
El secreto del cacao ecuatoriano, alma del mejor chocolate del mundo, radica en una combinación perfecta de historia, geografía, tradición y esmero en cada etapa de su producción. Ecuador se ha consolidado como la cuna del cacao fino de aroma, una variedad que ha conquistado a chocolateros y expertos en todo el mundo. Su prestigio no es casualidad; es el resultado de más de 5.000 años de cultivo, de la adaptación del cacao a los microclimas ecuatorianos y del compromiso de generaciones de productores que han convertido este grano en un verdadero tesoro gastronómico.
Evidencias arqueológicas han demostrado que las culturas precolombinas de la Amazonía ecuatoriana fueron pioneras en el cultivo del cacao. Según el Ministerio de Agricultura y Ganadería, este producto ha sido parte esencial de la identidad del país desde tiempos ancestrales. Durante la colonia, el cacao ecuatoriano comenzó a destacar en los mercados europeos, consolidando su reputación en el siglo XVIII. La variedad Nacional, famosa por su perfil aromático floral y su sabor inigualable, se convirtió en un ingrediente imprescindible para la chocolatería fina.
La geografía ecuatoriana es otro factor clave en la calidad del cacao. Los suelos ricos en nutrientes, la cercanía con la línea ecuatorial y la diversidad de microclimas han permitido que el cacao ecuatoriano desarrolle características únicas. Regiones como la cuenca del río Guayas, Manabí y Esmeraldas, así como la Amazonía, han sido históricamente propicias para su cultivo. Según el Ministerio de Agricultura y Ganadería, la combinación de temperaturas estables y lluvias regulares crea el ambiente ideal para el desarrollo de granos con perfiles sensoriales diferenciados.

El auge del cacao en el siglo XIX convirtió a Ecuador en el mayor exportador mundial. Este periodo de bonanza económica dio lugar a la élite conocida como los “Gran Cacao”, familias que controlaban la producción y exportación del grano. Su influencia no solo marcó la economía, sino que también dejó un legado cultural, con costumbres europeas que se integraron en la sociedad ecuatoriana. A pesar de las crisis cacaoteras causadas por enfermedades en el siglo XX, Ecuador supo reinventarse, desarrollando nuevas variedades y sistemas de producción sostenible.
El cacao del chocolate gourmet
Ecuador es el tercer productor y exportador de cacao en grano del mundo. Además, es el exportador del 63% de cacao fino de aroma a escala global. Según la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao (Anecacao), Ecuador exportó 471.157 toneladas de cacao en 2024. Incrementando sus ventas en 14,71% en comparación con el año anterior. Los destinos principales son Estados Unidos, Países Bajos, Malasia, Indonesia y Alemania. La tonelada de cacao se sitúa en USD 10.48, según El Oriente.
La calidad del cacao ecuatoriano ha sido clave en la producción de chocolates de alta gama. Empresas como Paccari han puesto el nombre de Ecuador en la élite chocolatera, con productos premiados en múltiples concursos internacionales. De acuerdo con un reportaje de El País, Santiago Peralta, fundador de Paccari, ha sido reconocido por su enfoque en la producción ética y sostenible, logrando posicionar el chocolate ecuatoriano como uno de los mejores del mundo. Otras marcas como República del Cacao han seguido este camino, transformando el cacao ecuatoriano en chocolates gourmet. Quito, por ejemplo, se ha posiscionado como el principal destino para los amantes del chocolate.

El cacao “Fino de Aroma” de Ecuador, con su perfil sensorial único que combina notas florales, frutales y de nuez, es altamente valorado por los chocolateros suizos y alemanes, reconocidos por producir algunos de los mejores chocolates del mundo. Esta calidad excepcional ha llevado a empresas como Barry Callebaut –fabricante líder mundial de productos de chocolate y cacao de alta calidad– a establecer operaciones en Ecuador, desde 2022, para garantizar un suministro estable de cacao premium.
En Alemania, acuerdos comerciales respaldados por organizaciones como BMZ, GIZ y WWF han fortalecido la exportación de cacao ecuatoriano.
El cacao ecuatoriano también es un ingrediente estrella en la alta repostería mundial. Es así que el prestigio del chocolate ecuatoriano ha sido reconocido internacionalmente, con marcas como Paccari –tres veces ganadora en los International Chocolate Awards– que han superado a productos de Suiza y Alemania, mostrando la superioridad del cacao ecuatoriano en la chocolatería mundial.

El Museo del Chocolate en Colonia, Alemania, también reconoce la importancia del cacao ecuatoriano en la industria chocolatera global. En sus exposiciones se incluye una muestra de chocolate elaborado con cacao de Ecuador, destacando su papel como uno de los más apreciados por los expertos y su relevancia histórica en el comercio mundial del cacao.
¿Cómo se produce el cacao ecuatoriano?
El proceso de producción del cacao en Ecuador es meticuloso y refleja la dedicación de sus agricultores. La siembra comienza en viveros especializados, donde las plantas son cuidadas hasta alcanzar el tamaño adecuado para ser trasplantadas a los campos.
Allí crecen bajo la sombra de árboles más grandes que protegen las delicadas hojas de los rayos solares directos. La cosecha se realiza manualmente, seleccionando únicamente las mazorcas maduras.

Posteriormente, las semillas se extraen y se someten a un proceso de fermentación de entre cinco y siete días, una fase crucial en la que se desarrollan los precursores del aroma y sabor del cacao. Luego, se secan al sol hasta alcanzar el nivel de humedad ideal antes de ser clasificadas y empacadas para su comercialización.
La preservación de las variedades nativas es otra prioridad. Según el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP), se han implementado programas para rescatar y conservar el cacao Nacional puro, garantizando su legado para futuras generaciones. La innovación también juega un papel clave en la industria cacaotera ecuatoriana, con el desarrollo de nuevas aplicaciones del cacao en bebidas, cosméticos y productos nutracéuticos.

El impacto del cacao en la economía ecuatoriana es significativo. Según el Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca, el sector cacaotero genera empleo directo e indirecto, sobre todo en zonas rurales.
En abril de 2024, el Ministerio de Agricultura indicó que en el país hay 12.943 hectáreas de cacao certificado, lo equivalente a más de 18.200 canchas de fútbol profesional. De estas, el 80% son orgánicas y el 20% están en transición e involucra a cerca de 400.000 personas, donde el 72% corresponde a mano de obra familiar.
Ecuador cuenta incluso con la Ruta del Cacao, que es un recorrido turístico y cultural que permite conocer de cerca la historia, el proceso de producción y la importancia del cacao fino de aroma en el país. A lo largo de esta ruta, los visitantes pueden explorar haciendas cacaoteras en provincias como Guayas, Manabí, Los Ríos y la Amazonía, donde se cultivan algunas de las mejores variedades de cacao del mundo.

En estas plantaciones, se puede experimentar el proceso artesanal del chocolate, desde la cosecha de las mazorcas hasta la fermentación, secado y transformación del grano en chocolate de alta calidad. Además, en ciudades como Guayaquil y Quito, existen museos y centros de interpretación del cacao que destacan su relevancia histórica y económica.
El futuro del cacao ecuatoriano es prometedor. La demanda mundial de chocolate fino sigue en aumento, abriendo oportunidades para que Ecuador continúe consolidándose como líder en la industria. La combinación de historia, condiciones climáticas, técnicas de producción tradicionales y un enfoque en la calidad ha convertido al cacao ecuatoriano en un producto único. Su sabor, aroma y prestigio internacional lo han transformado en un emblema del país.