
Él contaba que ella lo volvía loco, que lo perseguía, que amenazó con matarlo si la dejaba. “Voy a ir presa, pero vos no salís del cementerio”, le dijo su pareja una vez, de acuerdo a su relato. Ella decía que él la controlaba a toda hora, que le rompía las cosas a propósito, que le tiraba la ropa. Contó que la maltrataba verbalmente: le decía “zorra” y “puta”.
Un día, el joven fue hasta la casa de su suegra, donde convivía con su novia, y le dijo que quería terminar el vínculo porque iba a retomar la relación con otra chica, con quien salía frecuentemente. Después de recibir la noticia, sin conocerse los detalles de cómo y por qué, comenzaron a tener relaciones sexuales, pero el acto terminaría de una manera violenta: la mujer tomó un cuchillo y lo apuñaló en el tórax y la cabeza.
Pero las versiones sobre cómo se llegó a ese final violento se contradicen y ahora la Justicia debía determinar si la mujer apuñaló a su pareja para defenderse o porque quería matarlo.
En el juicio, los argumentos eran opuestos. Según informó el diario El País, para la Fiscalía la mujer estaba celosa de su novio porque la quería dejar por otra y fue por eso que, mientras tenían sexo, intentó matarlo a cuchillazos.
Para las defensoras públicas de la mujer, en tanto, ella era una joven que estaba siendo víctima de violencia doméstica. Cuando vio que iba a ser asfixiada por el hombre, ella se defendió apuñalándolo.

Durante el acto sexual la mujer agarró un cuchillo que tenía cerca de la cama y, aprovechando que su novio estaba vulnerable, lo apuñaló en el tórax y al menos una vez en la cabeza, según la versión de la Fiscalía. Después de esta agresión, se fugó y se escondió debajo de un auto. La defensa de la mujer, sin embargo, argumenta que la agresión fue un mecanismo de defensa. Fue él quien, mientras mantenían relaciones, la tomó del pelo, la golpeó a cachetazos y finalmente la quiso ahorcar. Como reacción, la novia tomó un cuchillo que tenía por seguridad en el cuarto y se defendió. Después se desmayó tras sufrir una “fuga disociativa”, producto de su frágil estado emocional.
Estas dos teorías del mismo caso iban a enfrentarse en un juicio oral y el juez debía decir cuál era cierta. Sin embargo, finalmente no se llegó a esta instancia ya que la Fiscalía y la defensa llegaron a un acuerdo y zanjaron el asunto en un punto medio, consignó el diario uruguayo.
La Fiscalía originalmente pretendía condenar a la mujer por tentativa de homicidio a ocho años de cárcel, al tiempo que sus abogadas pretendían la absolución. Sin embargo, acordaron un punto medio. La agresora fue condenada por reiterados delitos de violencia doméstica y lesiones graves.
La pena es de 3 años y cuatro meses, pero la ahora condenada ya pasó un año presa de manera preventiva y seis meses de arresto domiciliario. Ese tiempo debe ser descontado y, por tanto, la mujer deberá cumplir con 22 meses de pena. De ese total, 20 serán de arresto domiciliario total y los restantes dos en arresto domiciliario nocturno. Durante el día, además, deberá cumplir con horas de servicio comunitario.
La joven también tiene prohibido acercarse o comunicarse con su ex pareja, quien sobrevivió a la puñalada y lleva una vida normal.
El hombre también contó que una vez su ex pareja lo roció con gas pimienta. Ella no negó ese episodio, pero dijo que le tiró el gas porque fue él primero le había pegado. Tras el episodio del gas pimienta, la joven lo denunció por violencia de género y la Justicia dispuso medidas de restricción de acercamiento por un lapso de tiempo. Pero luego retomaron la relación y ella pidió que se levantaran las restricciones.