
Una particularidad señalada en documentos oficiales es que los anuncios de retirada del Movimiento 23 de Marzo (M23) suelen estar acompañados de actos públicos y cobertura mediática, frecuentemente en presencia de efectivos extranjeros, lo que según fuentes consultadas permite a los rebeldes incidir en la percepción internacional y entorpecer la comprobación sobre el terreno. El acceso a Uvira y las rutas logísticas de entrada y salida permanecen bajo control del M23, lo que imposibilita tanto la reanudación de servicios públicos en la ciudad como el retorno seguro de los desplazados, según informó Europa Press citando fuentes militares y documentos de la administración congoleña.
Tal como reportó Europa Press, la ocupación persistente de los accesos estratégicos por parte de los rebeldes ha impedido la recuperación de las principales funciones estatales y la apertura de infraestructuras educativas y sanitarias. Los combates recientes han provocado el cierre continuado de escuelas y centros médicos y han paralizado el funcionamiento de la administración local, lo que tiene efectos directos en el reparto de ayuda y en el acceso a alimentos y servicios básicos en la zona de Uvira y localidades aledañas.
El Ejército de la República Democrática del Congo indicó a Europa Press que los movimientos anunciados de retirada por parte del M23 carecen de consistencia. Mientras pequeños grupos de combatientes se desplazan hacia áreas montañosas de las inmediaciones, la mayoría permanece desplegada en las rutas clave, impidiendo la circulación normal y la reanudación de la actividad económica y civil. Según documentos analizados por Europa Press, este patrón se repite en los principales puntos de paso bajo control insurgente y bloquea cualquier iniciativa para la normalización institucional y el regreso de los desplazados internos.
Europa Press agrega que la cooperación entre el M23 y miembros de las fuerzas armadas ruandesas permite mantener la supremacía sobre los corredores que unen Uvira con los núcleos urbanos de Kivu Sur, Goma y Bukavu. La colaboración entre ambos actores complica la aplicación de los compromisos multilaterales para el cese de hostilidades y refuerza la capacidad del grupo rebelde para consolidar sus posiciones. La influencia ruandesa, de acuerdo con fuentes citadas por Europa Press, no se limita al plano simbólico, sino que incluye asistencia logística y militar, lo que prolonga la inestabilidad en la región.
Entre los entrevistados por Europa Press se encuentra el general Sylvain Ekenge, portavoz del Ejército congoleño, quien aseguró que “los anuncios de repliegue hechos por el M23 son insuficientes”, porque solo una fracción minoritaria de sus miembros ha evacuado algunas posiciones, mientras la mayor parte sigue presente en los sectores de máxima importancia estratégica y territorial. Ekenge añadió que “la finalidad de estos comunicados parece centrarse en incidir sobre la percepción de los observadores internacionales y los organismos multilaterales, más que en cambiar la realidad sobre el terreno”.
La situación que describe Europa Press implica un deterioro agudo de las condiciones de vida para la población local. La imposibilidad de distribuir ayuda humanitaria, la interrupción de mercados y la suspensión de la vida civil incrementan la vulnerabilidad social de los residentes y de quienes han debido abandonar sus hogares por la escalada de violencia. El medio señala que la crisis impacta tanto a quienes han permanecido en las zonas bajo control rebelde como a los desplazados, al obstaculizar cualquier intento de instaurar un mínimo de estabilidad.
En el ámbito diplomático, Estados Unidos ha solicitado en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que se implemente una verificación independiente del repliegue de los combatientes del M23, exigiendo que se sitúen a no menos de 75 kilómetros de Uvira. Según Europa Press, la petición busca garantizar medidas efectivas para proteger a la población civil de la región y se alinea con los acuerdos adoptados en negociaciones multilaterales recientes. Uno de estos pactos, detalló el medio, corresponde al acuerdo firmado en Washington entre el presidente congoleño Félix Tshisekedi y su homólogo de Ruanda, Paul Kagame. Sin embargo, hasta la fecha la situación en Uvira y en otras zonas con presencia del M23 no ha registrado cambios significativos.
El M23 sostiene que su permanencia armada responde a la supuesta necesidad de proteger a la minoría tutsi congoleña, argumento que, de acuerdo con Europa Press, choca con la demanda gubernamental de desarme total y verificable. El gobierno considera que solo una desmovilización completa permitirá restaurar la gobernanza legal y la operación de servicios vitales para la población.
Europa Press resume tras el análisis de documentos oficiales y testimonios de actores relevados que la situación en Uvira se mantiene congelada. Mientras persista el control sobre corredores principales y continúe la cooperación de elementos externos, no hay condiciones para restablecer la administración pública, reabrir escuelas u hospitales ni permitir el retorno seguro de quienes se han visto forzados al desplazamiento.


