
Este lunes hubo dos marchas de protesta contra el Gobierno de Luis Arce en Bolivia que enfrenta los últimos meses de gestión en medio de una crisis económica, marcada por el incremento constante de los precios, la escasez de dólares y los periodos de desabastecimiento de combustible.
En La Paz, una de las Federaciones de Juntas Vecinales (Fejuve) de El Alto marchó hacia el centro de la sede de Gobierno para entregar un listado de demandas sindicales vinculadas a la crisis económica y pedir austeridad al Gobierno para enfrentar esta etapa.
“No solo es el tema de la canasta familiar, no solo es la escasez de combustible, también exigimos la reducción de sueldos. Lamentablemente, estamos en una situación crítica, por lo tanto, tiene que compartir este dolor y hambre con pueblo”, argumentó el dirigente, Juan Saucedo.

No se trata del primer pedido de reducción de salarios en el sector público. El pasado 19 de marzo, los campesinos de la organización indígena “Ponchos Rojos” también marcharon para exigir la reducción en 50% del salario de los funcionarios públicos con cargos jerárquicos.
“Estamos sufriendo, estamos muriendo de hambre en El Alto, por eso estamos en las calles”, expresó Saucedo.
Horas más tarde, el Comité Cívico de Santa Cruz y miembros de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno tomaron las calles del centro de la ciudad para reclamar acciones para paliar la crisis. La manifestación partió de la plazuela del Estudiante al finalizar la tarde con banderas y pancartas en mano, en las que se pedía aumentar la dotación de combustible, resolver la escasez de dólares y frenar el alza de la canasta familiar.
En el cierre de la manifestación, el presidente del Comité Cívico, Stello Cochamanidis, leyó un manifiesto de siete puntos, entre los que pidió a los asambleístas nacionales aprobar una ley para permitir la libre importación de combustible, la unión de los políticos de oposición para ganar las elecciones de agosto y la liberación de los presos políticos, entre otros temas.

“La población está asqueada de tanta negligencia del Gobierno. No cumple con sus promesas”, afirmó el líder cívico a tiempo de advertir si no se normaliza el abastecimiento de combustible las medidas de protesta “serán más radicales”.
Bolivia enfrenta periodos, cada vez más frecuentes y prolongados, de escasez de combustible debido a la baja producción local y las crecientes dificultades de importación ante la falta de dólares. En el último mes, el Gobierno admitió que no podía cubrir la demanda local y que los despachos llegaron a bajar casi en un 50%, por lo que dictó medidas para reducir el consumo.
Luego de al menos tres semanas de escasez y extensas filas en los distribuidores, la dotación de gasolina se regularizó el fin de semana lo que neutralizó otras protestas que habían sido anunciadas para este semana.
Entre tanto, el Gobierno minimizó las manifestaciones y dijo que los cívicos cruceños buscan “convulsionar el país”. El ministro de Obras Públicas, Édgar Montaño, acusó a los dirigentes de querer dar “un golpe de Estado” y dijo que “van a presionar por uno u otro motivo, luego se van a inventar otros temas cuando ya hemos resuelto”, manifestó el funcionario en conferencia de prensa.