Las dos últimas semanas de conflicto entre Tailandia y Camboya dejan ya 53 civiles muertos

Cientos de miles de personas han huido de sus hogares en medio de intensos ataques y bombardeos, con hospitales desbordados y ayuda internacional restringida por la violencia persistente, advierten fuentes oficiales y organismos de ambos países

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La respuesta de los hospitales en la región fronteriza se encuentra al límite, en medio de una crisis marcada por la difícil provisión de atención médica y víveres para las personas desplazadas, cuyo número sigue aumentando debido a la continuidad de los ataques. Según consignó el medio tailandés que recopiló los datos oficiales, las autoridades camboyanas han emitido cifras que sitúan en aproximadamente 520.000 el total de personas que han abandonado sus hogares desde el comienzo de los combates, entre ellas cerca de 165.000 menores. Este flujo masivo de población ha tensionado la infraestructura sanitaria y logística tanto en Tailandia como en Camboya. En este escenario, el número de muertos civiles asciende a 53, de acuerdo con la información actualizada por el Ministerio de Salud de Tailandia y los organismos locales —34 de las muertes ocurrieron en territorio tailandés y 19 en áreas camboyanas—, mientras los ataques cruzados y los bombardeos se mantienen activos en varias provincias fronterizas.

El medio tailandés detalló que, en Tailandia, la mayoría de las víctimas mortales se atribuyen a proyectiles disparados desde Camboya, siendo solo una causada por un ataque reconocido oficialmente como “directo”. Las acciones armadas, catalogadas como bombardeos y ofensivas de artillería, han obligado a más de 213.000 ciudadanos de Tailandia a desplazarse a casi 900 centros de acogida temporales en distintas regiones, según la información relevada por fuentes gubernamentales y compartida por la prensa del país. Estos refugios proveen servicios básicos y alimentación, aunque persisten desafíos severos para sostener su funcionamiento por el constante aumento en el número de personas que llegan en busca de refugio debido a la inseguridad reinante.

Por su parte, la portavoz del ejército de Camboya, general Maly Socheata, en declaraciones recogidas por medios locales, confirmó el fallecimiento de 19 civiles en el país, incluido un menor, y comunicó que al menos 79 personas sufrieron heridas desde que los enfrentamientos se reanudaron hasta el sábado anterior. En tanto, el Ministerio de Salud tailandés comunicó que las filas de militares caídos de Tailandia suman 19 en el actual periodo de violencia, mientras que datos precisos sobre bajas militares en Camboya no han sido difundidos oficialmente. Esta falta de información dificulta un panorama completo sobre el efecto de las operaciones armadas en los propios combatientes y sobre la estabilidad en la zona.

La intensidad en los enfrentamientos desde el inicio del actual episodio de conflicto ha originado evacuaciones sostenidas a lo largo de las últimas dos semanas. El medio tailandés recopiló declaraciones de la general Socheata, quien advirtió sobre la saturación de los recursos hospitalarios y la creciente dificultad para distribuir ayuda a quienes huyen de la violencia. Los informes coinciden en señalar que la presión sobre los centros de refugio y sobre la infraestructura de servicios básicos se profundiza a medida que se extienden los ataques.

En cuanto a los intentos de mediación diplomática, los medios tailandeses y camboyanos han dado cuenta de gestiones promovidas por organismos internacionales y gobiernos aliados para alcanzar un alto el fuego inmediato. El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, declaró su esperanza de que se pudiera concretar una tregua “el lunes o el martes” de la siguiente semana, cita difundida ampliamente en publicaciones regionales con el objetivo de facilitar el ingreso de ayuda humanitaria y limitar el avance del conflicto armado. No obstante, la persistencia de combates impide asegurar el tránsito seguro a zonas de riesgo para los equipos de rescate y para la distribución de bienes de primera necesidad.

El Ministerio de Salud tailandés señaló la necesidad de reforzar la atención hospitalaria y de ampliar el acceso a suministros vitales, dada la magnitud del desplazamiento interno y la cantidad de personas heridas. Los reportes periodísticos en ambos países han remarcado también la insuficiente transparencia sobre las cifras relativas a las fuerzas armadas, un aspecto que añade incertidumbre a la gestión del conflicto. Tanto las autoridades como las organizaciones humanitarias focalizan sus recursos en la protección de la población civil y en la coordinación de la asistencia internacional, pese a los obstáculos impuestos por la situación de inseguridad.

La cobertura realizada por medios en Tailandia y Camboya da cuenta de una situación que tiende a agravarse, mientras la falta de progreso en las negociaciones mantiene a las comunidades en estado de alerta. Los organismos oficiales, citados por la prensa de ambas naciones, subrayan que la combinación de violencia ininterrumpida, desplazamientos de gran escala y las restricciones para el acceso de la ayuda humanitaria intensifican el nivel de emergencia en la frontera, implicando tanto a los habitantes como a las instituciones responsables de su resguardo.