El informe Latinobarómetro 2024 presentó un panorama complejo de la situación política y social de América Latina, revelando tanto avances como retrocesos en el camino hacia la consolidación de la democracia.
Si bien en términos generales la región muestra señales de resiliencia democrática, la persistencia de actitudes autoritarias y la influencia de potencias extranjeras en gobiernos no democráticos dejan claro que los desafíos son profundos y multidimensionales.
Un repunte tímido en el apoyo a la democracia
En 2024, el apoyo a la democracia en América Latina alcanzó un 52%, un incremento de cuatro puntos porcentuales respecto al año anterior, lo que refleja un leve repunte tras años de incertidumbre y crisis políticas.
Este dato, sin embargo, no debe interpretarse como una consolidación de la democracia, sino más bien como un testimonio de la resiliencia de la democracia ante un contexto regional adverso, sostiene el reporte.
La confianza en el sistema democrático en países como México, República Dominicana y Argentina muestra que la alternancia en el poder puede revitalizar la percepción de la democracia, aunque este fenómeno no es generalizable a toda la región.
El auge del autoritarismo en ciertos regímenes
A pesar de la leve mejora en el apoyo popular a la democracia, el informe destaca el deterioro democrático en países con regímenes autoritarios consolidados, como Venezuela, Cuba y Nicaragua.
En Venezuela, la crisis democrática se profundiza con un régimen de Maduro que, pese a las denuncias de fraude en las elecciones de 2024, sigue controlando el poder con el respaldo de Rusia y China. La manipulación electoral y la represión política siguen siendo los principales mecanismos de control de la dictadura venezolana, que se mantiene firme gracias a los apoyos externos que recibe.
Cuba, por su parte, sigue siendo un bastión del totalitarismo en la región. El régimen de Raúl Castro y, más recientemente, su sucesor Miguel Díaz-Canel, se sostiene gracias a las alianzas internacionales, particularmente con China y Rusia, que brindan apoyo económico y político ante las sanciones impuestas por Estados Unidos. La falta de libertades políticas, la represión de la oposición y la censura de los medios de comunicación son elementos estructurales del régimen cubano, que sigue sin mostrar signos de apertura política.
Nicaragua sigue el mismo patrón. Bajo la dictadura de Daniel Ortega, las elecciones fraudulentas, la suspensión de derechos y la persecución de opositores son prácticas cotidianas. La falta de un verdadero espacio democrático en Nicaragua, sumada a la represión violenta contra los opositores, convierte al país en uno de los regímenes más autoritarios del continente. Sin embargo, el respaldo de Rusia y China permite a Ortega seguir en el poder a pesar de la creciente presión internacional por una transición democrática.
La influencia de las grandes potencias
Un factor determinante para entender la persistencia de estos regímenes autoritarios es la influencia de potencias extranjeras, particularmente Rusia, China e Irán.
Estados Unidos, a través de sanciones y presiones diplomáticas, ha intentado aislar a los regímenes autoritarios de la región, pero su influencia ha sido limitada, especialmente en países donde las alianzas con Rusia y China han fortalecido los regímenes de izquierda, como en Venezuela y Nicaragua.
Rusia ha sido un actor clave en la región, respaldando a las dictaduras de Maduro y Ortega con apoyo militar y político, mientras que China ha proporcionado los préstamos e inversiones necesarios para mantener a flote las economías de estos países, sin cuestionar las prácticas antidemocráticas.
En cuanto a Irán, su apoyo político a Nicaragua y Venezuela refuerza la línea autoritaria de estos regímenes, mientras desafía la influencia estadounidense en la región.
Los desafíos de la desigualdad y la consolidación democrática
El informe también subraya que el camino hacia una democracia consolidada en América Latina no solo depende del fortalecimiento de las instituciones políticas, sino también de la resolución de las desigualdades sociales.
La falta de garantías sociales sigue siendo un obstáculo importante, ya que muchos ciudadanos ven en las democracias una forma de gobierno que no ha logrado resolver los problemas estructurales de la región, como la pobreza, la desigualdad y la inseguridad.
A nivel regional, el pesimismo económico sigue siendo elevado, y la delincuencia se presenta como el segundo problema más relevante para los latinoamericanos, solo por detrás de las dificultades económicas.
Perspectivas futuras
El panorama de América Latina sigue siendo incierto. Si bien hay avances en países como Argentina, donde la alternancia en el poder ha sido vista como una victoria para la democracia, la región sigue siendo vulnerable a las tentaciones autoritarias.
México, por ejemplo, ha visto un incremento del apoyo a la democracia gracias a la victoria de Claudia Sheinbaum en 2024, pero la polarización política y las tensiones internas siguen siendo una amenaza latente.
En cuanto a los regímenes autoritarios, Venezuela, Cuba y Nicaragua siguen siendo los principales puntos de conflicto en la región. El informe de Latinobarómetro 2024 demuestra que, a pesar de las dificultades, los ciudadanos de estos países no han renunciado a sus aspiraciones democráticas.
La pregunta es si podrán prevalecer frente a los sistemas autoritarios que se perpetúan gracias a la influencia de potencias extranjeras y la falta de presión interna y externa efectiva.
En resumen, el informe Latinobarómetro 2024 revela un continente dividido entre la esperanza en la democracia y el avance de regímenes autoritarios, donde la lucha por una verdadera democracia social y económica será crucial para el futuro de América Latina.
Las potencias internacionales jugarán un papel clave en este proceso, pero será la voluntad popular y la fuerza de las instituciones democráticas lo que determine si la región avanza hacia una consolidación democrática o se inclina aún más hacia el autoritarismo.