Ortega legalizó una fuerza militar de reserva y la “policía voluntaria” que ya actuaba reprimiendo a las protestas en Nicaragua

La Asamblea Nacional aprobó una reforma a la Constitución Política que crea las dos figuras a pedido del dictador. Pese a que no existía en la Carta Magna, habían actuado contra la revuelta popular que estalló en abril de 2018

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Daniel Ortega creó un ejército
Daniel Ortega creó un ejército paramilitar para sofocar la rebelión ciudadana que inició en abril del 2018 en Nicaragua. Inicialmente negó su existencia y la atribuyó a montajes, luego dijo que eran ciudadanos sandinistas armados para defenderse y finalmente aseguró que era “policías voluntarios”

La Asamblea Nacional de Nicaragua aprobó este martes artículos de una reforma a la Constitución Política que crean las “fuerzas militares de reserva patriótica” y la “policía voluntaria” que, según los opositores, se tratarían de fuerzas parapoliciales y paramilitares, que tienen el objetivo de acallar voces e incrementar la represión.

La enmienda constitucional, propuesta por el dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, y aprobada de manera unánime en segunda y definitiva votación, crea “las fuerzas militares de reserva patriótica, como parte del Ejército de Nicaragua, las cuales estarán integradas voluntariamente por oficiales, funcionarios, suboficiales, clase, soldados y marineros que han pasado a la honrosa condición de retiro o licenciamiento”.

Esas fuerzas de reserva también podrá estar integradas por “cualquier ciudadano o ciudadana que desee participar en la defensa armada de la nación, para garantizar la estabilidad, la seguridad y la paz”.

Asimismo, se crea la policía voluntaria como cuerpo auxiliar y de apoyo a la Policía Nacional, integrada por nicaragüenses “que prestan sus servicios de forma voluntaria”.

Pese a que la figura de policía voluntaria no existía en la Constitución, Ortega afirmó en septiembre de 2022 que el Ejército, la Policía y la “policía voluntaria” ayudaron a restaurar “la paz” en Nicaragua tras la revuelta popular que estalló en abril de 2018 por unas controvertidas reformas a la seguridad social y que dejaron cientos de muertos.

Según organismos humanitarios y opositores, esos civiles armados son “grupos parapoliciales y paramilitares” que actuaron con la aquiescencia del Estado en la denominada ‘Operación Limpieza’ con la que el régimen neutralizó las manifestaciones en su contra.

Soldados nicaragüenses durante la inauguración
Soldados nicaragüenses durante la inauguración de una exposición estática del Ejército de Nicaragua, en Managua (EFE/STR)

El Ejército podrá intervenir en apoyo a la Policía

La reforma también establece que la Presidencia podrá ordenar la intervención del Ejército en apoyo a la Policía Nacional, cuando la estabilidad de la República lo requiera.

Además, define al Ejército como “heredero directo” del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional del héroe nicaragüense, el general Augusto C. Sandino, y del Ejército Popular Sandinista (1979-1995), y que “es el pueblo mismo uniformado y organizado para defender la paz, la soberanía, la independencia, la autodeterminación y la integridad territorial”.

El Ejército estará bajo el mando de la Presidencia como Jefatura Suprema, y debe guardar protección, respeto y subordinación a la presente Constitución, y que es una institución obediente y no deliberante.

También prohíbe el establecimiento de bases militares extranjeras en el territorio nacional, y solo se podrá autorizar el tránsito o estacionamiento de naves, aeronaves, maquinarias y personal militar extranjero para fines humanitarios, adiestramiento, instrucción e intercambio, siempre que sea solicitado por la Presidencia y ratificado por la Asamblea Nacional.

Daniel Ortega junto a su
Daniel Ortega junto a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo (REUTERS/Oswaldo Rivas/Archivo)

En tanto, la enmienda define a la Policía Nacional como un cuerpo armado subordinado a la Presidencia, encargado de proteger la vida de los habitantes del país, preservar el orden social y el orden interno, garantizar la seguridad de las personas y las instituciones, entre otros.

Mientras que el Ministerio del Interior es la institución del Estado a la que corresponde implementar, mantener y ejecutar las medidas necesarias para garantizar la seguridad ciudadana, seguridad del Estado y el orden interno, y que depende de la autoridad ejercida por la Presidencia.

La reforma establece además que “no pueden existir más cuerpos armados en el territorio nacional que los establecidos en la Constitución, ni grados militares que los establecidos por la ley”.

También que no habrá servicio militar obligatorio y que se prohíbe toda forma de reclutamiento forzoso para integrar el Ejército, Policía Nacional y el Ministerio del Interior.

La reforma constitucional está siendo discutida en segunda y definitiva lectura en el Parlamento, dominado por el oficialismo, y se prevé la culminen el 28 de enero.

Policías reprimen una protesta en
Policías reprimen una protesta en Nicaragua (La Prensa/Archivo)

Temor por más represión

Los opositores al régimen, muchos en el exilio y desterrados de su nacionalidad, enfatizaron que las “fuerzas militares de reserva” y la “policía voluntaria” tendrán el objetivo de reprimir a la población civil en caso de que esta salga a reclamar por sus derechos.

Esa “policía voluntaria”, que no existía como figura en la Constitución hasta ahora, "ayudó“, según reconoció el propio régimen, ”a restaurar la paz” en el país tras la revuelta que estalló en abril de 2018.

Los organismos de derechos humanos y opositores insistieron en que esos civiles armados son “grupos parapoliciales y paramilitares” que en su momento actuaron en la ‘Operación Limpieza’ con la que el régimen neutralizó las manifestaciones en su contra.

(Con información de EFE)

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