La alumna del Liceo Militar de Uruguay Ariana Batista avanzó delante del resto de sus compañeros y escuchó las palabras que las autoridades del instituto tenían para decirle. Su padre, Andrés, había viajado a Congo a cumplir una misión de paz por Uruguay y ella escuchó palabras de aliento.
“Tu padre estará por acá y va a ser un ejemplo para todos nosotros, para el Ejército nacional, para la patria, de haber cumplido la misión de la forma en la que la cumplió. Así que esperamos un pronto retorno para su padre”, le dijo la autoridad a la estudiante.
En realidad, detrás de ese mensaje había un engaño: mientras la joven escuchaba esas palabras, su padre ingresó a la escuela y también escuchó el discurso. Cuando se dio vuelta para regresar al lugar en el que estaban sus compañeros, se dio cuenta que su padre estaba allí. La estudiante se emociona inmediatamente y luego se abraza con su padre. El video quedó registrado en el Facebook de la Escuela Militar.

Este regreso se da en un contexto difícil para los cascos azules. “Hace muy poco perdimos a un camarada en misión de paz, en cumplimiento del deber”, recordó la autoridad de la Escuela Militar en su discurso. Se refería a la muerte del soldado Rodolfo Álvarez, quien también había ido de misión al Congo. El sábado 25 de enero, el militar estaba cumpliendo con su tarea cuando recibió un impacto en el costado de sus costillas, lanzado con enorme precisión, que provocó su muerte. Era un ataque del grupo rebelde M23.
Los restos del soldado uruguayo llegaron al país dos semanas después, a mediados de febrero. Su cuerpo arribó a la base número 1 del Aeropuerto de Carrasco, donde lo recibieron las autoridades del gobierno, encabezadas por el entonces presidente Luis Lacalle Pou. Después de la ceremonia en honor al soldado caído, los restos de Álvarez fueron trasladados a Santa Clara de Olimar (en el departamento de Treinta y Tres, a 300 kilómetros de Montevideo).

El entonces ministro de Defensa Nacional, Armando Castaingdebat, contó que Álvarez tenía una hija de cuatro años y una bebé de cuatro meses, que ahora quedan sin papá. Uno de los momentos más tristes en la ceremonia fue cuando se vio a la hija más grande del soldado fallecido abrazada a una foto de él, llorando.
Castaingdebat señaló que las familias que viajan al Congo tienen “tradición” dentro de la fuerza. “Si bien esto está dentro de las posibilidades, siempre es duro de aceptar. Nosotros, como Estado, como gobierno, [estamos] dando el respaldo, el apoyo, a una familia que indudablemente queda destruida”, agregó.
Otro regreso emotivo
Hace un año, un reencuentro entre padre e hijo también había quedado registrado en las cámaras. El soldado uruguayo Freddy Mardones llegó a su casa de San José de Mayo –a 90 kilómetros de Montevideo– de sorpresa. Su hija no esperaba que llegara en ese momento tras una misión en el Congo que se extendió durante un año y dos meses como casco azul del Ejército uruguayo.
Mardones ingresó con pasos lentos por el fondo de su casa y vestido de militar. Cuando su hija lo vio, fue imposible para ambos contener la emoción. “¡Papá!”, gritó la niña cuando vio a su padre en el patio de la casa, corrió a abrazarlo y no pudo evitar llorar. Padre e hija estuvieron varios segundo abrazados. “¡Qué grande que estás!”, le dijo el militar a su hija, sorprendido por el crecimiento que tuvo en 14 meses.
La madre de la menor, Lucía Caballero, escribió en Facebook que nunca había visto a su hija emocionada de esa manera. Y contó cómo fueron las siguientes horas del reencuentro. “No hay quien la despegue hasta estos momentos”, contó la mujer. Además, señaló que la niña llora “a cada rato” y cada vez que ve el video que se hizo viral.