Desde hace varios meses que los choferes del transporte público en Bolivia exigen a los gobiernos locales que se les autorice incrementar en el precio del pasaje, debido a la creciente inflación en el país y los periodos de escasez de diésel que enfrentan.
En Santa Cruz de la Sierra, la ciudad más prospera y poblada del país, los choferes iniciaron bloqueos y una huelga indefinida este lunes, que fue criticada por amplios sectores de la población porque coincidió con el inicio del año escolar. “Que nos disculpen (los vecinos), pero el transporte también es pueblo”, manifestó Segundo Ricalde, secretario general del Sindicato de Transporte Urbano, en el canal Unitel. Los choferes incluso advierten con realizar un cierre de carreteras departamentales si la municipalidad no atiende sus demandas.
En tanto, la Alcaldía de Santa Cruz lamentó la medida de presión pese a que considera que hubo “avances significativos” en las negociaciones con el sector. El vocero Bernardo Montenegro manifestó que las autoridades están dispuestas a buscar soluciones conjuntas, “pero exigimos que primero se garantice el ordenamiento integral del transporte. Esto implica el cumplimiento de tributos en Santa Cruz de la Sierra, la instalación de cámaras de seguridad para combatir la ola de robos en los micros y la adecuación a la normativa vigente. Solo después de estos compromisos podemos hablar de una posible nivelación de tarifas”, declaró Montenegro.
El lunes y martes se registraron al menos 28 piquetes en toda la ciudad impidiendo también el paso de vehículos particulares. Los choferes exigen que la tarifa de adultos suba de 2 bolivianos a 2,50. La propuesta de la municipalidad se basa en un estudio técnico y ofrece una tarifa de 2,37 (que en los hechos sería de 2,40 por los cortes de la moneda).
La protesta iniciada ayer es la tercera en los últimos dos meses. A finales de noviembre y en diciembre también hubo paros del sector. En Bolivia, la tarifa del transporte público está regulada por las autoridades municipales, pese a que es una actividad que no está bajo el control del Estado.
La suspensión del servicio de buses altera la rutina de los pasajeros. Según reportes de prensa, la población utiliza mototaxis o taxis compartidos en rutas fijas y algunos dueños de camionetas o camiones pequeños prestaron el servicio. La medida complicó también el inicio de las clases escolares, por lo que las autoridades educativas pidieron “tolerancia” en el horario de ingreso y no descartan pasar a la modalidad virtual si la protesta se extiende.
La tensión por el precio del pasaje también se replica en otras regiones del país, en Cochabamba, los choferes aumentaron la tarifa pese a los reclamos de la población.
En La Paz el tema se lleva de manera coordinada entre los choferes, la Alcaldía y las juntas de vecinos que esperan los resultados de un estudio para evaluar el margen posible del aumento en el costo del pasaje. El dirigente de la federación, Santos Escalante, destacó que esta organización es la única a nivel nacional que ha avanzado en acuerdos sin recurrir a conflictos.
“Estamos logrando consensos sin confrontaciones. Nuestro sector y los vecinos trabajamos conjuntamente para consolidar el estudio de costos y definir, de manera consensuada, el nuevo precio de los pasajes”, afirmó en una conferencia de prensa citada por Erbol.
Desde el primer trimestre de 2023 que Bolivia enfrenta dificultades financieras marcadas por la escasez de dólares, que ha provocado el incremento general de los precios y desabastecimientos periódicos de combustible. El año 2024 el país cerró con una inflación acumulada del 9,97%, la mayor en los últimos 16 años, lo que ha elevado el costo de vida.
“Con la tarifa de dos bolivianos es insostenible seguir trabajando”, manifestó en una protesta anterior el dirigente de transporte público de Santa Cruz, Ronald García.