
El ex presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, sigue teniendo una recuperación favorable de su última operación intestinal, hace tres semanas.
El último boletín médico del hospital DF Star, de este viernes, indicó que el líder ultraderechista brasileño había aumentado su fisioterapia motora, lo que se condice con una evolución positiva de su cuadro, aunque aún se mantienen las medidas de prevención por trombosis venosa.
A su vez, este miércoles, sus médicos habían informado su traslado a la sala de cuidados semi intensivos, sin previsiones de un alta, pero en un estado “clínicamente estable” y bajo un régimen híbrido de dieta líquida y nutrición endovenosa -de agua, té y gelatina-, luego de que se le retirara la sonda nasogástrica.
Bolsonaro debió ser intervenido quirúrgicamente del intestino el pasado 13 de abril, dos días después de manifestar fuertes dolores durante un acto público en la ciudad de Natal.

Su malestar se remonta a 2018 cuando, en el marco de un mitin en Juiz de Fora, en plena campaña electoral, fue apuñalado en el abdomen.
Desde entonces, ha sido operado seis veces para corregir problemas en su aparato digestivo, aunque la última duró 12 horas aproximadamente y fue la más compleja a la que se sometió hasta el momento.
Mientras se recupera en el Hospital, la Justicia brasileña sigue adelante con la causa que lleva en su contra, en la que lo acusa -junto a otras 32 personas- de intento de golpe de Estado por los hechos ocurridos el 8 de enero de 2023, tras la asunción de Lula da Silva.
El pasado 26 de marzo, la Corte Suprema votó a favor de enjuiciar al ex Presidente y a otros siete acusados, precisamente por los delitos de “abolición violenta del Estado democrático de derecho, intento de golpe de Estado, implicación en organización criminal armada, daño calificado y deterioro de patrimonio”.

Poco menos de un mes después, el 22 de abril, el máximo tribunal aceptó por unanimidad los cargos presentados contra otros seis aliados de Bolsonaro por presuntamente haber ocupado roles gerenciales en el entramado y haber asistido en la coordinación de las acciones a ejecutar por el grupo central.
Sin embargo, el líder ultraderechista denunció desde un primer momento que se trata de un caso impulsado por Lula da Silva para dejarlo fuera de las próximas elecciones presidenciales, en las que teme su triunfo.
“Quieren impedir que yo llegue libre a las elecciones porque saben que, en una disputa justa, no hay ningún candidato capaz de vencerme”, señaló.
Inclusive, dijo ser víctima de la Justicia de Brasil y encabezó una masiva protesta en San Pablo en la que reiteró su inocencia y pidió amnistía para los ya condenados por la trama de aquel 8 de enero.

“El activismo judicial (trabaja) para inhabilitar a la derecha (...) como inhabilitaron a Marine Le Pen en Francia, como quisieron inhabilitar a Donald Trump en Estados Unidos, como hicieron con el presidente de Rumanía, como lo hizo Nicolás Maduro en Venezuela, inhabilitando a sus opositores”, afirmó entonces, durante su intervención ante miles de seguidores en la famosa Avenida Paulista.
(Con información de EFE)