Quién es Henry Ruiz, el histórico guerrillero nicaragüense que es acosado por la dictadura de Daniel Ortega

Fue uno de los nueve comandantes de la revolución sandinista de los años 80 y uno de los más reconocidos guerrilleros en la lucha contra el dictador Anastasio Somoza

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Henry Ruiz fue uno de
Henry Ruiz fue uno de los principales guerrilleros en la lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza en la década de los 70. (Foto de Confidencial)

Henry Ruiz tiene 81 años, vive en solitario y su nombre apenas se escuchaba en Nicaragua, hasta esta semana cuando tres patrullas de policías le impidieron salir de su vivienda, en lo que se denunció como un arresto domiciliar “de facto” porque no hay acusación o proceso judicial en su contra.

Ruiz, sin embargo, es un personaje muy conocido en Nicaragua. Durante la lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza fue uno de los más altos jefes guerrilleros y quien, por cerca de siete años, dirigió la guerrilla en las profundidades de la montaña nicaragüense bajo el alias de “Modesto”.

Durante los años 80 formó parte de la poderosa Dirección Nacional del Frente Sandinista, un órgano colegiado de nueve comandantes que concentraban el poder en Nicaragua. El mismo Ruiz se desempeñó en distintos momentos como ministro de Planificación y de Cooperación Externa.

Después de la derrota electoral del sandinismo en 1990, Ruiz integró una facción crítica de la conducción que hacía Ortega en el Frente Sandinista, y a partir de 1997 tomó distancia definitivamente del partido.

Un familiar cercano a Ruiz dice no entender por qué la represalia contra el histórico guerrillero. “Cualquier cosa sería especulación, pero él prácticamente ni salía, y si lo hacía era a algún almuerzo, cuando nosotros lo sacábamos o con algún amigo”, explica.

Ruiz, último de la derecha,
Ruiz, último de la derecha, en uno de los actos que hacían los sandinistas en los años 80; aparecen ademas, de izquierda a derecha, Sergio Ramírez, Daniel Ortega, Humberto Ortega y Bayardo Arce (Foto archivo La Prensa)

Sin embargo, la fuente reconoce que Ruiz ha sido objeto de vigilancia continua de parte de los órganos de seguridad de la dictadura nicaragüense.

A mediados del año pasado, dice, vehículos con agentes de civil se colocaron fuera de la casa del octogenario exguerrillero, y lo perseguían por donde se movilizaba. Las visitas que recibía eran acosadas y se sabe del caso de un extranjero que lo visitó y luego fue apresado durante tres días para posteriormente ser expulsado de Nicaragua.

Los hijos de Ruiz, que viven en otra casa, también sufrieron represalias. La Policía allanó su vivienda el 26 de noviembre pasado, supuestamente buscando armas, y dos días más tarde, Javier Ruiz, uno de los hijos del exguerrillero, fue expulsado de Nicaragua.

La ex guerrillera, compañera de luchas de Ruiz, Dora María Téllez, dice no encontrarle explicación al acoso que sufre el veterano sandinista. “Henry (Ruiz) tiene mucho respeto en el Frente Sandinista todavía. Y en el Ejército. Francisco Díaz (jefe de la Policía) le tenía devoción antes de ser parte de la familia Ortega Murillo. Tal vez creyeron que estaba conspirando con grupos dentro del orteguismo. Es la única explicación que encuentro”, afirma.

“Siempre hay cuentas viejas de por medio”, considera. “Pero me parece que el detonante es la paranoia y la necesidad de la Chayo (Rosario Murillo) de poner bajo su bota a los antiguos comandantes de la revolución”.

El mayor en retiro Roberto Samcam Ruiz coincide con Téllez en el origen del acoso contra Ruiz: “La ira de Rosario Murillo sobre todo aquel que no le rinde pleitesía o que en el pasado no le dio el ´lugar´ que ella considera que se merecía”, dice en un mensaje público que emitió.

“Es una ira enfermiza que no perdona a nadie, ya sean comandantes de la Revolución o comandantes guerrilleros, recordemos a Tomás Borge, a quien lo ‘murió’ hasta que ella quiso, o más bien, hasta que lo despojó de todos las posesiones que el difunto había acumulado en vida, que no fueron pocas, o al mismo Humberto Ortega, su cuñado, a quien odiaba hasta la locura y lo mantuvo en casa por cárcel unas veces, hospital por cárcel otras, hasta que finalmente falleció, en circunstancias por demás dudosas”, añade.

Henry Ruiz nació en 1943 en Jinotepe, una ciudad del sur de Nicaragua. En su juventud se integró al Partido Socialista de Nicaragua (PSN) y a través de esta organización consiguió una beca para hacer estudios de Física y Matemáticas en Moscú, en 1966.

Sin embargo, en Rusia entró en contacto con miembros del movimiento guerrillero Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y ya para 1968 estaba recibiendo entrenamiento militar en Cuba, y en 1971 se instaló con un grupo de rebeldes en la profundidad de las montañas de Nicaragua. Solo bajaría hasta 1978, en la víspera de la derrota de la dictadura de Anastasio Somoza.

Henry Ruiz, al centro,
Henry Ruiz, al centro, en julio de 1979 luego de la derrota de Somoza (Foto archivo)

Ruiz impulsó la estrategia de Guerra Popular Prolongada (GPP) cuya tesis era acumular fuerzas en la montaña para, desde ahí, avanzar hacia las ciudades, según la doctrina militar vietnamita y la experiencia del mismo Fidel Castro en Cuba.

Llegó a ser el principal guerrillero sandinista en las montañas de Nicaragua y al triunfo de la revolución sandinista, en 1979, se le consideró como candidato a dirigir el nuevo ejército revolucionario, una partida que perdió ante Humberto Ortega, hermano del hoy dictador Daniel Ortega.

En los años 80 fue miembro de la poderosa Dirección Nacional, formada por nueve comandantes sandinistas que acumularon todo el poder en Nicaragua, y Ruiz fue, además, ministro de Planificación, primero, y ministro de Cooperación Externa, después.

Henry Ruiz fue uno de quienes diseñaron en 1985 una brutal operación de desmonetización que cambió el dinero de los nicaragüenses a razón de mil córdobas viejos por uno nuevo y que se ejecutó en 1987, cuando el guerrillero ya no era ministro de Planificación.

“Eso fue un abuso, fue una decisión acomodaticia porque fue devaluación del 10 mil por ciento. Este gobierno confiscó a la población, los ahorros se fueron”, admitió años después Henry Ruiz al diario La Prensa, y explicó que el plan original era cambiar los córdobas nuevos por viejos al uno por uno.

En el Frente Sandinista, a Henry Ruiz se le ha tenido como un referente de ética y solidez revolucionaria, aunque los detractores del sandinismo lo acusan de habitar una casa confiscada en los años 80.

“Esta casa es lo único que tengo y la compré al Estado de acuerdo a las leyes, no con dinero que yo tenía, sino con dinero que mis amigos recogieron”, explicó a la revista Magazine cuando se le preguntó sobre el origen de su vivienda.

“Tengo una amistad de muchos años con Henry Ruiz, y conozco su personalidad reacia a las artimañas y a los dobles fondos, un hombre íntegro en términos éticos, que nunca se rindió a los halagos del poder, y escogió una vida de austeridad, casi monacal, sin tocar nunca un centavo ajeno”, señala el escritor nicaragüense Sergio Ramírez.

“Esto es lo que lo ha hecho legendario, junto con su pasado guerrillero. Que su austeridad de vida, y su desprendimiento de los bienes materiales coincida plenamente con su pensamiento revolucionario, le ha dado autoridad moral para ser crítico de quienes malversaron todo, empezando por sus ideas. Esto hace que se vuelva una figura molesta, un buen ejemplo que estorba”, explica Ramírez tras una consulta de Infobae.

La poderosa Dirección Nacional de
La poderosa Dirección Nacional de los años 80, compuesta por nueve comandantes. Henry Ruiz es el penúltimo, de pie, de izquierda a derecha.

Tres de los nueve comandantes de la Dirección Nacional sandinista están muertos, incluyendo a Humberto Ortega, quien falleció el 30 de septiembre de 2024, luego de permanecer bajo arresto domiciliar ordenado por su propio hermano, Daniel Ortega, tras una entrevista que brindó a Infobae.

Otro, Luis Carrión, fue desterrado y desnacionalizado por el régimen nicaragüense y vive en Costa Rica. Solo uno de los históricos comandantes sandinistas, Bayardo Arce, apoya a la dictadura de Ortega, aunque desde hace algunos años, relegado por el empuje de Rosario Murillo.

Dora María Téllez y Mónica Baltodano, otras dos guerrilleras históricas que permanecen en el exilio, son fuertes opositoras de la dictadura de Ortega y Murillo. Hugo Torres, un exguerrillero que llego a ser general del ejército sandinista y quien en 1974 integró un comando que liberó a presos políticos sandinistas, entre ellos el propio Daniel Ortega, murió el 12 de febrero de 2022 como prisionero político en las cárceles de la dictadura.