
Este miércoles se cumplen cuatro años de la detención de la ex presidenta de Bolivia, Jeanine Añez (2019-2020). La senadora que llegó al poder tras las renuncias de Evo Morales y de quienes lo seguían en la línea constitucional, en medio de acusaciones de fraude electoral, cumple una condena de diez años en prisión y enfrenta varios juicios.
A la mujer que tuvo en sus manos la transición del gobierno con la misión única de convocar a elecciones en tres meses, las circunstancias la llevaron a extender su mandato a casi un año y administrar las dos primeras olas de la pandemia de Covid-19.
Su paso por la Presidencia devolvió el orden en el país tras varias semanas de convulsión, recompuso el Órgano Electoral y terminó con la elección democrática de un nuevo gobierno pero quedó marcado por escándalos de corrupción y al menos 20 de muertos en dos represiones militares que algunos justifican debido a la turbación de aquellos días.
A través de un cuestionario enviado a la cárcel, Áñez comentó su año de gestión, el abandono de los compañeros de su partido y fustigó abiertamente a Evo Morales. Sin embargo, a pesar de su disposición a responder las preguntas, la expresidenta evadió la autocrítica.

-Ex presidenta, ¿cómo se encuentra de salud y ánimo a cuatro años de su encarcelamiento?
-Mi salud se encuentra estable y nutro el buen ánimo manteniéndome ocupada leyendo y respondiendo los mensajes que me manda gente muy querida que no me abandona, alentando al pueblo libre y democrático a que no pierda la esperanza y más bien fortalezca la unidad opositora, en medio de semejante crisis en que se encuentra sumida Bolivia. Hago manualidades de costura y tejido que envío a mi familia o a quienes me encargan. Cuatro años como presa política es muchísimo tiempo para quien se sabe inocente y obligada a una condena política, ordenada por Evo Morales, Luis Arce Catacora y el ex ministro de Injusticia Iván Lima Magne.
-Hace pocos meses se cumplieron cinco años de su llegada al poder en Bolivia, mirando en retrospectiva: ¿Cuáles fueron los aciertos y los errores de su gestión?
-Pacifiqué el país después de un fraude electoral y la renuncia de su autor intelectual, Evo Morales, quien fugó a México y Argentina, dejando órdenes de atacar la democracia y gestar un autogolpe de Estado para volver al poder. Como segunda vicepresidenta del Senado y ante la renuncia en cadena de él y la línea de sucesión, asumí la Presidencia como manda la Constitución y a pedido de las fuerzas democráticas burladas por el fraude electoral de 2019. Convoqué a elecciones generales, a pesar de los intentos golpistas de Evo Morales desde el exterior y de la terrible pandemia de Covid-19 que debí afrontar desde marzo de 2020.

-En los días críticos de noviembre de 2019, usted estaba en Beni y no participó de las negociaciones entre la oposición y el entorno de Evo Morales. ¿Puede relatar cómo fue que llegó a asumir la Presidencia? ¿Quién tomó contacto con usted y cómo se desarrollaron los hechos?
-Recibí la llamada de Ricardo Paz, de (la alianza política) Comunidad Ciudadana, quien puso en altavoz la reunión que se estaba realizando en la Universidad Católica con la presencia de la Conferencia Episcopal, el cuerpo diplomático, los comités cívicos, el Consejo Nacional de Defensa de la Democracia (Conade), dos legisladoras del Movimiento Al Socialismo, (representantes del partido) Unidad Nacional y Comunidad Ciudadana. Ricardo Paz señaló que buscaban una salida constitucional ante la intempestiva acefalía del Órgano Ejecutivo y para frenar la violencia generada por los partidarios de Morales. Obviamente, mi nombre salió no por ser Jeanine Añez, sino en mi calidad de segunda vicepresidenta del Senado.
Me preguntaron si, siguiendo la línea constitucional, yo estaría dispuesta a asumir la Presidencia de manera transitoria para llamar a elecciones y le respondí que sí. Estaba aturdida con tantas llamadas, llegó gente a mi casa, y comenzaron a buscar la forma de que viaje a La Paz en un vuelo comercial a las siete de la mañana vía Santa Cruz. No dormí, las llamadas no cesaban y gran parte de la noche la pasé tratando de coordinar mi viaje. La preocupación era llegar a La Paz lo más rápido posible. Estaba muy sensible y, de pronto, vi la magnitud de la responsabilidad en un país tan confrontado.
Obviamente, mi familia también estaba expectante y con mucha preocupación. Al llegar a Santa Cruz me esperaban mi hija y mi sobrino que me acompañaron a La Paz, además del senador Oscar Ortiz y el diputado Tomás Monasterio. Al llegar a La Paz nos esperaban oficiales de la Policía y de la Fuerza Aérea, los primeros para decir que nos iban a escoltar a la ciudad, y los segundos proponiendo llevarnos en helicóptero, porque no había condiciones en la autopista. No sé quiénes eran ni quién los envió, pero lo cierto es que no sabíamos con quién ir.
Finalmente nos fuimos con el oficial de la Fuerza Aérea, sin saber si hacíamos bien o mal. Al dirigirnos al helicóptero, el senador Ortiz me decía que nos podían secuestrar, porque los miembros de la Fuerza Aérea trabajaban para Morales. Había nervios, confusión, riesgos y salimos con miedo arriesgándonos y pensando en lo peor. No pasó nada, gracias a Dios, y nos dejaron en el Colegio Militar. Allí nos recibió un comandante, solo nos saludó y nos prestó una oficina mientras llegaban los demás. De ese modo llegué a La Paz.
-¿Cómo es su relación con su partido Demócratas? ¿Recibe algún apoyo de su parte?
-Antes de las elecciones fraudulentas y posteriormente anuladas de 2019, yo ya no era parte de Demócratas porque no nos tomaban en cuenta para nada e internamente tomaba decisiones al margen de quienes pusimos la cara frente al autoritarismo del MAS y de Evo Morales en el país. No recibo ningún apoyo de su parte, no tuve un solo acercamiento para preguntar si Jeanine Añez, su ex senadora y la ex presidenta presa política, necesitaba algo. Gran parte de Demócratas fue parte del gobierno de transición, después desaparecieron, salvando honrosas excepciones.
-Cuando cumplió un año en la cárcel habló de que hubo gente en la que confió y que luego la traicionó, llegando incluso a negociar con “sus verdugos” para volver al poder. ¿A quiénes se refería?
-No me he referido a traición respecto a nadie.
-Su Gobierno empezó a perder popularidad cuando decidió postularse a la Presidencia, muchos creen que fue un error. ¿Por qué lo hizo? ¿Pesó la influencia de su entorno en su decisión?
-El gobierno de transición perdió popularidad no por la postulación de Jeanine Añez, sino por los actos de corrupción, algunos fraguados por el MAS, pocos ciertos y la mayoría inventados o cometidos por personas inescrupulosas. Yo no cometí ningún acto de corrupción, ni alenté, ni socapé a nadie a cometer corrupción. Mi formación profesional, familiar y personal me lo impide. Soy una mujer de provincia, vengo de un pueblo pequeño, de padres maestros rurales, mi vida fue siempre sencilla y a ella había vuelto cuando fueron los esbirros del gobierno del MAS a secuestrarme y encarcelarme.
-Su Gobierno fue de transición pero tomó decisiones que excedieron esta condición, como los cambios que asumió en la política exterior de Bolivia. ¿Por qué lo hizo?
-El Gobierno, sea de transición o sea de duración de 5 años, es igualmente constitucional. Si lo dice por la ruptura de relaciones con Cuba y Venezuela, por supuesto que debíamos hacerlo porque el mío fue un gobierno democrático y esos países sufren dictaduras, además tenían personeros en Bolivia infiltrados para alterar el orden y confrontar entre bolivianos.

-Uno de los principales reclamos a su Gobierno, es haber ordenado la represión de dos protestas, en Senkata y Sacaba. Más allá de su intención de pacificar el país, como usted mencionó anteriormente, ¿qué sentimiento le producen las más de 20 muertes en ambos sucesos?
-¿Qué sentimiento le produce a usted ver a gente aleccionada, munida de dinamitas, piedras, hondas, armadas, derribando el muro del centro de almacenamiento de combustibles que de volarlo hubieran muerto miles de alteños inocentes? Creo que sólo a Evo Morales no le importa la muerte. Los hechos de estos últimos 20 años lo han demostrado, se evidencia que es a él y a su entorno que no le importa nada con tal de perseguir el poder perpetuo de condenar a Bolivia a la pobreza, la corrupción y el racismo.
-Si pudiera volver atrás, ¿qué cosas haría diferente?
-Hubiera insistido más aún para que la oposición se uniera y no fuera dividida a las elecciones generales que convoqué.
-De salir de prisión en los próximos años, ¿tiene interés de volver a la política? ¿Cuál es su proyección personal?
-Solo quien ha estado en mi lugar, tanto en la Presidencia como en la cárcel, sabe lo que se vive y lo que se siente. La proyección es una cuestión que trasciende a mi situación de presa política.