El último susurro del zápara: la lucha por salvar una lengua nativa en peligro de extinción en Ecuador

Con solo un puñado de hablantes, esa comunidad indígena enfrenta el desafío de preservar su legado en un mundo donde el español y el kichwa dominan

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ARCHIVO. Varios miembros de la
ARCHIVO. Varios miembros de la nacionalidad Sapara de Ecuador, en Llamchamacocha (Ecuador). EFE/Daniela Brik

En el corazón de la Amazonía ecuatoriana, rodeada de una espesa selva que se extiende hasta donde alcanza la vista, se encuentra la comunidad Zápara (o Sápara), un pueblo indígena cuya lengua ancestral está al borde de la extinción. En su momento de mayor esplendor, los Zápara ocupaban una vasta extensión de territorio entre los actuales Ecuador y Perú, con una población que superaba las 20.000 personas. Sin embargo, hoy, su idioma cuenta con apenas un puñado de hablantes fluidos, todos ellos ancianos, lo que lo coloca en la lista de lenguas en peligro crítico según la UNESCO.

En un mundo globalizado, donde las lenguas dominantes como el español y el kichwa han desplazado a otras originarias, la lucha por preservar el zápara es un testimonio de resistencia cultural en un entorno cada vez más hostil para las tradiciones ancestrales.

De acuerdo con la información de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), la nación Zápara se ubica al este de la provincia de Pastaza, colindante con el Perú y sus habitantes actualmente son 1.300 personas. Estos pobladores tienen un territorio de aproximadamente 401.006,103 hectáreas y se dedican a “la caza, pesca y muy poco a la agricultura”. No obstante, de acuerdo con Naku, un proyecto comunitario de los zápara: "Entre Ecuador y Perú, quedan menos de 600 Sapara y solo 5 todavía hablan el idioma“.

La nación zápara del Ecuador
La nación zápara del Ecuador se asienta en el este de la provincia de Pastaza, al sur colinda con el Perú.

El declive de la lengua zápara comenzó con la llegada de los colonizadores europeos en el siglo XVII, quienes trajeron consigo conflictos y un sistema de explotación que diezmó a la población indígena, de acuerdo con su propio relato.

Durante la fiebre del caucho, en los albores del siglo XX, los Zápara fueron sometidos a trabajos forzados, esclavitud y desplazamientos que fragmentaron su comunidad y debilitaron la transmisión intergeneracional de su idioma: “Con la llegada de los españoles, el mundo Zápara se destruye totalmente, porque en sus territorios inician explotación de caucho y esclavizan a los dirigentes espirituales, con todos sus grupos de familias... Al mismo tiempo las religiones tanto católicas y evangélicas también esclavizaron a los mayores en nombre del Dios”, señala la Conaie en su web.

El zápara es una lengua de la familia zaparoana, caracterizada por una estructura sintáctica de sujeto-objeto-verbo. Su sistema fonológico cuenta con cuatro vocales y quince consonantes, pero su gramática y estructura lingüística la hacen única dentro de la Amazonía. Según la Conaie, los Zápara contaban con 36 dialectos.

Mujeres haciendo una danza Zápara.
Mujeres haciendo una danza Zápara. (Joke Baert and Thierry Mallet, Fundacion Pachamama/Tyson Miller)

“Gracias a nuestra sabiduría ancestral, logramos desarrollar un lenguaje y una cultura muy precisos para describir nuestro entorno. Tenemos una semiótica única que nos permite tener una comprensión profunda de las plantas y animales de la Amazonia. A través de nuestra tradición oral, recopilamos conocimientos en historias, leyendas, canciones y rituales formando un patrimonio cultural completo. Nuestro idioma es nuestra memoria y define nuestra identidad”, se lee en la web del proyecto Naku.

En 2001, la UNESCO proclamó el patrimonio oral y las manifestaciones culturales del pueblo Zápara como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. Esta distinción buscó impulsar la revitalización de la lengua y cultura zápara a través de proyectos educativos y de documentación, pero la realidad sobre el terreno ha sido más compleja.

A pesar de los esfuerzos de la comunidad y el reconocimiento internacional, el zápara sigue perdiendo hablantes cada año. Un problema fundamental ha sido la falta de interés de las generaciones más jóvenes, quienes, influenciadas por la globalización y la necesidad de integrarse en el mundo moderno, ven el español como una herramienta más útil para su futuro.

Fotografía cedida de dos integrantes
Fotografía cedida de dos integrantes de la Nación Sapara; Euneka Ushigua (i) y Felipe Ushigua, en Llanchamacocha (EFE/ Fundación Pachamama)

Uno de los esfuerzos más importantes ha sido la creación de materiales educativos en zápara. Desde la proclamación de la UNESCO, la nacionalidad Zápara ha trabajado en el desarrollo de un sistema de educación intercultural trilingüe que incluye el español, el kichwa y el zápara. Sin embargo, la falta de docentes nativos y de recursos ha hecho que estos esfuerzos sean limitados en alcance y efectividad.

En algunos casos, los intentos de enseñanza de la lengua han quedado reducidos a actividades simbólicas dentro de la comunidad, sin un uso real en la vida cotidiana. A pesar de ello, se han desarrollado diccionarios y materiales pedagógicos que buscan documentar lo que queda del idioma y facilitar su aprendizaje para futuras generaciones.

De acuerdo con la Conaie, “la Dirección de Educación intercultural bilingüe Zápara, esta trabajando en las escuelas comunitarias, y también se dedica a investigar para valorar el idioma”.

Mujeres de la nacionalidad indígena
Mujeres de la nacionalidad indígena Sapara en la Amazonía ecuatoriana, en Llamchamacocha (EFE/Daniela Brik)

La comunidad Zápara también ha abierto sus puertas al mundo exterior en un intento por preservar su identidad. Proyectos como Naku han promovido el intercambio cultural con visitantes y la enseñanza de conocimientos ancestrales sobre plantas medicinales y prácticas tradicionales.

El caso de la lengua zápara es un reflejo de lo que ocurre con muchas lenguas indígenas en el mundo. La presión de las lenguas dominantes, la falta de políticas efectivas de preservación y la pérdida de hablantes nativos han llevado a muchas lenguas al borde de la extinción. Según datos de la UNESCO, se estima que cada dos semanas desaparece una lengua en el mundo.