(Desde Santa Cruz de la Sierra) El evismo se resignó a no poder participar en las elecciones con el Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido que fue liderado por el ex presidente Evo Morales (2006-2019) durante más de 25 años y cuyo control perdieron a través de un fallo judicial en noviembre pasado, en medio de la disputa de poder con el gobernante Luis Arce.
La pérdida del partido no significa, sin embargo, que Morales decline su intención de postular a la Presidencia pese a todos los impedimentos legales que enfrenta, como su inhabilitación a través de veredictos judiciales. En ese sentido, los seguidores del ex presidente anunciaron un congreso a finales de marzo para “refundar” su instrumento político mientras buscan alianzas con otros partidos para presentarse a las elecciones presidenciales previstas para el 17 de agosto.
“Hay varias opciones todavía, estamos buscando ese acercamiento, en estos días vamos a dar seguramente la noticia a nivel nacional informando la alianza y con qué sigla vamos a participar”, manifestó en conferencia de prensa el dirigente Pedro Llanque, que aclaró que intentarán “recuperar” el MAS luego de los comicios.
El conflicto en el partido más numeroso del país inició en 2021 a raíz de las diferencias entre Morales y el presidente Arce, su ex ministro de Economía, por el rumbo del Gobierno, el control del partido y la candidatura de las elecciones de este año.
La tensión entre ambos fue creciendo y la división interna del partido llegó a un punto en el que la reconciliación ya no parece posible. En el segundo semestre de 2024, la batalla entre ambos vivió su fase más crítica con una marcha del evismo que duró siete días y un bloqueo de caminos que dejó paralizado el tránsito entre las principales ciudades del país durante 23 días (entre el 14 de octubre y el 6 de noviembre) con los consecuentes impactos económicos y sociales de la medida.
En el bloqueo de caminos se produjeron enfrentamientos con las fuerzas del orden que intentaron intervenir los piquetes en medio de reclamos de los sectores económicos golpeados por la crisis económica, la falta de dólares y de combustibles.
En esos choques, la Policía detuvo a dirigentes sociales que habían sido clave en la organización de la protesta. La medida tenía el objetivo de reclamar acciones para combatir la crisis financiera y la creciente inflación que enfrenta el país, además de exigir la habilitación de Morales como candidato y ratificar su jefatura en el MAS.
La disputa partidaria no logró dirimirse por el diálogo ni la fuerza, sino a través de la Justicia que en noviembre emitió dos fallos con los que desahució la carrera política de Morales, al menos en el corto plazo: ratificó su inhabilitación como candidato y le entregó el control del partido a Grover García, un aliado de Arce que había sido electo por la facción arcista del MAS meses antes.
Sin partido y sin posibilidades de postular a la Presidencia para estas elecciones, Morales busca rumbo y mantenerse vigente políticamente mientras insiste con que es el único candidato de las organizaciones sindicales que lo respaldan. En paralelo enfrenta juicios, uno de los cuales lo ha dejado arrinconado desde finales de septiembre en su bastión político ante el riesgo de aprehensión.
Morales está impedido legalmente de postular y aunque las encuestas muestran que tiene un voto fidelizado, el líder cocalero no ha considerado la posibilidad de negociar su sucesión con alguno de sus “delfines”, posiblemente ante el temor de que la transferencia de poder represente el fin de su vida política.