El color de los ojos es una característica que fascinó a la humanidad durante siglos. En particular, los ojos azules, con su vibrante e inconfundible tonalidad, se destacan por su rareza y belleza. Aunque la mayoría de las personas en el mundo tienen ojos marrones, se estima que solo entre el 8% y el 10% de la población mundial posee ojos azules. Este fenómeno está ligado a una mutación genética que ocurrió hace miles de años, y su distribución actual sigue siendo un tema interesante para científicos y culturas por igual.
Orígenes genéticos de los ojos azules: la mutación que cambió el mundo
Para entender cómo los ojos azules se originaron, debemos remontarnos a una mutación genética que ocurrió entre 6.000 y 10.000 años atrás. Según un estudio realizado por la Universidad de Copenhague, todos los humanos originalmente tenían ojos marrones. Esta característica de color oscuro se debe a la alta producción de melanina, un pigmento que protege los ojos de los efectos dañinos de la radiación ultravioleta (UV). Sin embargo, alrededor de 10.000 años atrás, una mutación en el gen OCA2 llevó a una menor producción de melanina en el iris, lo que provocó que algunas personas desarrollaran ojos azules.
Este cambio genético no ocurrió de manera uniforme en toda la población humana, sino que se distribuyó de forma progresiva y se concentró en las regiones de Europa del norte. La teoría sugiere que esta mutación pudo haber surgido como un fenómeno adaptativo a las nuevas condiciones ambientales de las regiones del norte, donde la exposición solar es limitada y la protección adicional de la melanina ya no era tan necesaria. El hecho de que los ojos azules aparecieran en áreas donde la luz solar era más escasa también refuerza esta teoría, porque la menor cantidad de melamina permitiría la reflexión de más luz, resultando en el color azul característico.
Distribución geográfica de los ojos azules: Europa y sus países nórdicos
La mayor concentración de personas con ojos azules se encuentra en Europa, particularmente en los países nórdicos y bálticos. Estonia y Finlandia se destacan como los países con el mayor porcentaje de población con ojos azules, alcanzando hasta un 89% de la población en cada uno de estos países, según datos de la investigación de la Universidad de Copenhague. Estos números colocan a ambos países en la cima del listado, seguidos por Suecia, donde aproximadamente el 78% de la población tiene ojos azules.
Islandia, un país conocido por sus paisajes naturales impresionantes, ocupa el cuarto lugar con 75,5% de su población portando ojos azules, mientras que Países Bajos y Dinamarca se encuentran con cifras cercanas al 60% (61% y 59,6%, respectivamente). La mezcla de características físicas, como el cabello rubio y la piel pálida, también es común en estos países, lo que refuerza la relación genética y ambiental que favorece la prevalencia de los ojos azules en estas regiones.
Aunque estos países del norte de Europa destacan, la proporción de personas con ojos azules disminuye conforme se avanza hacia el sur del continente. Por ejemplo, Polonia tiene un 52,5% de su población con ojos azules, mientras que Escocia y Inglaterra rondan el 50%. Los países con una mayor cercanía al ecuador, como España y Estados Unidos, presentan cifras más bajas. De acuerdo con el estudio realizado por la universidad, en España y los Estados Unidos, solo un 16% de la población tiene ojos azules, lo que resalta cómo la prevalencia del rasgo disminuye conforme nos alejamos de las regiones del norte.
Las personas con ojos más claros tienen una mayor vulnerabilidad a los daños causados por la radiación UV. La razón detrás de esto radica en la menor cantidad de melanina en el iris, lo que ofrece una protección limitada contra los efectos nocivos de la luz solar.
Las investigaciones de la Universidad de Copenhague mostraron que las personas con ojos azules tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer ocular, específicamente en la córnea y la conjuntiva, debido a la menor protección frente a los rayos solares. Además, se observó que la exposición a la luz azul, generada por pantallas electrónicas, puede tener un impacto negativo en la salud ocular, causando problemas como la degeneración macular. Por esta razón, los expertos recomiendan que las personas con ojos azules usen lentes de sol y anteojos protectores siempre que estén al aire libre o mirando pantallas durante largos períodos.