Brasil declaró la “situación crítica” en dos afluentes del Amazonas por falta de lluvias

La escasez de agua afecta a los ríos Juruá y Purus, que tienen su origen en Perú

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Dos hombres tiran de un
Dos hombres tiran de un bote hasta la aldea aislada en el lago seco Puraquequara en San Francisco do Maina, estado de Amazonas, Brasil (REUTERS/Bruno Kelly/Archivo)

Las autoridades de Brasil declararon la “situación crítica de escasez” de agua en los ríos Juruá y Purus, dos afluentes clave del Amazonas que tienen su origen en Perú, debido a la falta de lluvias en la zona, según fuentes oficiales.

La Agencia Nacional de Aguas y Saneamiento Básico (ANA) decretó la medida, que regirá hasta el 31 de octubre, conforme a lo publicado en el Diario Oficial.

Datos de la Agencia Nacional de Investigaciones Espaciales muestran que las cuencas de los ríos Juruá y Purus, con una extensión de unos 6.600 kilómetros en total, presentan precipitaciones por debajo de la media desde 2023.

Los pronósticos para los próximos dos meses prevén que las lluvias continuarán por debajo del promedio histórico.

Tras la declaración, las autoridades de Brasil analizarán los impactos y definirán acciones para reducir los efectos de “la escasez hídrica” en la región que cubre los estados de Acre y Amazonas, dentro de la Amazonía brasileña.

Pescadores empujan un bote en
Pescadores empujan un bote en el lago Aleixo en medio de una sequía (AP Foto/Edmar Barros/Archivo)

Según el gobierno, la medida también habilita a organismos reguladores y a prestadores de servicios de saneamiento a ajustar tarifas para fomentar un uso más racional del agua y cubrir posibles costes derivados de la sequía.

El río Juruá nace en la sierra de Contamana, en Perú, y de sus 3.280 kilómetros, 2.900 atraviesan territorio brasileño hasta desembocar en el Amazonas, en el municipio de Juruá.

Por su parte, el río Purus también nace en Perú, tiene 3.341 kilómetros de longitud y alrededor del 80% de su trayecto recorre Brasil hasta unirse al Amazonas, según fuentes oficiales.

En 2024, la Amazonía brasileña, considerada el mayor bosque tropical del mundo y sede de la COP30 sobre el clima, atravesó una sequía extrema, lo que llevó a que varios de sus ríos alcanzaran niveles mínimos históricos, aislando a numerosas comunidades dependientes del transporte fluvial y agravando la propagación de incendios en la zona.