
En medio de las crecientes denuncias por la supuesta comercialización de gasolina de “mala calidad” en Bolivia, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) realizó operativos en más de 50 estaciones de servicio para verificar que el producto cumpla con los estándares de calidad.
Sergio Aquino, jefe de la Unidad de Carburantes y Lubricantes de la ANH, aseguró en entrevista con el canal estatal Bolivia TV, que los análisis realizados en surtidores no han detectado desviaciones respecto a los parámetros de calidad de los combustibles establecidos en el Reglamento de Calidad de Carburantes.
“No hemos tenido una falencia respecto al tema de los parámetros de calidad. En ningún departamento se ha identificado variación en la gasolina ni en el diésel”, afirmó el funcionario. La ANH realizó controles en 50 de las 172 estaciones de servicio de Santa Cruz y se prevé realizar otros en Cochabamba, Tarija y Potosí.
La verificación del producto surge tras varias semanas en que los sindicatos de choferes, la Asociación de Propietarios de Estaciones de Servicio (Asosur), la Cámara Automotor Boliviana (CAB) y el Colegio de Ingenieros Mecánicos denunciaran que la gasolina está generando daños inyectores, catalizadores, bombas de combustible y pérdida de potencia en los motores.

El gerente de la CAB, Luis Orlando Encinas, manifestó en una entrevista con Radio Fides que la gasolina que llega es “increíblemente mala” y que “ha comenzado a hacer daño primero a los inyectores, luego se han ido acumulando en algún tipo de filtros y al final se ha ido detectando que tenía otro tipo de combinación con otro tipo de aceites”.
Este lunes, tras la declaración de la ANH que garantizó la calidad del carburante, decenas de choferes realizaron una protesta en la oficina de la entidad reguladora. Con muestras recolectadas en botellas, los manifestantes mostraron sedimentos acumulados en el fondo de los envases, y sostuvieron que el combustible que se está cargando a las movilidades está dañando los motores.
La semana pasada, los transportistas anunciaron que enviarán muestras de gasolina a laboratorios del exterior para probar su calidad y exigirán un resarcimiento por los daños provocados en sus vehículos.
Estas denuncian se producen cuando Bolivia enfrenta periodos de escasez de combustible, principalmente de diésel, debido a la crisis económica que afecta directamente su importación.

El país depende de las importaciones para abastecer su mercado interno: compra casi el 90% del diésel y el 56% de la gasolina que necesita, y lo vende a un precio menor que el real por su política de subsidios. En promedio, el litro de diésel y gasolina cuesta 0,53 centavos de dólar para el consumidor final.
El gasto en importación de combustible es creciente y se triplicó en diez años. En 2024 se destinó cerca de 3.349 millones de dólares para su importación y en esta gestión se presupuestaron 56 millones de dólares semanales, un monto que según el presidente de YPFB, Armin Dorgathen, resulta insuficiente para cubrir la demanda.
Entre la escasez del diésel y la supuesta mala calidad de la gasolina, la Confederación de Choferes de Bolivia anunció que realizará un paro de transporte “de despedida” contra el Gobierno, que concluye sus funcion