
Entre los elementos revelados tras la investigación sobre el ataque en el metro de Taipéi, la agencia oficial CNA informó que Chang Wen, identificado como el responsable, había reservado una habitación en un hotel a cincuenta metros del lugar de los hechos. Allí almacenó cuchillos y materiales inflamables durante los días previos al incidente, lo que favoreció la logística del ataque y le permitió vigilar de cerca el flujo de pasajeros y la actividad en el entorno inmediato al sistema subterráneo. Esta información resultó esencial para los cuerpos de seguridad y fue clave para reconstruir los preparativos del ataque, que dejó un saldo de cuatro muertos y más de una decena de heridos en una zona central de la capital de Taiwán.
Según informó la agencia CNA, el suceso ocurrió en la línea de metro que conecta las estaciones Taipéi Principal y Zhongshan, franjas con perenne tránsito de peatones. El agresor, de veintisiete años, empleó cuchillos y varios artefactos que generaron humo para sembrar confusión y dificultar la evacuación de los pasajeros. Durante la ofensiva, testigos y víctimas intentaron ayudar a quienes trataban de escapar, mientras que las fuerzas policiales intervinieron para limitar el daño. La CNA detalló que el ataque se ejecutó en un lapso breve, factor que contribuyó a que el número de afectados aumentara rápidamente.
La revisión de la escena arrojó más datos sobre la preparación y el alcance de los materiales empleados. De acuerdo con la narración de CNA, la policía encontró una maleta en el lugar del atentado que contenía diecisiete bombas de humo, de las cuales quince fueron activadas durante la agresión, además de quince botellas de gasolina, chalecos de protección y varias armas blancas. Este hallazgo reveló la magnitud del plan ideado, según consideraron los investigadores, quienes también detectaron una computadora portátil incendiada, cuatro cuchillos adicionales, dos tabletas bloqueadas, cinco bidones y veintitrés botellas de gasolina más. Estos objetos fueron asegurados durante operativos en distintas localizaciones relacionadas con Chang Wen, incluyendo su habitación de hotel y otros espacios residenciales que había frecuentado en los días previos al ataque.
El desenlace, consignado por la CNA, tuvo lugar cuando el agresor se arrojó desde el sexto piso del edificio Eslite Spectrum Nanxi, después de quedar cercado por la policía. Murió instantáneamente producto de la caída. Entre las víctimas fatales figuran un hombre de cincuenta y siete años que intentó frenar el ataque y otra persona que falleció como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio ocasionado por inhalar gases tóxicos emitidos durante las explosiones de las bombas de humo.
El Ministerio de Sanidad de Taiwán, citado por CNA, contabilizó al menos cuatro fallecimientos y quince personas heridas, de las cuales dos permanecen ingresadas bajo cuidados intensivos. Las autoridades sanitarias implementaron protocolos de emergencia y los hospitales de la ciudad activaron procedimientos para atención inmediata, seguimiento clínico e intervención psicológica, con el objetivo de cubrir las necesidades sanitarias inmediatas de las personas lesionadas. Según la agencia, se procuró reducir la exposición al riesgo para usuarios habituales del sistema subterráneo y contener posibles consecuencias indirectas sobre la salud pública.
Respecto a las pesquisas, el medio CNA indicó que los equipos forenses examinaron dispositivos electrónicos incautados y rastrearon las comunicaciones que mantuvo Chang Wen antes de la agresión. Hasta el momento, la investigación oficial no ha encontrado señales de que el responsable colaborara con otras personas ni indicios de participación coordinada con grupos terroristas o estructuras criminales foráneas. Tanto la Agencia Nacional de Policía como la fiscalía declararon a la CNA que el caso mantiene su carácter de acto individual, sin conexiones identificadas con organizaciones extremistas.
El avance del proceso judicial incluyó la revisión de registros previos de Chang Wen. Según reportó la CNA y medios locales, la Fiscalía del Distrito de Taoyuan integró a la cronología de los hechos una orden de detención vigente contra el atacante, emitida meses antes del ataque a consecuencia de su no comparecencia ante un requerimiento vinculado al cumplimiento del servicio militar obligatorio. Este dato se incorporó al análisis sobre los factores personales que pudieron incidir en el comportamiento del agresor.
Las medidas de respuesta tras el atentado contemplaron múltiples acciones gubernamentales y operativas. Conforme a lo que publicó la CNA, las autoridades municipales de Taipéi dispusieron el reforzamiento de la seguridad en entornos de alta concurrencia, con la habilitación de controles exhaustivos en los accesos de las estaciones de metro, la instalación de barreras de prevención y detectores de explosivos, y el incremento del personal policial, sobre todo en épocas de celebraciones masivas como Navidad o Año Nuevo. El alcalde de Taipéi, Chiang Wan An, difundió la directiva por la que instruía a la policía y demás organismos implicados a ampliar la vigilancia y maximizar los patrullajes. El medio reprodujo sus declaraciones: “Para garantizar la seguridad de los ciudadanos y mantener el orden social, he dado instrucciones inmediatas al departamento de policía y a todas las unidades pertinentes para que refuercen los mecanismos de seguridad y patrullaje en toda la ciudad”.
La implementación posterior al ataque abarcó nuevos simulacros de situaciones de emergencia, aumento de patrullajes iniciados durante horas nocturnas y fines de semana, y mayor supervisión de espacios donde se concentran multitudes. Los hospitales continúan la monitorización permanente de los pacientes ingresados y las autoridades de salud adaptan los protocolos según evolucionan los casos, informó la CNA.
En lo referente al trabajo forense, la recolección de evidencias físicas y el análisis del recorrido de Chang Wen fueron procedimientos centrales para clarificar la secuencia de la organización previa al ataque. Los investigadores recopilaron datos sobre la adquisición de combustibles y la ubicación estratégica de los materiales, considerando estos factores determinantes para comprender tanto la metodología como los motivos que llevaron a la ejecución del atentado, según fuentes consultadas por la CNA.
La conclusión provisional de las instituciones responsables, recogida por informes de CNA y replicada en medios internacionales, sitúa el ataque como una acción perpetrada por un solo individuo, sin respaldo externo ni conexión comprobada con células terroristas organizadas. El despliegue de fuerzas policiales en puntos neurálgicos de la ciudad y la implementación de planes de contingencia hospitalaria y en el sistema de metro persisten como prioridades. El gobierno local mantiene la supervisión permanente en los accesos al transporte subterráneo y refuerza la comunicación con la población para difundir información actualizada sobre la investigación y los procedimientos de resguardo.
Las autoridades han señalado, de acuerdo con CNA, que la atención integral a las víctimas y la protección de los usuarios del transporte público continúan como ejes fundamentales, con esfuerzos enfocados en garantizar la seguridad y evitar que hechos similares ocurran en el futuro. Las estrategias de prevención y los mecanismos de patrullaje se mantienen como respuesta ante el impacto que produjo el ataque en la capital de Taiwán, mientras evoluciona el estado de los heridos y avanzan las indagaciones policiales y judiciales.


