La operación a la que se iba a someter Soledad Barrera no podía durar más de 40 minutos. La mujer, una pediatra de 41 años, había llegado hasta el sanatorio SMI de Montevideo para una intervención programada, de rutina, que no tenía mucho riesgo más allá del que habitualmente conlleva cualquier intervención que requiere anestesia. Pero Barrera tuvo un paro en ese proceso, que la llevó a estar 10 meses en estado casi vegetal hasta que finalmente murió en agosto.
Durante semanas y semanas, la pediatra –que no tenía patologías previas– se limitaba a dormir, abrir los ojos sin ver, responder a algún estímulo auditivo y recibir alimentación mediante sonda (que muchas veces terminaba vomitando). El caso fue informado por el diario uruguayo El País.
El día de la operación, su madre, Rosario Barrera, la acompañó hasta el sanatorio y desde afuera del quirófano comenzó a escuchar gritos que le llamaron la atención: “María Soledad, despertate”. Unos minutos después, el cirujano y la anestesista le explicaron que la paciente había entrado en un paro cardíaco.
La madre denunció el caso ante la institución, en el Ministerio de Salud Pública (MSP) y también presentó una denuncia penal. La indagatoria penal apunta contra la anestesista.
A fines de diciembre de 2023, cuando Soledad estaba todavía en coma, su madre se cruzó a la anestesista en una cafetería, la siguió hasta el ascensor y la encaró. “Le dije que por qué no se hacía cargo de las cosas, que destrozó la vida de mi hija. Me dijo que ella no había hecho nada, que no había sido problema de la anestesista y ahí culpó al cirujano. Le dije que empezara a rezar, que iba a conocer lo peor de mi”, relató Rosario Barrera al medio uruguayo.
La versión de la anestesista es que en las cirugías laparoscópicas ocurren “mil cosas fisiológicas” que pueden explicar el daño cerebral extendido que tuvo Soledad. Estos hechos se pueden registrar “concomitantemente” con el paro cardíaco.
La investigación realizada por el MSP tuvo novedades esta semana. Con base en una resolución de la Comisión de Salud Pública, la cartera sanitaria del país dispuso la inhabilitación “para el ejercicio de la profesión médica” a la anestesista que intervino en la operación de Soledad Barrera, informó este domingo El País.
“En esta paciente y en este procedimiento anestésico-quirúrgico, de mínimo riesgo, si es correctamente realizado, este es una muerte evitable”, dice la resolución firmada por la presidenta de la comisión, María del Carmen Curbelo. La comisión determinó que la sanción que recayó sobre la anestesista fuera por un período de cinco años más una obligatoria “reevaluación profesional, por parte de la Unidad Académica de Anestesiología” de la Universidad de la República, una vez culmine este período.
La duración del paro cardíaco que sufrió la mujer no se puede establecer con seguridad porque no quedó registrado, concluyó la investigación del MSP. Además, “existen pruebas objetivas de varios apartamientos” de las normas y los procedimientos técnicos que los médicos deben seguir. La anestesista, por ejemplo, “omitió la valoración de la existencia y severidad del eventual agravio encefálico consecutivo al paro o lo hizo incorrectamente”.
Otro elemento que surge de la investigación es que durante el curso de la anestesia, como ella misma reconoce, la pediatra se retiró de la operación para ir al baño “por dos razones diferentes”. Salió, además, “sin dar aviso a viva voz al resto del equipo, que es lo que corresponde”. Ella declaró que lo hizo, aunque los cirujanos no lo confirmaron.
Según la investigación, la anestesista tampoco siguió el protocolo en los minutos clave que siguieron a la operación. En lugar de enviar a la paciente inmediatamente a cuidados intensivos, la mantuvo “durante un tiempo inexplicablemente prolongado” en el área de recuperación postanestésica.
El caso es investigado en Fiscalía por Fernando Romano, quien ya interrogó a los actores involucrados en 2024, pero la causa hasta ahora no ha tenido mayores novedades.