
La muerte del empresario uruguayo Gustavo Basso, en un accidente de tránsito el pasado 28 de noviembre, despertó muchas dudas. En el momento del fallecimiento todavía no se sabía que Conexión Ganadera, el fondo ganadero del que era fundador, tenía un déficit patrimonial de USD 230 millones y que había esfumado el dinero de los más de 4.000 inversionistas.
Basso dirigía Conexión Ganadera hace 25 años. Este tipo de compañías se dedicaban, en teoría, a comprar ganado con el dinero de inversores y luego devolverles una renta fija de, al menos, el 7%. En el momento de su muerte, otros fondos ganaderos –el Grupo Larrarte y República Ganadera– ya estaban en crisis y sobre Conexión Ganadera recaían dudas.
En ese contexto, Basso chocó su auto Tesla contra una maquinaria vial ubicada en la ruta 5, muy cerca de la ciudad de Florida, donde vivía este empresario agropecuario. La Fiscalía de ese departamento inició una investigación para saber si efectivamente era él quien murió en el accidente de tránsito. Una prueba de ADN lo confirmó.

Pero la investigación continuó porque la Fiscalía pretendía saber si estaban involucradas terceras personas en el accidente. Pero esta posibilidad también fue descartada.
El fiscal Hermes Antúnez concluyó que el accidente de Basso se trató de una “acción voluntaria”, según informó El Observador. A esa conclusión llegó tras recibir pericias del Ministerio del Interior y desde el Reino Unido, a cargo de técnicos privados. La empresa examinó el módulo del airbag del Tesla que manejaba Basso y captó dos momentos: cinco segundos previos al impacto y los momentos posteriores al hecho.
Antes de chocar contra la maquinaria vial que estaba sobre la ruta, Basso conducía a 206 kilómetros por hora y al chocar iba a 211. Los exámenes concluyeron que el empresario aceleró de manera “constante” el auto y que no “hubo movimientos al volante”, según surge de los datos de la causa consignados por el medio uruguayo.

La Fiscalía de Florida, por tanto, archivó el caso dado que no hubo incidencias de terceros en la muerte de Basso ni tampoco elementos que indiquen que pudo haber un delito.
Basso era una persona conocida en Florida. El empresario iba casi todos los días a la iglesia a recibir la eucaristía. A una cuadra tenía su escritorio rural y la oficina de Conexión Ganadera. Era una persona que transmitía “confianza”, como definió el párroco de la Catedral de Florida, César Buitrago. La confirmación de la crisis de la empresa sorprendió a los habitantes de la ciudad.
La hermana de Gustavo Basso, Bettina Basso, envió por WhatsApp una carta a un grupo religioso en el que lamentó que su familia esté “llorando a un desconocido”. La mujer comienza diciendo que se siente en una “película de terror”. “La desilusión, la rabia y la vergüenza ajena, desplazaron el duelo que estábamos transitando. Es desgarrador descubrir que estabas llorando a un desconocido”, dice el texto.

El socio de Basso en Conexión Ganadera era Pablo Carrasco, un empresario de alto perfil mediático en el país. Cuando se conoció públicamente que Conexión Ganadera –el fondo ganadero más grande del país– tenía un déficit patrimonial cercano a USD 250 millones y no tenía dinero para pagarle a los ahorristas, convocó a un streaming para dar explicaciones. La primera convocatoria la canceló sobre la hora y, la segunda vez, dijo que la parte financiera del negocio estaba delegada en Basso.
Luego, en un escrito presentado ante la Justicia, Carrasco planteó que hay una serie de cuestiones que parten de la “confusa situación provocada a partir de la desaparición física de quien se encargaba de la operativa financiera”.