El régimen de Nicaragua anunció este martes su salida de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), luego de que ésta difundiera un informe en el que exponía un alto nivel de inseguridad alimentaria en el país.
El ministro de Relaciones Exteriores, Valdrack Jaentschke, acusó al organismo de publicar un documento “carente de objetividad, rigor metodológico, (...) con información falsa, tendencia injerencista y agresiva, (...) mal intencionado y con fines políticos” y, por tanto, rechazó los datos que en él se exponen.
Asimismo, aseguró que los datos publicados “no fueron autorizados ni consultados a nuestras instituciones, ni validados por el Gobierno”, por lo que se trata de información cuya finalidad es “desprestigiar al Gobierno de Nicaragua y sus políticas de Lucha contra la Pobreza, el Desarrollo Humano y la Seguridad Alimentaria”.
“La actitud de la FAO es inaceptable, inadmisible e irrespetuosa”, sumó Jaentschke antes de comunicar la salida de la isla de la Organización y de exigir el cierre “inmediato” de su representación y sus oficinas en el territorio.
A finales de enero, la FAO publicó un informe elaborado en conjunto con el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Programa Mundial de Alimentos (WFP), en el que exponía que el 19,6% de la población total de Nicaragua -o 1,3 millones de personas- pasa hambre.
Según los expertos, la situación empeoró significativamente desde el informe del período 2018-2020, en el que se encontró que el 17,8% de la gente -o 1,1 millones de personas- estaba en esta situación.
Si bien el deterioro fue constante, su mayor aumento se evidenció en el período pre y post pandemia del coronavirus. De hecho, las cifras expusieron que en un período de cuatro años, cerca de 100.000 personas nuevas quedaron en una situación de inseguridad alimentaria.
Entre los principales afectados se encuentran las mujeres y los niños, que enfrentan las mayores dificultades por cubrir sus requerimientos nutricionales mínimos.
Por ejemplo, en el caso de las primeras, el 15,7 por ciento, en edades de entre 15 y 49 años, sufre de anemia, frente al 13,3% que se había registrado en 2012.
En tanto, en el caso de los niños menores de cinco años, el 14,9% de ellos -unos 96.761- presenta algún grado de retraso en su crecimiento -ya sea en su talla, su peso o su desarrollo saludable- y, por tanto, presentan “un mayor riesgo de enfermar y morir”.
“La baja estatura para la edad es un indicador que refleja los efectos acumulativos de la desnutrición y las infecciones desde el nacimiento, e incluso antes”, apuntaron los expertos en el informe.
Este escenario se condice con la grave crisis que atraviesa Nicaragua desde hace años, que no se limita a lo político sino que se extiende también hasta lo económico y lo social.
De hecho, tras evaluar a 33 países de Latinoamérica y el Caribe, la FAO concluyó que Managua es el territorio donde el acceso a los alimentos es “más caro” y el salario mínimo, el más bajo.
Actualmente, mantener una dieta saludable en el país cuesta USD 4.61 por día, frente a los USD 4.37 en Honduras, los USD 4.27 en Costa Rica y los USD 3.31 en Guatemala, mientras que el ingreso mínimo promedio es de USD 142.2, frente a los USD 541.2 de Costa Rica, los USD 390 de Guatemala y los USD 329 de Honduras.