Brasil tuvo una conversación “productiva” con Estados Unidos sobre los aranceles de Trump

El vicepresidente de Brasil, Geraldo Alckmin, habló con el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, y señaló que fue una charla “tan buena que duró casi 50 minutos”

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Foto de archivo del vicepresidente
Foto de archivo del vicepresidente de Brasil, Geraldo Alckmin (REUTERS/Adriano Machado)

El vicepresidente de Brasil, Geraldo Alckmin, dijo este jueves que tuvo una conversación “buena” y “productiva” con el secretario de Comercio de EEUU, Howard Lutnick, para intentar impedir la imposición de los aranceles del 50 % anunciados por el Gobierno de Donald Trump sobre los productos importados del país suramericano.

Alckmin, quien también ejerce como ministro de Desarrollo, Industria y Comercio, dijo en una rueda de prensa que dialogó el sábado con Lutnick, con quien ya había conversado meses atrás, y señaló que fue una charla “tan buena que duró casi 50 minutos”.

El alto funcionario brasileño, responsable por las negociaciones con Estados Unidos en torno a la disputa comercial, omitió dar detalles sobre la conversación al sostener que por tratarse de una charla institucional debe mantenerse “reservada”, aunque aseguró que fue “productiva”.

Sin embargo, sostuvo que en el diálogo, Brasil reiteró la orientación dada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva de avanzar en una negociación “sin contaminaciones políticas ni ideológicas”, pero centrada en encontrar una solución para el tema comercial.

“El diálogo no puede ser un monólogo”, afirmó el ministro, destacando que Brasil nunca abandonó la mesa de negociación y sigue comprometido con resolver la cuestión comercial.

“No creamos el problema, pero queremos solucionarlo. No hay justificación económica o comercial para una injusticia de esta naturaleza”, reiteró.

Ha comenzado la cuenta atrás
Ha comenzado la cuenta atrás en Brasil para los aranceles del 50% anunciados por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, a partir del próximo 1 de agosto (AP)

A comienzos de julio el presidente estadounidense anunció aranceles del 50 % adicionales sobre los productos brasileños importados por Estados Unidos.

Trump justificó la medida como una reacción a la “caza a las brujas” que sufre el ex presidente Jair Bolsonaro y condicionó su levantamiento a la suspensión del proceso contra el líder ultraderechista, quien responde penalmente en un juicio acusado de liderar la conspiración que intentó derrocar el Gobierno de Lula.

Estados Unidos es el destino del 12 % de las exportaciones de Brasil, que el año pasado sumaron 40.300 millones de dólares, en tanto que las importaciones desde la mayor economía mundial fueron por unos 40.500 millones de dólares, lo que desmiente el argumento de Trump de que el intercambio bilateral es superavitario para los brasileños.

En el gigante latinoamericano, con cada día que pasa y se acerca la fatídica fecha, la esperanza da paso a una especie de parálisis general que convierte cada vez más el 1 de agosto en un meteorito listo para impactar y no en un ultimátum que se puede evitar o, al menos, contener.

El lunes, en Chile, Lula utilizó palabras desafiantes con su homólogo estadounidense.“No estamos en una guerra arancelaria. La guerra arancelaria comenzará en el momento en que responda a Trump, si no cambia de opinión. Sus posiciones no han sido adecuadas. Nadie puede amenazar por una decisión judicial”, dijo el presidente.

Desde que Trump asumió la presidencia, no ha habido ninguna llamada telefónica ni reunión oficial con Lula.

Por ello, el Gobierno brasileño cuenta ahora con la presión de los empresarios estadounidenses, afectados indirectamente por los aranceles sobre los productos brasileños, para convencer a Trump de que reconsidere su decisión o, al menos, posponga su aplicación en caso de que fracasen las negociaciones.

(Con información de EFE)