
La expectativa de que el papa León XIV realice una visita a Barcelona por la conmemoración del centenario de Antoni Gaudí, anunciada por el cardenal arzobispo de la ciudad, Juan José Omella, suma importancia a un contexto marcado por profundas preocupaciones sociales y eclesiásticas. Según reportó Europa Press, Omella expuso en una entrevista difundida por Cope Catalunya i Andorra que el agravamiento de la emergencia habitacional en Barcelona exige una respuesta colectiva y transversal que trascienda límites políticos y administrativos.
Durante la conversación, el cardenal insistió en que la magnitud del incremento de personas sin hogar obliga a activar mecanismos de cooperación. Según consignó Europa Press, Omella propuso crear una mesa de diálogo permanente en la que participen el Estado, partidos políticos, entidades sociales y toda la ciudadanía, con la finalidad de buscar soluciones estables al sinhogarismo. El arzobispo puntualizó que la urgencia del fenómeno supera la capacidad de cualquier administración pública actuando de manera aislada y reclamó el abandono de la confrontación partidista en beneficio de acuerdos duraderos y operativos tanto en materia de vivienda como ante los desafíos vinculados a los flujos migratorios.
El medio Europa Press citó textualmente al prelado, quien advirtió sobre la gravedad de la crisis y defendió la implicación de todos los actores sociales: “Es muy grave que alguien no tenga una vivienda donde vivir”. Omella exhortó a que el debate político deje de centrarse en la rivalidad entre formaciones y se enfoque en la identificación precisa de los problemas habitacionales, así como en la búsqueda efectiva de vías de solución. Señaló que la escucha activa por parte de las autoridades resulta esencial, ya que, en sus palabras recogidas por Europa Press, “el Estado tiene que escuchar al pueblo, a las asociaciones y a las instituciones que trabajan sobre el terreno, y no pretender que el pueblo solo siga sus mandatos”.
El cardenal agregó que los poderes públicos necesitan fortalecer y acompañar las iniciativas sociales que operan dentro del tejido asociativo, muchas de las cuales ya atienden la emergencia del sinhogarismo. Europa Press reflejó también el énfasis de Omella en la insuficiencia de ayudas dirigidas a las familias, una carencia que limita la eficacia de los esfuerzos para erradicar la exclusión residencial.
La conversación radiofónica emitida por Cope Catalunya i Andorra y recogida íntegramente por Europa Press recogió además el posicionamiento del arzobispo sobre el papel de la Iglesia en la vida social y eclesial actual de Barcelona. Omella destacó el reciente aumento de vocaciones sacerdotales, ejemplificado por el ingreso de seis jóvenes al Seminario de la ciudad y el incremento de bautizos de adultos, interpretando este fenómeno como un signo de vitalidad para la comunidad.
Al referirse a su futuro personal dentro de la Iglesia, Juan José Omella adelantó su intención de presentar su renuncia como arzobispo cuando cumpla 80 años, el 21 de abril de 2026, dejando en manos del papa la decisión final sobre su continuidad. Este anuncio se inscribió en el marco de sus reflexiones sobre las tareas urgentes que enfrenta tanto la Iglesia como la sociedad catalana en el futuro inmediato.
En las declaraciones recogidas por Europa Press, Omella reiteró que el avance hacia la superación del sinhogarismo exige consensos a largo plazo entre los ámbitos institucional, político y ciudadano, priorizando las necesidades colectivas sobre las diferencias sectoriales. El arzobispo sostuvo que solo la coordinación entre los diversos actores permitirá mitigar el sufrimiento asociado a las actuales carencias habitacionales y ofrecer una respuesta adecuada a una problemática de alcance social, económico y estructural que afecta al conjunto de la ciudadanía.
Omella concluyó su intervención, según Europa Press, con un llamamiento a que la sociedad y sus representantes se comprometan en profundidad, superando reacciones partidistas y favoreciendo modelos estables de colaboración. Señaló que, para resolver de manera eficiente la emergencia social derivada de la crisis de vivienda y otros desafíos estructurales, resulta imprescindible el liderazgo compartido y el respaldo decidido por parte de las instituciones a la labor desplegada desde la base social y comunitaria.

