
La reciente sentencia del Tribunal Supremo del Reino Unido, que autoriza al fondo CRF I Limited a reclamar más de 72 millones de euros en deuda al Banco Nacional de Cuba, encendió todas las alarmas sobre el colapso económico y financiero del régimen cubano.
El fallo judicial abre potencialmente la puerta a una persecución global de los activos cubanos, confirmando que la isla representa hoy uno de los destinos más riesgosos del planeta para la inversión extranjera.
Según el informe “Tormenta financiera sobre La Habana”, elaborado por Emilio Morales, presidente y CEO de Havana Consulting Group (firma de consultoría con sede en Miami especializada en inteligencia de mercado y estrategia para empresas interesadas en el mercado) y difundido por Cuba Siglo 21, la isla arrastra una deuda externa que supera los 40.000 millones de dólares.

Esa cifra incluye compromisos impagos con el Club de París, deudas bilaterales no saldadas con Brasil, Venezuela, Argentina, China y Rusia, así como litigios activos con acreedores privados.
A pesar de múltiples reestructuraciones y condonaciones, el régimen ha reincidido en su patrón de impago, anulando toda credibilidad financiera. Solo con el Club de París, Cuba dejó de abonar más de 200 millones de dólares en cuotas desde 2019, y enfrenta nuevos reclamos por intereses acumulados, remarca el reporte.
A esto se suma un desplome dramático de las inversiones extranjeras. El país vive bajo un “corralito financiero” que impide a empresas foráneas repatriar sus ganancias.
España, China y Rusia han comenzado a cortar vínculos comerciales, y bancos como Credit Mutuel y Multibank han cerrado cuentas relacionadas con operaciones cubanas. Mientras tanto, compañías extranjeras que aún operan en la isla evalúan demandas judiciales por violación de contratos.

El informe subraya que el colapso económico es total: cerca del 60% del país sufre apagones constantes, la infraestructura industrial está obsoleta y la represión al emprendimiento privado bloquea cualquier dinamismo interno. La única “estrategia” del régimen ha sido atrincherarse en un modelo fallido, donde la élite militar de GAESA controla la economía como una estructura mafiosa.
“Un país con prácticamente todas sus industrias colapsadas, sin capacidad productiva, prácticamente sin exportaciones, es como un paciente en estado terminal con un fallo multiorgánico irreversible. En una situación como esta no hay solución médica para el paciente, no hay cura, su muerte es inevitable. Esa es una metáfora que asemeja la situación actual que presenta el régimen cubano", puntualizó el informe en sus conclusiones.
Y siguió: “La elite de poder y su gobierno no solo están cercados por las sanciones, la ley Helms Burton, su Título III, las sanciones financieras y las consecuencias de ser mal pagador. Están cercados —ante todo y en primerísimo lugar— por su propia incompetencia, por su torpeza política de resistirse al cambio, aún sabiendo que su modelo no funciona“.
“La solución real no es más reformas cosméticas”, afirmó Morales; quien añadió: “La única salida a esta catástrofe nacional es el reemplazo total del sistema político y económico que asfixia a Cuba desde hace décadas”.