motora, auditiva, psicológica y social”.
En el plano neurológico, bailar tango mejora el control motor, la marcha y la plasticidad cerebral, estimulando circuitos motores y sensoriales.
“Las llamadas funciones ejecutivas, que se requieren para planificar, secuenciar, ejecutar y monitorear tanto la acción como las actividades mentales, son intensamente estimuladas en las complejas secuencias del tango”, expresó Ibáñez, quien también es profesor de la Universidad de San Andrés, en Argentina.
Otros beneficios son que el tango ayuda a reducir síntomas de depresión y ansiedad, mejora la cognición al integrar movimientos complejos y ritmo, y fomenta el placer y la autoestima.
“Socialmente, promueve la interacción y reduce el aislamiento, lo que incrementa los comportamientos de cooperación y la empatía, dos aspectos clave de nuestra salud cerebral”, afirmó.
Puede ralentizar el deterioro cognitivo y motor. “De esta manera, ofrece una intervención no farmacológica efectiva que mejora la calidad de vida y el bienestar integral”, sostuvo.
“El tango tiene un efecto muy especial en el cerebro. Nuestro equipo demostró en 2014 que el cerebro de los expertos tangueros tiene una capacidad única. Anticipa errores en secuencias de otros bailarines antes de que ocurran, posee una organización funcional única de sus redes, y permite identificar el nivel de experticia de un tanguero por sí solo”, mencionó Ibáñez. Su trabajo fue publicado en la revista NeuroImage.
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