
Hay una ruta usual del ingreso de la droga a Uruguay que los investigadores policiales tienen identificada. El origen está en Brasil y la llegada al país vecino se da a través de la ciudad fronteriza Chuy, ubicada a 328 kilómetros de Montevideo. Luego los cargamentos continúan su camino hacia Maldonado o hasta la capital uruguaya. Hace algunos meses, un cargamento de droga en San Carlos tenía las iniciales PCF. Eran las del Primer Comando de Frontera, una organización detectada hace dos años.
Esta es la más reciente de cuatro organizaciones que operan del lado brasileño y que tienen influencia en el mundo delictivo uruguayo, informó este jueves El País. Las otras tres facciones son Os Manos, Os Tauras y Bala na Cara.
Rivera, la ciudad uruguaya fronteriza con Santana do Livramento, ha sido la protagonista de alguno de los enfrentamientos. En esta localidad fronteriza los niveles de violencia se redujeron (al menos hubo una baja en el índice de homicidios), pero la Policía uruguaya está en alerta por la expansión hacia otros departamentos uruguayos.

Las acciones de estos grupos criminales han llegado a Artigas, Rivera, Cerro Largo, Rocha y Tacuarembó, según la información del diario uruguayo. También se encontraron algunos indicios de que hubo intentos de avanzar hacia Salto. Para evitar que los grupos brasileños sigan avanzando en territorio, se están realizando trabajos de inteligencia.
Uno de los pedidos de las autoridades uruguayas a las brasileñas era que los líderes de estas organizaciones sean trasladados a cárceles más lejanas a la frontera, ya que es desde los centros penitenciarios que los cabecillas manejan los grupos. Esta lejanía les dificulta poder mantener una comunicación fluida, pero no los detiene: los grupos siguen en funcionamiento.
Estos cuatro grupos criminales intentan tener cada vez una mayor influencia y tener control en el territorio uruguayo, a la vez que mantienen vínculos con organizaciones más grandes y con mayor presencia en Brasil, como el Primer Comando Capital (PCC), el Comando Vermelho (CV) y la Familia del Norte (FND).

Uruguay tiene registros del grupo Bala na Cara desde el 2000. Esta organización lideró la venta de droga en Santana do Livramento y Rivera hasta el 2018. Su nombre se refiere a la forma en la que acostumbran a eliminar a sus enemigos: con un disparo en la cabeza. El auge de este grupo estuvo con el liderazgo del Ernesto Vargas, apodado Cachorrinho, quien cayó preso por primera vez tras el asesinato de dos policías uruguayos y uno brasileño.
Desde 2018, la situación cambió cuando el grupo Os Manos comenzó a disputar el territorio. Ese año en Rivera hubo 16 homicidios, muchos de ellos provocados por los enfrentamientos entre las facciones. Con los años, la banda se dividió y sus líderes están presos en Brasil. En 2024, los homicidios en Rivera se redujeron a seis por una merma entre sus conflictos.

Pero además de estos grupos brasileños, Uruguay también está en alerta por la posible llegada del grupo criminal venezolano Tren de Aragua.
Se trata de una organización criminal que inició como una estructura delictiva en la cárcel de Tocorón, en el estado de Aragua (Venezuela). Se le vincula con el tráfico de personas, además de minería ilegal, secuestro y extorsión, así como el tráfico de sustancias como la cocaína y el éxtasis. En el último tiempo, el grupo criminal extendió su influencia más allá de las fronteras nacionales y ahora tiene presencia en varios países de América Latina y ha sido vinculado a actos de violencia y corrupción.
Las autoridades policiales uruguayas no tienen registro de que Tren de Aragua haya desembarcado en Uruguay, aunque advierten que se “encuentra en la puerta”, informó El País. El ex ministro del Interior Nicolás Martinelli había planteado esta preocupación en una reunión de la Cumbre Latinoamericana de Seguridad.