El frustrado viaje de Ricardo Martinelli a Nicaragua: un asado de despedida, un perro de frac, y una promesa de asilo incumplida

El ex presidente panameño lleva más de un año refugiado en la embajada de Nicaragua en Panamá y cada día recuerda a través de sus redes sociales por qué le apodan “El Loco”

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El expresidente panameño se muestra
El expresidente panameño se muestra tomando licor en un jacuzzi en la embajada de Nicaragua en Panamá donde permanece refugiado. (Captura de video)

A la seis de la tarde del 31 de marzo Bruno ya estaba listo para el viaje. Para la ocasión vistió su más elegante traje. Frac negro con camisa blanca plisada de encajes y pajarita roja en el cuello. Las horas previas fueron intensas. Ir y venir de gente en la residencia de La Alameda, corregimiento de Betania, en la capital panameña; fiestas de despedida, hacer maletas, un último asado y, por supuesto, las fotos y videos para redes sociales.

Una foto coqueta en Instagram y la leyenda: “El asilado Bruno ya listo para partir a la bella y hermana República de Nicaragua”.

Tras Bruno, un perro yorkshire terrier, está la mano de Ricardo Martinelli, 73 años, el ex presidente panameño que hace más de un año se asiló en la embajada de Nicaragua en Panamá, y quien usa su mascota como una especie de “alter ego” para decir en redes sociales cosas que no dice en nombre propio. No es por casualidad que a Martinelli lo apodan “El Loco”.

En realidad, quien el 31 de marzo estaba con las maletas listas, mascota incluida, para abandonar la embajada nicaragüense, montar en su avión privado y llegar a Managua, era Martinelli. Ese día cumplía 417 recluido en la embajada de Nicaragua en Panamá, a la que llegó el 7 de febrero de 2024 tras una orden de captura de la justicia panameña en un millonario caso de corrupción que se ejecutó bajo su presidencia (2009-2014).

Bruno, la mascota de Martinelli,
Bruno, la mascota de Martinelli, listo para el viaje el 31 de marzo pasado. (Foto redes sociales)

Con su jocosidad característica, Martinelli se burló de sus adversarios, anunciando su viaje en un post de X. “Qué locura, por allí viene la nueva canción o el pregón ´se va el chen chen, se va el chen chen y se va para Nicaragua para después volver´. (…) Y estaré feliz, junto con Bruno en mi hamaca nicaragüense conociendo todo Nicaragua y disfrutando de ese bello y gran país, poblado de gente noble, sana y buena”.

Sin embargo, en lo que parecía el fin de una intensa novela política, resultó ser solo un capítulo sorpresa. Una orden de captura internacional emitida por Interpol llegó a la Policía Nacional de Panamá y abortó el viaje. O, al menos, sirvió de excusa para ello.

La alerta roja de Interpol fue solicitada por Baloisa Marquínez, jueza a cargo de la causa por la que Martinelli fue condenado en julio de 2023 a 10 años y 6 meses de cárcel, además de una multa por más de 19,2 millones de dólares, y del caso Odebrecht en el que el ex presidente panameño también es indiciado.

Desde Managua llegó la mala noticia. El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo se negó a recibir a Martinelli a pesar del asilo político otorgado, debido a que consideraron como “emboscada” del gobierno panameño la alerta roja que se activó junto con el salvoconducto para que saliera de la embajada y viajara a Nicaragua.

“No comprendemos por qué las autoridades panameñas han otorgado salvoconducto y casi inmediatamente han emitido una solicitud de alerta roja por acciones criminales a Interpol”, reclamó Rosario Murillo, durante su intervención del mediodía ante medios oficialistas.

Y aseguró que “mientras ellos no resuelvan estas incongruencias no lo podemos (...) aceptar, lo que consideramos una emboscada tanto al ciudadano ex presidente, en condición de asilo y refugio en nuestra sede diplomática, quien estaría expuesto a acciones agresivas, como al mismo Gobierno de Nicaragua, a quien se pretende generar un conflicto internacional que ni nos interesa, ni nos incumbe, ni nos pertenece”.

El propio Martinelli salió al paso este viernes en su cuenta de Instagram con una explicación que coincide con las acusaciones de Managua. “Era una vil trampa la que me estaban tratando de hacer. Por un lado, me estaban dando una supuesta salida y por el otro lado me querían joder, inventándome una serie de cosas. Con esta gente no se puede confiar. (…) Lo que me querían hacer era matarme”.

El actual presidente panameño, José
El actual presidente panameño, José Raúl Mulino, visitó a Martinelli en la embajada donde se refugia, en plena campaña electoral. (Foto Oficina de Prensa de José Raúl Mulino)

A pesar de que tanto la Cancillería panameña como la Policía de ese país aclararon que la alerta roja no afectaba el traslado de Martinelli, el régimen de Nicaragua se negó a recibirlo, prolongando la estadía del ex presidente en la embajada nicaragüense.

“El salvoconducto a favor del ex presidente Ricardo Martinelli ha sido concedido en aplicación de normas convencionales de Derecho Internacional, las cuales prevalecen sobre el accionar de las autoridades de la policía en este caso. Por tanto, ninguna alerta roja establecida por Interpol puede impedir el viaje del ex presidente Ricardo Martinelli”, aseguró en un comunicado el Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá.

Aclarado lo del salvoconducto, Nicaragua esgrimió otra excusa para frenar el viaje de Martinelli. Los dictadores sandinistas acusaron al actual mandatario panameño José Raúl Mulino de difamar a Nicaragua y de no apoyar a Managua en el Sistema de la Integración Centroamericana, lo que en Panamá se percibió como un chantaje.

Martinelli, un empresario millonario, dueño de la cadena de supermercados Super 99, tiene una vieja relación con Nicaragua. Entre 1975 y 1977 estudió una maestría en el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE), cuya sede se localizaba en Managua, hasta septiembre del 2023 cuando Ortega ordenó su cierre.

También mantiene relación de amistad con empresarios nicaragüenses y tiene participación en empresas de diferentes tipos en ese país. Su cadena de supermercados, Super 99, opera en Nicaragua y otros países de la región.

Llegó a la presidencia de Panamá en 2009 tras ganar las elecciones ese año con el 60 por ciento de los votos, una victoria aplastante sobre su principal rival, Balbina Herrera, del oficialista Partido Revolucionario Democrático (PRD).

Sin embargo, su mandato estuvo marcado por acusaciones de corrupción, abuso de poder y espionaje político, lo que derivó en múltiples investigaciones y procesos judiciales en su contra tras dejar el cargo. En diciembre de 2015, la Corte Suprema de Justicia panameña emitió una orden de captura en su contra por un caso de espionaje telefónico de 150 opositores y periodistas.

Martinelli se encontraba en Estados Unidos, y el gobierno de Juan Carlos Varela (2014-2019) solicitó su extradición y emitió una alerta roja a la Interpol. El 13 de junio de 2017 fue arrestado en Miami y, casi un año después, enviado a Panamá.

Una vez en su país, fue recluido en el Sistema Penitenciario El Renacer. Luego, el 12 de junio de 2019, fue enviado a detención domiciliar y el 9 de agosto de ese mismo año un tribunal lo declaró “no culpable” de los delitos que le imputaban.

Martinelli fue arrestado en Miami
Martinelli fue arrestado en Miami en 2017 y enviado a Panamá el siguiente año. (Foto: EFE/Bienvenido Velasco)

Sin embargo, nuevos procesos lo acechaban. Martinelli fue condenado en julio de 2023 a 10 años y 6 meses de cárcel, además de una multa por más de 19,2 millones de dólares, por el escándalo conocido como “New Business”, que significó la compra de una editorial de periódicos con dinero proveniente de sobornos.

La sentencia por blanqueo de capital del caso “New Business” quedó en firme a principios de febrero de 2024 luego de que la Corte Suprema de Justicia (CSJ) de Panamá rechazó un recurso de casación, la última vía legal que le quedaba a Martinelli para invalidarla.

La decisión de la Corte Suprema de Justicia dejó inhabilitado a Martinelli para participar como candidato en las elecciones generales del 5 de mayo de 2024, en las que, según las encuestas, se mostraba como favorito. Y lo impulsó a buscar refugio en la embajada de Nicaragua en Panamá.

El 7 de ese febrero el gobierno de Nicaragua le otorgó asilo político. Desde la embajada nicaragüense llamó a votar por quien hasta pocos días antes era su candidato a vicepresidente, José Raúl Mulino, del partido Realizando Metas (RM), quien finalmente se impuso con más de un tercio de los votos.

La llegada del ex presidente panameño significó una revolución en el más bien modesto edificio de la embajada de Nicaragua, ubicado en la urbanización La Alameda, corregimiento de Betania, en la capital panameña.

Un día después del ingreso de Martinelli a la embajada nicaragüense, llegó su mascota, Bruno, el perro yorkshire terrier que se presentan en redes sociales como “influencer”, “patrón del partido RM” y “Candidato presidencial de las patitas amigas”.

Bruno tiene 23.5 mil seguidores en Instagram donde se le encuentra como @soybrunooficial. También tiene presencia en X (antes Twitter), TikTok y Facebook donde se publican videos acompañando o “conversando” con Martinelli.

Bruno, su mascota, ha acompañado
Bruno, su mascota, ha acompañado a Martinelli desde el siguiente día que se asiló en la embajada. (Foto redes sociales)

El equipo de apoyo de Martinelli justificó la incorporación de Bruno a la sede diplomática como “apoyo emocional” para el asilado.

Al tiempo que la Cancillería nicaragüense anunciaba su decisión de otorgar asilo a Martinelli, también solicitó a Panamá un salvoconducto para que Martinelli pudiese salir del país. El gobierno panameño, sin embargo, rechazó la petición, según su argumento, porque la condición de condenado en firme de Martinelli impide que pueda acogerse a la figura de “asilo político”.

Martinelli convirtió cada día de refugio en un espectáculo mediático. La prensa panameña se mantiene fuera del local reportando las visitas y la constante llegada de enseres para el hogar, artefactos, bebidas y comidas, así como constructores y técnicos de refrigeración, para la instalación de aires acondicionados.

En su cuenta de Instagram (@ricardomartinelli99), con más de un millón de seguidores, se muestra en su fiesta de cumpleaños rodeado de amigos, sus frecuentes asados y paellas, su día a día con Bruno, con una botella de licor en un jacuzzi, y hasta cuando se inyecta Ozempic (semaglutida), “para perder peso”.

“Una de mis últimos asados. ¡Miren qué carne tan buena!”, posteó Martinelli mostrando un filete como parte de su frustrada despedida de la embajada nicaragüense. “Ahora en Nicaragua voy a hacer asado de verdad. ¡Los invito a todos!”.