Casavalle, el barrio de Montevideo donde los jóvenes temen caminar a la escuela

La zona periférica de la capital uruguaya es una de las más peligrosas del país por la cantidad de crímenes. Un estudio analizó el impacto en los estudiantes

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El grupo GEO de Uruguay
El grupo GEO de Uruguay recorre el barrio Casavalle de Montevideo, uno de los más afectados por la inseguridad (Presidencia)

(Desde Montevideo, Uruguay) - Una funcionaria de una policlínica de salud del barrio periférico de Montevideo Casavalle fue baleada mientras manejaba su auto. Dos balas perdidas impactaron contra el vehículo y contra el local del centro de salud, lo que provocó un reclamo del sindicato de trabajadores municipales y la decisión del Ministerio del Interior de aumentar el patrullaje en la zona. Casavalle es, también, un lugar donde se concentran varios de los homicidios que ocurren en Uruguay.

Una investigación de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República (Udelar) analizó cómo perciben el riesgo los adolescentes que asisten a la secundaria en ese barrio, específicamente en el camino desde sus hogares hasta el liceo. El trabajo, difundido por El Observador, implicó que los estudiantes marcaran las zonas peligrosas del barrio y el resultado fue un mapa de color con una distribución similar a la de los homicidios que ocurren en el lugar.

Los estudiantes explicaron que determinadas calles del barrio son peligrosas porque matan, roban, “te disparan”, “no hay policías” y hay “tiroteos” y “persecuciones”.

“Las representaciones gráficas y verbales señalan un entorno atemorizante, se denuncian muertes, amenazas, lesiones y es claro que las adolescencias de este barrio popular crecen desprotegidas y con los derechos vulnerados. No pueden caminar en paz para ir a estudiar, pues la experiencia es traumática y este trauma tiene origen social, no individual”, dice el trabajo de los investigadores de la Udelar.

La investigación se centró en este barrio porque allí se registran los “indicadores de bienestar más sumergidos de la ciudad”, así como las mayores tasas de homicidios del país.

En otro tramo del informe describen que el camino al centro educativo “se transforma en un asunto trascendente” y genera, en algunos casos, un problema de sobrevivencia naturalizada”. Para los estudiantes, la violencia verbal es una percepción de inseguridad de camino al centro de estudio porque “las calles son peligrosas”.

Los Chingas habían expulsados a
Los Chingas habían expulsados a unas 60 familias del barrio Casavalle

Si bien los hechos de violencia se dan en un tiempo y espacio determinado, las repercusiones emocionales que generan en los habitantes se instalan “en la memoria colectiva de barrio”, algo que se reproduce entre generaciones.

Casavalle es, desde al menos 1980, uno de los barrios “más inseguros y vulnerables” de Montevideo. “El impacto emocional de la violencia que se transmite intergeneracionalmente entre los habitantes de la comunidad se suma como un factor más de desprotección. Definitivamente, la violencia –histórica, estructural, acumulada– no ‘interrumpe’ sino que se reproduce y reactualiza intergeneracionalmente”, dice el texto.

Los resultados de la investigación muestran que este barrio está alejado de un “pasaje pacífico, protector y estimulante” para las trayectorias escolares de los estudiantes. “Se conjugan de modo amenazador la violencia del camino al liceo junto al malestar del tránsito vivido al finalizar la escuela e ingresar en el ciclo básico de la enseñanza media”, agrega la investigación.

Una recorrida del grupo GEO
Una recorrida del grupo GEO por el barrio Casavalle de Montevideo (Presidencia)

Otra de las conclusiones de los investigadores es que la pandemia de Covid-19 tuvo un impacto negativo en la educación de los estudiantes. La suspensión de las clases presenciales, explican, perjudicó la “frágil permanencia en el sistema educativo”, lo que derivó en un aumento del riesgo de exposición a factores desencadenantes de la violencia.

El derecho a la educación es una “dificultad” en estos contextos sociales, dado que los “soportes para la vida” con los que cuentan estos menores de edad “son muy escasos”, agrega el trabajo de la Facultad de Ciencias.

“Existe una dimensión de la supervivencia cotidiana que cada vez menos debe darse por supuesta en los territorios y requiere ser tematizada y problematizada, tanto en términos generales como a la luz de la reorientación de la política social implementada por el actual gobierno”, agrega el trabajo de los investigadores Nilia Viscardi, Mauricio Fuentes y Gabriel Tenenbaum.

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