
Con una estrategia política que combinó negociación, división de tiendas y mociones tácticas, el oficialismo ecuatoriano logró quedarse con todas las dignidades principales de la Asamblea Nacional, incluidos los cuatro puestos del Consejo de Administración Legislativa (CAL). Aunque dos de esas dignidades fueron asignadas a legisladores electos por otras fuerzas políticas —uno por el correísmo y otro por el Partido Social Cristiano— ambos legisladores ya habían mostrado afinidad con el gobierno de Daniel Noboa, facilitando su inclusión en la nueva mayoría parlamentaria.
La maniobra, que se desarrolló durante la accidentada jornada de instalación de la Asamblea el 14 de mayo, dejó al correísmo completamente fuera de la estructura de poder legislativo. Acción Democrática Nacional (ADN), el movimiento del presidente Noboa, tejió acuerdos con seis legisladores de Pachakutik, independientes y parte del PSC, hasta alcanzar los 77 votos necesarios para instalar su hegemonía dentro del Legislativo.
Mónica Salazar, elegida inicialmente como parte de la alianza Revolución Ciudadana-Reto, fue nombrada tercera vocal del CAL con apoyo oficialista. Días antes, Salazar había oficializado su ruptura con la bancada correísta. Su elección fue recibida con protestas en el hemiciclo; el bloque correísta abandonó la sala durante su posesión y no se registró para votar. En los listados legislativos, Salazar aún figura como parte del correísmo, lo que provocó más cuestionamientos desde la oposición que calificó a la diputada como “traidora”. No obstante, al haber sido electa por el correísmo, en la configuración del CAL cuenta como representante de ese movimiento, cumpliendo con los criterios de pluralidad partidaria, al menos de manera legal.

El PSC también se dividió pues uno de sus asambleístas pactó con el oficialismo para completar el esquema. Samuel Celleri, legislador por Esmeraldas, fue designado como segundo vocal del CAL. La votación fue ajustada: Celleri alcanzó 78 votos, luego de que se rectificara una primera ronda fallida. Sin embargo, su designación provocó un reproche interno. El asambleísta socialcristiano Johnny Terán expresó públicamente su rechazo y cuestionó que no se respetaran los acuerdos previos dentro de la bancada. Celleri logró los votos pese a que sus compañeros del PSC votaron en contra.
El resto de cargos también quedaron en manos del oficialismo o de aliados cercanos. Niels Olsen, exministro de Turismo, fue electo como titular de la Asamblea con 80 votos. Le acompañan como vicepresidentas Mishel Mancheno, exsecretaria jurídica del gobierno de Noboa, y Carmen Tiupul, legisladora indígena de Chimborazo por Pachakutik. Aunque Tiupul no milita en ADN, su respaldo al oficialismo fue clave y su designación refleja la fragmentación interna del movimiento indígena. En un comunicado oficial, el movimiento Pachakutik lamentó lo acontecido en la sesión. Hay que recalcar que el coordinador de Pachakutik es Guillermo Churuchumbi, afín al correísmo.
En las vocalías del CAL se sumaron la oficialista Sade Fritschi, exministra del Ambiente de Noboa, como primera vocal y Steven Ordóñez, independiente por El Oro, como cuarto vocal. En conjunto, el nuevo CAL responde por completo a la arquitectura política construida por el oficialismo, pese a que en dos ocasiones se suspendió la sesión por falta de acuerdos sólidos. “Vamos a tener gobernabilidad y no vamos a tener asambleístas que busquen obstruir políticamente”, declaró Olsen tras la sesión.

Para el correísmo, lo ocurrido representa un golpe institucional severo. Sin representación en la presidencia, vicepresidencias ni vocalías, su capacidad de incidir en la agenda parlamentaria ha quedado reducida a la distribución de las comisiones parlamentarias, donde habrá que ver cómo la fuerza oficialista integra a esos grupos. La designación de Salazar, en particular, ha sido vista por esa bancada como un acto de traición, mientras que la exclusión total del CAL fue considerada una “cooptación del Legislativo”.
Por ahora, ADN y sus aliados dominan. Lo que sigue, según expertos, es observar si esta mayoría construida a partir de lealtades cambiantes y acuerdos diversos logra mantenerse cohesionada frente a las votaciones más complejas que se avecinan.