
Daniel Noboa llegó a la presidencia del Ecuador en noviembre de 2023 como una figura inesperada. Con 37 años, se convirtió en el jefe de Estado más joven de la historia del país y asumió el cargo en medio de una crisis institucional y de seguridad sin precedentes. Tras menos de año y medio en el poder, buscará su reelección en el balotaje de este domingo, enfrentándose a la candidata del correísmo, Luisa González, en una elección marcada por la polarización, la violencia y la incertidumbre económica.
Noboa ha ofrecido al país un discurso de estabilidad, modernización y firmeza frente al crimen organizado. Su estilo tecnocrático y su rechazo a la política tradicional le han granjeado el apoyo de sectores urbanos, clases medias y productivas. Sin embargo, su gestión también ha sido criticada por los apagones eléctricos, la falta de empleo, la persistente violencia en varias provincias y las pugnas institucionales con la vicepresidenta Verónica Abad.
A continuación, cinco claves sobre el presidente-candidato.
<b>1. De outsider a presidente en medio de una crisis nacional</b>

Empresario de origen guayaquileño e hijo del magnate y cinco veces candidato presidencial Álvaro Noboa, Daniel Noboa irrumpió en la escena política en las elecciones extraordinarias de 2023. Sin experiencia en el Ejecutivo y tras un breve paso por la Asamblea Nacional, logró posicionarse como una alternativa joven, pragmática y sin ataduras partidistas fuertes.
Durante su breve gestión ha enfrentado crisis simultáneas: una ola de violencia vinculada al crimen organizado, una emergencia energética que generó apagones de hasta 14 horas, y una confrontación institucional con su vicepresidenta. A pesar de estos desafíos, ha mantenido una aprobación superior al 40 %. La última medición de diciembre de 2024 realizada por CB Consultora Opinión Pública lo ubicó como el cuarto presidente latinoamericano más popular con una aceptación del 44%.
Noboa ha centrado su discurso en el combate a la delincuencia, la digitalización del Estado y la consolidación de acuerdos internacionales.
<b>2. Seguridad, cooperación internacional y alianzas polémicas</b>

La seguridad ha sido el eje principal de su gobierno. Noboa ha decretado estados de excepción, militarizado zonas conflictivas y liderado operativos contra bandas criminales. Destacó una reducción del 16 % en los homicidios durante el último trimestre de 2024, aunque en varias provincias los niveles de violencia siguen siendo alarmantes.
El 12 de marzo anunció una alianza con Erik Prince, fundador de la firma Blackwater, para combatir el narcotráfico, la pesca ilegal y el crimen organizado, lo que generó debate por el involucramiento de seguridad privada extranjera.
Durante el debate presidencial del 23 de marzo, Noboa también denunció presuntos vínculos entre el correísmo y empresas proveedoras del sistema carcelario, como Lafattoria S.A., investigadas por supuestas relaciones con el crimen organizado.
<b>3. Un modelo económico pro dólar, pro inversión y anti populismo</b>

En materia económica, Noboa se ha presentado como defensor de la dolarización. Ha rechazado abiertamente los discursos del correísmo sobre una posible moneda paralela o digital, y denunció que el riesgo país aumentó 500 puntos tras el pase de González a la segunda vuelta, atribuyendo este fenómeno al temor de los mercados internacionales ante un posible retorno del correísmo al poder.
Propone consolidar la confianza de los inversionistas, fomentar las exportaciones y atraer cooperación internacional. Ha firmado convenios con empresas tecnológicas como Google y Amazon, con el objetivo de digitalizar servicios públicos y combatir la corrupción. En salud, ha impulsado la plataforma Health Bird y en el IESS ha propuesto una afiliación masiva de jóvenes. Asegura que no usará los fondos de la seguridad social como caja chica y que no elevará la edad de jubilación.
<b>4. Gobernabilidad limitada y tensiones con la institucionalidad</b>

Uno de los aspectos más criticados de su gestión ha sido la conflictiva relación con la vicepresidenta Verónica Abad, a quien envió a una agregaduría diplomática en Tel Aviv y luego a Ankara. A esto se suma su negativa a pedir licencia electoral durante el debate presidencial y de nombrar a una de sus ministras como vicepresidenta.
Noboa ha enfrentado cuestionamientos por un estilo hermético: no concede entrevistas con frecuencia y limita su comunicación a redes sociales y canales oficiales. Aun así, ha logrado mantener el respaldo de sectores productivos, especialmente en la Sierra y Amazonía, donde su contrincante enfrenta resistencia.
<b>5. Empate técnico y una elección que se define por décimas</b>

A una semana del balotaje, las encuestas no mostraban un claro favorito. La firma Comunicaliza otorga a Noboa el 50,3 % frente al 49,7 % de Luisa González, mientras que Telcodata invierte el escenario, con González en 50,2 % y Noboa en 49,8 %. Ambas encuestas están dentro del margen de error, lo que configura un empate técnico.
Noboa tiene mayor apoyo entre los hombres, votantes mayores de 60 años, clases medias urbanas y en ciudades como Guayaquil y Quito. Su discurso de orden y eficiencia ha resonado entre electores que temen el retorno del autoritarismo correísta.
El candidato ha afirmado que esta elección no solo definirá un mandato, sino también si Ecuador avanza hacia una democracia abierta o hacia un régimen “similar al de Nicolás Maduro”.
El 13 de abril, el país decidirá si renueva su confianza en un liderazgo joven que busca consolidarse o si gira nuevamente hacia el modelo de gobierno que marcó la política nacional entre 2007 y 2017.