
El dólar blue se disparó en Bolivia y duplicó la cotización oficial. A raíz de la crisis financiera que atraviesa el país sudamericano por la escasez de dólares, en el primer trimestre de 2023 surgió un mercado paralelo de divisas en el que el precio del dólar se incrementó de manera sostenida.
Si bien el Gobierno no ha devaluado la moneda y mantiene el tipo de cambio en 6,96 bolivianos, este martes el dólar superó los 15 bolivianos en el mercado informal que es prácticamente el único lugar donde los bolivianos pueden adquirir la divisa ante la iliquidez de los bancos.
La principal causa de la crisis económica que enfrenta el país es la debacle de la industria petrolera, que fue la principal fuente de ingresos del país durante más de una década. El agotamiento de los pozos y la caída del 66% del valor de las exportaciones en casi diez años, ha provocado una disminución de las Reservas Internacionales Netas (RIN), que al cierre del tercer trimestre de 2025 llegaron a uno de los niveles más bajos que se han registrado.
La administración de Luis Arce ha responsabilizado a la gestión de Evo Morales (2006-2019), de la cuál él mismo fue ministro de Economía por más de una década, por el mal manejo de la industria de los hidrocaburos y la falta de proyectos de exploración exitosos que permitan mantener los niveles de producción. En los últimos dos años, también ha culpado a la Asamblea Legislativa por no aprobar todos los créditos externos que están pendientes y la ha acusado de generar un “boicot” financiero contra su gestión.

La crisis financiera ha interrumpido el flujo de importación de combustibles que el país subvenciona y que representan uno de sus mayores gastos públicos, lo que ha provocado periodos de desabastecimiento de diésel y gasolina que son cada vez más frecuentes y prolongados. En paralelo, el país cerró el 2024 con una inflación de casi el 10% y las proyecciones para este año y el que el viene no son alentadoras.
En ese contexto, los bolivianos también han sufrido el encarecimiento de prácticamente todo lo que se vende en el país, desde alimentos hasta repuestos de vehículos pasando por medicamentos e insumos agrícolas.
A ese panorama se suma el reciente anuncio del incremento salarial. Tras un acuerdo con la Central Obrera Boliviana (COB), el Gobierno determinó un alza del 10% en el salario mínimo nacional y del 5% en el sueldo básico para algunos sectores.
La medida genera polémica. Por un lado hay quienes defienden el alza porque sustituye la pérdida del valor de los ingresos en relación a la inflación del año pasado, pero algunos economistas advierten que la medida puede provocar despidos masivos, cierre de empresas y aumento del trabajo informal que ya supera el 80% en Bolivia, según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Con el incremento, que se hará oficial mediante un decreto supremo este 1 de mayo en el Día del Trabajo, el suelo mínimo nacional es de 2.750 bolivianos, que al tipo de cambio paralelo equivale a unos 183 dólares. Antes de la crisis cambiaria, en 2022, el salario mínimo equivalía a más del doble de lo que vale en la actualidad: 328 dólares que eran 2.250 bolivianos.
El presidente del Colegio de Economistas de Tarija, Luis Fernando Romero, explicó al periódico La Razón que “el salario nominal sube pero el salario real se va abajo”, porque a pesar del incremento en moneda local, ese dinero vale menos por la inflación y la devaluación de facto que sufre el país.
El futuro en el corto plazo no es alentador. Economistas bolivianos y organizaciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional proyectan una tendencia inflacionaria alta para el resto del año y una agudización de la crisis para 2026.