El Gobierno chileno descartó de plano ampliar el Anexo Carcelario Capitán Yáber, más conocido como la cárcel para “delincuentes de cuello y corbata”, el que está a punto de colmar su capacidad sobre todo tras los hechos de corrupción destapados por el Caso Audios.
El recinto acoge a reos no violentos cuyos delitos son principalmente económicos o de alta connotación pública. Actualmente alberga al ex subsecretario Manuel Monsalve -en prisión preventiva acusado de violación por una subalterna-, y al abogado Luis Hermosilla, cuyo teléfono celular reveló una red de favores, cohecho y lavado de activos que salpicó a empresarios, jueces, ministros de la Corte Suprema y ex ministros del último gobierno de Sebastián Piñera como Andrés Chadwick y Felipe Ward.
Su último “huésped” es el empresario Álvaro Jalaff, quien ingresó hace un par de días tras ser formalizado junto a su hermano Antonio como los principales beneficiados del esquema delictivo que armaron los hermanos Ariel y Daniel Sauer junto a su socio, Rodrigo Topelberg, con su empresa de factoring ‘Factop’ y la corredora de bolsa ‘STF’.
Consultado al respecto, el ministro de Justicia, Jaime Gajardo, aseguró en conversación con T13 Radio que quedan “dos o tres cupos” en el recinto, pero que “no tenemos ningún plan de ampliación de Capitán Yáber, no es prioridad para nosotros”.
“Que las personas que cometan delitos económicos y Capitán Yáber ya no tiene cupos, bueno van a tener que ingresar a algún establecimiento penal regular, con todas las medidas de seguridad para que se encuentren en un módulo en el que no corran riesgo para su integridad”, dijo taxativo la autoridad de gobierno.
“Nosotros estamos concentrados en ampliar las cárceles comunes que es donde tenemos la mayor cantidad de sobrepoblación”, remató.
El anexo
El Anexo Capitán Yáber está ubicado en avenida Pedro Montt 1853, en la comuna de Santiago y antes de ser utilizado como recinto carcelario albergó por dos décadas las aulas de la Escuela de Gendarmería de Chile.
En 1950 pasó a ser la “Sección de Ebrios y Alcoholistas” y en 1974 sirvió como recinto de detención para los conductores que provocaban accidentes de tránsito. Actualmente depende de la Unidad Especial de Alta Seguridad de Gendarmería (CAS)
El lugar es vigilado por cinco gendarmes, posee una capacidad máxima de 15 presos y cada celda alberga un camarote para dos personas. No hay ventanas, así es que la luz es artificial. Posee un solo baño común, y son los propios reclusos quienes deben organizarse para limpiarlo. Posee algunas máquinas para hacer gimnasia, una pequeña biblioteca, una cocina común y dos salas para visitas.
Durante un buen tiempo hubo una mesa de billar, pero fue retirada unos años atrás.
Según un informe del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), en Capitán Yáber las celdas miden unos 4 metros cuadrados y poseen muebles a fin de que los reos puedan guardar sus artículos personales.
“Los reclusos cuentan con televisores, radios, hervidores y reproductores de DVD, además de películas originales. Hay ventiladores y es el único módulo de la Cárcel de Unidades Especiales de Alta Seguridad (UEAS) que posee calefacción. En la sala común se visualiza un desfibrilador, una máquina para hacer ejercicios, sillones, mesas y un comedor con vajilla y alimentos para su comida cotidiana como azúcar, café, entre otros”, describe el documento.