
La líder del colectivo Las Damas de Blanco, Berta Soler, y su esposo fueron nuevamente detenidos por la dictadura cubana, denunció este viernes una activista de la agrupación.
Según María Cristina Labrada, Soler y su pareja, Ángel Moya, llevan más de 24 horas privados de su libertad en un paradero desconocido. Su arresto, sumó, se produjo poco antes de las 14:00 hora local de este jueves en la zona de la Virgen del Camino, en el municipio habanero de San Miguel de Padrón.
Previamente, la líder del movimiento disidente cubano y su esposo habían sido arrestados, junto a otras 11 mujeres, el 6 de abril pasado, a la salida de la sede de la Organización, en el barrio de Lawton.

Entonces, Soler y Moya fueron llevados por separado a las comisarías de los municipios de El Cotorro y Guanabacoa -respectivamente-, multados con 30 pesos cubanos y liberados al día siguiente, cuando finalmente ellos mismos pudieron informar lo ocurrido.
La dictadura de Miguel Díaz-Canel suele lanzar redadas contra estas mujeres los domingos, cuando se disponen a ir a misa, dado que la Iglesia católica es uno de sus principales enemigos y símbolos de resistencia.
Sin embargo, el fin de semana pasado, Soler había podido ir sin problemas a la misa por el Domingo de Ramos en Santa Rita dado que asistió acompañada del jefe de la misión de la Embajada de Estados Unidos en la isla, Mike Hammer.
De todas formas, en aquella jornada, siete integrantes de la agrupación fueron detenidas por unas horas en las localidades de Cárdenas, Colon y la capital.

En una entrevista concedida a finales de 2024, Soler reconoció que la persecución del castrismo solo irá en aumento, pero se mostró igualmente dispuesta a seguir firme en la lucha.
“Si estás consciente de lo que haces y de por qué luchas, no importa la edad ni la enfermedad ni que te metan en un calabozo, porque esto lo hacen los domingos para amedrentarnos, para que nos cansemos, para que tengamos miedo y desistamos”, dijo entonces.
El movimiento de las Damas de Blanco surgió hace más de dos décadas, en 2003, por iniciativa de un grupo de mujeres familiares de los 75 disidentes y periodistas independientes que, en marzo de aquel año, habían sido detenidos y condenados a elevadas penas de cárcel, en el marco de la intensa represión que dejó el episodio conocido como la Primavera Negra.
Desde entonces, esposas, madres y demás familiares de las víctimas de la dictadura cubana salen vestidas de blanco a las calles, asisten a misas en templos católicos y realizan marchas dominicales, en señal de reclamo por la liberación de sus seres queridos.

De hecho, tal ha sido la fuerza de su movimiento que se han vuelto uno de los principales símbolos de la disidencia en La Habana y, en 2005, fueron galardonadas con el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia, del Parlamento Europeo.
Asimismo, la Unión Europea y ONGs como Human Rights Watch y Amnistía Internacional respaldan sus acciones y repudiaron los manejos del régimen, en 2003, que justificó las detenciones bajo supuestos atentados contra la soberanía nacional por órdenes de Estados Unidos.
(Con información de EFE)