
La declaración oficial por parte de las autoridades sirias tras la muerte de tres ciudadanos estadounidenses en Palmira se centró en la exposición de las deficiencias de seguridad todavía existentes en la región y en la reiteración de una convocatoria para que Estados Unidos, junto a la coalición internacional, refuercen el compromiso de colaboración para disminuir los riesgos vinculados al extremismo en Siria. El gobierno de Damasco, según detalló Europa Press, incluyó un mensaje de condolencia dirigido a Washington y urgió a la comunidad internacional a avanzar hacia una estrategia integral que frene el accionar de grupos radicales en el país.
De acuerdo con Europa Press, los Ministerios de Exteriores e Interior de Siria informaron que la falta de control total sobre territorios como Palmira obedece en parte a la presencia sostenida de fuerzas extranjeras y agrupaciones armadas no estatales en el centro sirio. Esta situación, indicaron, genera las condiciones propicias para la realización de ataques letales como el ocurrido, donde perdieron la vida dos militares estadounidenses y un intérprete civil. Añadieron que el perpetrador del atentado no guardaba relación alguna con los aparatos de seguridad oficiales de Siria, apuntando que la fragmentación territorial facilita que organizaciones violentas continúen operando en el país.
El comunicado oficial transmitido por el Ministerio de Exteriores, citado por Europa Press, urgió a la administración estadounidense y sus aliados a desarrollar mecanismos de trabajo conjunto más sólidos. Este pedido se fundamenta en la necesidad de elaborar una respuesta coordinada con el objetivo de impedir tanto la propagación del extremismo yihadista como la repetición de episodios similares en regiones vulnerables y zonas fronterizas. Las autoridades sirias consideraron que tales acciones resultarían determinantes para restablecer cierto nivel de estabilidad y seguridad a mediano plazo.
En respuesta a la muerte de sus nacionales, el gobierno estadounidense lanzó una operación militar específica en áreas sirias controladas por el Estado Islámico, bajo el nombre “Ataque ojo de halcón”, reportó Europa Press. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, declaró en referencia a la ofensiva: “Hoy hemos perseguido y matado a nuestros enemigos. A muchos. Y seguiremos haciéndolo”. Analistas consultados por el medio interpretaron la reacción de Washington como un reflejo de la voluntad de proteger a las tropas y personal estadounidense que permanece en el terreno, aunque descartaron que la acción implique un aumento inmediato en el número de efectivos desplegados.
Desde el ámbito diplomático, el entonces presidente Donald Trump remitió sus condolencias a los allegados de los fallecidos, a quienes calificó como “tres grandes patriotas estadounidenses”, conforme recogió Europa Press. Trump consideró que el ataque reflejó tanto una agresión contra Estados Unidos como un atentado dirigido a las propias instituciones de Siria, e identificó la existencia de vacíos de poder como un factor determinante para que los responsables actuaran.
El grupo de estadounidenses afectados formaba parte de la Guardia Nacional de Iowa y había sido enviado a Siria para participar en operaciones conjuntas centradas en reducir la capacidad operativa de células del Estado Islámico, según publicó Europa Press. Estas misiones integraban una serie de despliegues orientados a contener los riesgos que plantean las agrupaciones armadas aún activas en el país.
En reiteradas ocasiones, autoridades sirias citaron a Europa Press para reafirmar el peligro permanente al que se enfrentan los habitantes de zonas clasificadas como de alto riesgo, donde la presencia de grupos armados no estatales y fuerzas externas continúa representando una amenaza directa para la población civil. La administración de Damasco sostuvo que la única vía sostenible para limitar nuevas incursiones y estabilizar el entorno requiere de una cooperación internacional transparente y sostenida a largo plazo.
Entre las demandas expresadas figuró la petición de incrementar la supervisión y vigilancia sobre las regiones especialmente vulnerables, en línea con los planteamientos de la coalición internacional y con la finalidad de implantar una política preventiva más efectiva, según consignó Europa Press. Autoridades sirias insistieron ante el medio que el restablecimiento del orden y el fortalecimiento de la soberanía nacional dependerán de la eficacia en la coordinación intergubernamental y del diseño de planes conjuntos capaces de restringir el margen de acción de las organizaciones violentas.
Como parte de las reacciones oficiales, el Ministerio de Exteriores de Siria comunicó su disposición para seguir colaborando en las operaciones dirigidas a la desarticulación del Estado Islámico y solicitó el respaldo permanente de la comunidad internacional para lograr una estabilización duradera tras lo ocurrido en Palmira, señaló Europa Press. La demanda de Siria se articuló en torno a la creación y expansión de recursos que permitan prevenir futuros incidentes de violencia y enfatizó que tal protección requiere de la contribución activa y conjunta de todos los integrantes de la coalición internacional.
La postura de la administración siria, recogida integralmente por Europa Press, reflejaba el reconocimiento de una seguridad aun frágil en varios puntos estratégicos del país y argumentó que la persistencia de situaciones como la de Palmira demuestra la necesidad de una acción exterior más decidida y sostenida, así como el fortalecimiento de los mecanismos de prevención y colaboración bilateral y multilateral para frenar las amenazas del extremismo en la región.


