
El joven argentino Franco Toro estaba en Punta del Este para recibir el 2025. En la madrugada del primer día del año, el tatuador se encontraba en la zona de la playa de El Emir cuando vio que dos compañeras de trabajo tenían dificultades para salir del agua. Entonces, decidió ingresar al mar, pero nunca más pudo salir.
La Prefectura Naval uruguaya y los guardavidas iniciaron un intenso operativo para encontrarlo hasta que dieron con él. “Apareció un cuerpo flotando en la Parada 3 de La Brava, en un lugar conocido como La Huella. Lo vio un grupo de guardavidas, que lo reconoció a 1.500 metros de la costa”, había dicho Alejandro Pérez, vocero de la Armada uruguaya, después del hallar el cuerpo.
Toro se encontraba trabajando en un local gastronómico de Punta del Este en el marco de la temporada de verano. Tatuador de oficio y artista plástico, estaba celebrando Año Nuevo junto a cinco compañeros de trabajo cuando ocurrió el incidente.

Tres meses después de la muerte, la madre de Toro, Elena Gabriela Wilberger, envió una carta de agradecimiento al medio de Maldonado Cadena de Mar para agradecer por las muestras de cariño de la población, según expresó.
Wilberger agradece porque se sintió “cuidada y respetada” en todo momento desde que recibió la noticia de la desaparición del joven. La madre de la víctima agradeció que hayan contenido su “desesperación y dolor” con “humanidad, respeto y gran compromiso”. La mujer destacó que se cuidó de que ella sea la primera en enterarse de cada avance que había en la búsqueda del cuerpo en el mar.
“Uruguay, tanto en lo político, la seguridad, lo administrativo, la prensa y cada organismo interviniente demostró tener gran altura a la circunstancia y estaremos siempre sumamente agradecidos de ellos”, escribió Wilberger. En particular, agradeció a la cónsul Andrea Rosconi, al prefecto Sebastián Sorribas y a los guardavidas Pablo Techera, Ariel Machado y Diego González. También destacó el acompañamiento de la comunidad de Bahía Blanca, de donde es oriunda la familia.

La madre de Toro cuenta que uno de los momentos más difíciles que le tocó atravesar fue dejar las cenizas de su hijo en la playa uruguaya, en un momento en el que estuvo acompañada por sus hijas. “Regresarlo al mar fue símbolo de reencuentros futuros, fue una entrega, fue indescriptible. Cuando me di vuelta, me di cuenta de la cantidad de gente maravillosa que estaba ahí para sostenerme. Me encontré con muchas personas que, de repente, parecía que conocía de antes. No me daba cuenta lo importante que fueron en este tipo”, relató.
“Gracias, uruguayos. Gracias a quienes nombro aquí y a los que no nombro, pero sé que estuvieron de alguna manera para que podamos transitar este momento tan difícil”, finalizó la mujer.
La carta completa, publicada por el medio de Maldonado <i>Cadena del Mar</i>.
Bahía Blanca 2 de marzo de 2025
Con esta carta quiero expresar mi mayor agradecimiento y, el de mi familia más cercana, a las personas que estuvieron al servicio presentes ante la circunstancia más dolorosa que he experimentado como madre. Desde el momento que recibí la noticia sobre la desaparición de mi hijo Franco, me sentí cuidada y respetada a toda hora, en cada instancia de la búsqueda incansable, en los momentos más duros que nos tocó atravesar junto con mi yerno, mi nuera y mis otras hijas e hijo, mi otro yerno y la familia que desde la distancia me acompañaba. Contuvieron mi desesperación y dolor con total humanidad, respeto, y un gran compromiso con esta causa que no tuvo límites, ni fronteras, ni banderas nacionales, yo sentí que era una gran empatía imaginando solo por instantes lo que se puede experimentar cuando te llaman para darte la noticia de que a un hijo le pasó algo. Solo quien es sensible y compasivo puede al menos experimentar lo que se puede sentir y automáticamente eliminar de la mente esa posibilidad.
En cada paso que se avanzaba la búsqueda siempre la prioridad era cuidar que yo recibiera la primicia y respetar mis decisiones para las publicaciones y así lo hicieron. Uruguay tanto en lo político, la seguridad, lo administrativo, la prensa y cada organismo interviniente demostró tener gran altura a la circunstancia y estaremos siempre sumamente agradecidos de ello.
Dejar las cenizas de mi hijo en vuestras playas fue uno de los momentos más difíciles que como madre me tocó atravesar, acompañando a mis hijas a despedir a su hermano y a que todo nuestro entorno entendiera las decisiones que tomábamos, porque así lo propone el destino y los 30 años que pude compartir junto a mi hijo.
Regresarlo al mar fue símbolo de reencuentros futuros, fue una entrega, fue indescriptible y cuando me di vuelta, me di cuenta de la cantidad de gente maravillosa que estaba ahí para sostenerme, me encontré con muchas personas que de repente, parecía que las conocía de antes, no me daba cuenta lo importante que fueron en este tiempo y por las que estoy, en este momento, escribiendo esta carta.
Desde el 1 de enero del 2025 estoy viviendo una vida completamente distinta a la que tenía y es ahí que me encuentro también con la gente bella que me acompaña, me sostiene y sé que siempre me recordará, pero yo no solo las recordaré, sino que las hago parte de mi día a día como seres especiales, importantes, y pilares que estuvieron allí presentes cuando el mundo se me desmoronaba ante mis pies Gracias infinitas para la Cónsul María Andrea Rosconi por sus gestiones para nuestra estadía y traslados en Uruguay, al Prefecto Sebastián Sorribas por las gestiones de seguridad y búsqueda incansables quien, a sabiendas de su experiencia sospechando el desenlace que había, nunca dio un mensaje desesperanzador y respetó el protocolo indicado permitiendo que día a día la búsqueda sostuviera un mínimo de esperanzas.
Y me guardo en el alma entera el agradecimiento para quienes hicieron el trabajo más humano entre sus brazos de traer a mi hijo, o lo que quedó de su cuerpo, con total valentía, respeto, compromiso, servicio, entrega desmedida y enalteciéndolo al Heroísmo a quien ni siquiera pudieron llegar a conocer, mi gran agradecimiento sentido es para Pablo Techera, Ariel Machado y Diego González que dentro del cuerpo de Guardavidas de la Brava sostuvieron mi dolor, acompañaron mi sentir, y cumplieron con la promesa que me hicieron de encontrar a mi hijo.
Dar gracias a estas personas hace que el día a día pueda empezarlo de otra manera, la tristeza será constante, aunque a veces le cierre la puerta y no quiera dejarla entrar, la gente bella que está presente en este volver a empezar es la que elijo para que esté conmigo y es a la que le agradezco ese enorme corazón que junto al mío latieron allí y se quedan junto a mí para siempre.
No quiero dejar de agradecer también a toda la comunidad de Bahía Blanca que de forma desinteresada colaboró en la colecta que organizaron los amigos de Franco con tanto amor, y también a los que colaboraron de distintas maneras de forma anónima.
Gracias Uruguayos, gracias a quienes nombro aquí y a los que no nombro, pero sé que estuvieron de alguna manera para que podamos transitar este momento tan difícil.
Hasta siempre!!
Elena Gabriela Wilberger, mamá de Franco Toro.