Tensión entre Evo Morales y su “delfín”: Andrónico Rodríguez no asistió a los llamados del ex presidente

El titular del Senado y dirigente de las federaciones cocaleras empieza a tomar vuelo propio. Las encuestas lo muestran como el favorito para ganar las elecciones pero debe enfrentar la muralla del evismo

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Andronico Rodriguez y Andronico Rodriguez
Andronico Rodriguez y Andronico Rodriguez 2. Foto: Prensa local

A medida que el calendario electoral apura la toma de decisiones en Bolivia, la relación entre el ex presidente Evo Morales (2006-2019) y Andrónico Rodríguez, el joven senador surgido de los sindicatos cocaleros que muchos consideran su “sucesor natural”, se tensiona por la definición de candidaturas.

Si bien Morales está impedido de participar de la votación por una sentencia judicial que lo inhabilita, el histórico jefe cocalero se resiste a ceder su espacio político.

Aquí no hay plan B, el candidato único es Evo”, manifestó el ex presidente frente a sus seguidores durante un acto en la región cocalera de Villa Tunari, en Cochabamba, a finales de marzo.

A pesar de los deseos y de la insistencia del ex mandatario, las encuestas muestran que Rodríguez, de 36 años, está mejor puntuado, no solo con relación a Morales sino también al presidente Luis Arce y los potenciales candidatos de la oposición.

Tras la progresiva popularidad del senador masista, los dirigentes cocaleros afines a Morales le han augurado la “muerte política” si decide postular por el Movimiento Al Socialismo (MAS), que legalmente está controlado por los aliados de Arce, y han determinado que no será candidato de ningún partido para evitar el desplazamiento de su líder. “Él sabe y es parte de las decisiones orgánicas que se han tomado a nivel de la región del Trópico de Cochabamba. Sabe cuáles son los acuerdos orgánicos (…) y se definió que nuestro candidato único es Evo Morales. Estoy seguro de que Andrónico no caerá en ningún error político”, manifestó el senador y cocalero Leonardo Loza.

Imagen de archivo (AP Foto/Juan
Imagen de archivo (AP Foto/Juan Karita)

Pero desde hace meses que Rodríguez empezó a tomar distancia del evismo y a desacatar las decisiones “colectivas” de los sindicatos cocaleros a los que pertenece. De hecho, en las últimas semanas dejó plantado dos veces a su mentor: no asistió a un congreso realizado a finales de marzo en el que Morales y sus leales crearon un nuevo partido político -al que llamaron Evo Pueblo- y tampoco a una reunión “de carácter urgente y obligatorio” a la que fue convocado el pasado fin de semana.

En su primera ausencia alegó motivos de salud y en la segunda estaba de viaje en España, donde se reunió con algunos aliados del ex mandatario, entre ellos José Luis Rodríguez Zapatero y Pablo Iglesias. Los cocaleros advirtieron que cuando un afiliado a la coordinadora no cumple las solicitudes se lo “sanciona” y se considera “una falta de respeto”.

Sin embargo, el ex presidente manifestó en su programa de radio el domingo que a su retorno ambos líderes sostendrán una reunión “para aclarar temas importantes”.

Aunque Rodríguez no ha manifestado públicamente su intención de postular a la Presidencia, lleva varios meses participando en mítines donde sus seguidores lo “proclaman” como candidato y en los que alguna vez hace referencia a la renovación de liderazgos, como cuando sugirió que Morales no debe sentirse “celoso” de los políticos emergentes.

La preferencia electoral que tiene Rodríguez es para muchos un enigma porque no tiene méritos legislativos evidentes y ha tenido pocas intervenciones públicas, prácticamente no se conoce lo que piensa sobre los temas centrales para el país.

Algunos analistas explican el sorpresivo repunte de Rodríguez en las encuestas a su perfil conciliador y a que, aunque viene de las filas del evismo, ha logrado mantenerse al margen de la feroz disputa entre Arce y Morales, lo que lo ayuda a capitalizar el voto del bloque popular. En paralelo, representa un cambio moderado, que va más allá del típico clivaje masismo-antimasismo, y que no propone una ruptura radical con los planteamientos históricos del MAS.

Sin embargo, los procesos electorales son volátiles y este recién empieza. El joven senador debe enfrentar la muralla del evismo para lograr una transición política con sus bases y mantener el respaldo de las federaciones cocaleras, una de las instancias de poder fáctico en Bolivia con las que cualquiera que sea el próximo gobernante tendrá que lidiar.