
El Grupo Especial de Reacción (GER) de la policía civil de San Pablo detuvo el miércoles a un joven de 24 años, Matheus De Aguiar Avelino, frente a su domicilio en el barrio de San Rafael en San Pablo. Está acusado de terrorismo, así como de tenencia ilícita de arma de fuego e intento de homicidio contra los agentes, contra los que se lanzó con un puñal cuando intentaban detenerlo. El hombre fue denunciado por su padre, preocupado por la caída de su hijo en el extremismo y la radicalización religiosa. En la casa, la policía incautó un arsenal compuesto, entre otras cosas, por municiones calibre 12, rifles de fabricación casera, dos ballestas con flechas, cuchillos y puñales, dos coranes y dos banderas del Estado Islámico (ISIS). Infobae pudo leer algunas páginas del diario del joven, que fue incautado por la policía. El hombre habla de “un ataque suicida para aterrorizar a los no creyentes”. También escribe que quiere “matar a muchos ricos, poderosos, gobernantes y militares”. “Quiero lavar todo esto con mi sangre. Espero tener una muerte muy violenta, como la de un mártir”, anota en su diario.
Durante su interrogatorio, el joven declaró que se convirtió al islamismo en octubre de 2022 “porque vio la verdad” en esta religión. Según la investigación, quería cometer un atentado suicida contra una sede de la Policía Federal en San Pablo. También afirmó haberse visto influido por las operaciones policiales contra células del Estado Islámico en Brasil, y a partir de ese momento comenzó a adquirir y fabricar armas con la intención de llevar a cabo un atentado contra la base de la corporación en San Pablo. Matheus también dijo que intentó defenderse cuando la policía se le acercó, porque quería matar y morir “y sólo entonces podría ir al paraíso”.

La historia de Matheus no sólo no es un caso aislado en Brasil, sino que ha reavivado la alarma sobre un fenómeno reciente que está afectando a los jóvenes en toda América Latina, el de la radicalización online. Para complicar aún más el panorama, la edad de los atraídos por Internet en nombre de Alá es cada vez menor. En los últimos meses, el caso de un adolescente uruguayo de 14 años detenido por un video en el que se amenazaba con atentar contra una sinagoga de Montevideo (Uruguay) a manos del Estado Islámico ha sacudido a la opinión pública de toda la región. Por otra parte, el año pasado la justicia brasileña condenó a Fábio Samuel Da Costa Oliveira, originario de Barbacena, en el estado de Minas Gerais, a siete años de prisión por terrorismo. El joven tenía 19 años cuando fue detenido en 2023 en el aeropuerto de San Pablo-Guarulhos mientras intentaba embarcar en un vuelo con destino a Turquía con el objetivo de unirse a las filas del Estado Islámico. Durante meses había entablado con un menor conversaciones radicales por WhatsApp. “La intención (de Fábio) era unirse al Estado Islámico o llevar a cabo un atentado extremista violento en Brasil. (...) Uno de los planes de Fábio era atentar contra la embajada de Israel en Brasilia”, declaró el menor a la policía. Los dos jóvenes tenían en común su interés por atentar contra instituciones israelíes en el país latinoamericano. En una conversación de Telegram del 14 de marzo de 2022, el menor había expresado su intención de llevar a cabo un atentado con explosivos contra el consulado israelí en San Pablo. “Amigo, mi sueño es hacer explotar el consulado israelí. Poner una mochila con 10 kg de explosivos en la puerta (del consulado)”, dijo.
El pasado diciembre, la policía brasileña también detuvo a un hombre de 44 años en São Carlos, en el estado de San Pablo. Thiago José Silva Barboza de Paula, acusado de mantener contactos con el Estado Islámico y de intentar reclutar a jóvenes por Internet para que se unieran al grupo terrorista. En su casa, la policía incautó armas falsas, productos químicos para fabricar explosivos y un machete. Según una investigación exclusiva del centro de análisis Atlántico Intelligence Group a la que tuvo acceso Infobae, el hombre participaba en un grupo online radical latinoamericano llamado Comando 860, en el que se compartía propaganda del Estado Islámico y manuales de guerrilla y fabricación de explosivos. El Comando 860 utilizaba TechHaven para las comunicaciones entre sus miembros y la difusión de material propagandístico del ISIS. TechHaven es un servidor cuyo directorio de canales se utiliza casi exclusivamente para alojar contenido pro-ISIS.

Los investigadores brasileños aún no saben si el joven detenido el miércoles en San Pablo era miembro de estos grupos. Sin embargo, la lista de brasileños y latinoamericanos que intercambian información en estos chats extremistas es cada vez mayor. “Estos canales sirven principalmente para conectar a simpatizantes de habla hispana y portuguesa en América Latina, España y África, y para compartir conocimientos e ideas para atentados. En su momento de mayor auge, se han identificado alrededor de una docena de usuarios activos identificables como sudamericanos; la mayoría de ellos se silenciaron tras la detención de usuarios destacados el año pasado”, explica a Infobae Harold Chambers, doctorando de la Universidad de Indiana, en Estados Unidos, y experto en el tema. Según Chambers, “los usuarios más activos se han dedicado principalmente al intercambio de conocimientos, discutiendo públicamente sus intentos de adquirir armas y componentes químicos para fabricar explosivos, así como métodos de ataque alternativos para maximizar el número de víctimas”.

Entre los grupos más activos desde el punto de vista terrorista se encuentra la Fundación Al-Saqri para la Ciencia Militar, próxima al Estado Islámico. “Ha estado operativa desde al menos 2018, demostrando resiliencia y la capacidad de evadir la detección por parte de la inteligencia y las fuerzas de seguridad”, explica a Infobae Lucas Webber, analista senior de inteligencia de amenazas de Tech Against Terrorism, una iniciativa internacional apoyada por Naciones Unidas y fundada en abril de 2017 para combatir las actividades terroristas en línea. Según Webber, Al-Saqri tiene un largo historial de alentar ataques y promover contenido y materiales de capacitación para ataques “hágalo usted mismo”. “Al-Saqri proporciona instrucciones técnicas sobre cómo construir artefactos explosivos, detonadores, chalecos y cinturones suicidas, agentes biológicos y químicos, y más. También publica manuales sobre cómo crear y emplear gases y venenos letales, como fosfina, sulfuro de hidrógeno y cianuro”, explica Webber a Infobae. Según Webber, “el grupo también ha promovido el uso de ántrax y botulina, instando a sus seguidores a atacar objetivos petrolíferos y gasísticos, llevar a cabo ataques incendiarios contra empresas, edificios residenciales, fábricas y bosques, y descarrilar trenes”.
Entre los miembros del grupo y que también participan en el chat de preparación física de la Fundación Al-Saqri, hay varios jóvenes latinoamericanos, entre ellos un brasileño que responde al nombre de Ahmadleo2007, que también fue miembro del grupo Comando860. “Las guías operativas compartidas recientemente por Al-Saqri incluyen las series ‘Explosivo fácil’, ‘Veneno fácil’ y ‘Detonación a distancia’, así como artículos individuales sobre otras tácticas”, explica Chambers a Infobae. Según el experto, “en términos de conducta operativa, el canal proporciona información sobre tipos de munición, desactivación de cámaras de seguridad, combate a corta distancia y cómo disparar desde el maletero de un coche”.
El creciente uso de la tecnología por parte de los adolescentes, así como la falta de iniciativas para prevenir la radicalización, no sólo en Brasil sino en toda América Latina, están abriendo espacio a un peligroso mundo virtual en el que cada vez participan más jóvenes. “Con el aumento de las armas ‘hágalo usted mismo’ utilizadas en ataques terroristas y asesinatos, Al-Saqri representa una preocupante amenaza para la seguridad”, explica Webber a Infobae.

Como también destaca el Índice Global de Terrorismo 2025, el informe anual sobre terrorismo del Instituto para la Economía y la Paz, con sede en Australia, los atentados preparados en Occidente por los llamados ‘lobos solitarios’ están en aumento, pasando de 32 registrados en 2023 a 52 en 2024.
“Estos ataques suelen llevarlos a cabo jóvenes, a menudo adolescentes, que no tienen vínculos formales con organizaciones terroristas. En su lugar, se radicalizan a través de contenidos online, construyendo ideologías personales que a menudo mezclan puntos de vista conflictivos influenciados por el acceso a foros marginales, entornos de juego, apps de mensajería encriptada y la dark web”, reza el informe, que recuerda que “en Europa, una de cada cinco personas detenidas por terrorismo está clasificada legalmente como menor de edad”. Además, la ausencia de afiliaciones dificulta el seguimiento de este tipo de ataques por parte de las agencias de inteligencia. Según el informe, los algoritmos de las redes sociales también acentúan las percepciones distorsionadas, llevando a muchos jóvenes hacia contenidos más radicalizados.