José Manuel Parada habla de la ausencia de Rappel en el funeral de Encarnita Polo

La familia de Encarnita Polo decidió organizar el sepelio en Ávila en la más estricta intimidad, lo que, sumado a la falta de comunicación, llevó a que personas cercanas como el vidente Rappel no recibieran información para poder asistir

Guardar

La ausencia de Rappel en el funeral de Encarnita Polo se debió, según José Manuel Parada, a la falta de comunicación y a la distancia entre el vidente y la familia de la cantante, un hecho que se evidenció aún más debido a las restricciones impuestas durante la organización del sepelio en Ávila. El medio original señaló que esta distancia cobró mayor notoriedad después de que Rappel hiciera algunas declaraciones públicas tras la muerte de la artista, lo que complicó la interacción entre ambas partes. Esta situación resultó decisiva para que Rappel no recibiera la información necesaria y no pudiera presentarse en la despedida.

De acuerdo con lo publicado por el medio, Raquel, hija de Encarnita Polo y del compositor Adolfo Waitzman, asumió toda la responsabilidad del funeral de su madre. Su determinación se centró en asegurar la privacidad, limitando estrictamente la convocatoria a un grupo reducido de allegados y manteniendo la iglesia de Ávila alejada de la atención mediática. Esta decisión también implicó que personas cercanas, pero no incluidas en el círculo más íntimo, como el propio Rappel, quedaran al margen de los detalles del evento y no asistieran a la ceremonia.

Según informó el medio, la propia Raquel expresó su deseo de mantenerse fuera del foco público después del fallecimiento de su madre, rechazando entrevistas y cualquier aparición relacionada con la muerte de Encarnita Polo. Su respuesta a las muestras de afecto consistió en difundir un comunicado de agradecimiento, manteniendo en todo momento su preferencia por la reserva personal, actitud que ya había marcado su trayectoria vital antes del reciente suceso.

Durante la ceremonia, amigos y conocidos de diferentes ámbitos, tanto artísticos como privados, se congregaron en la iglesia abulense, llenando el recinto a pesar de las limitaciones establecidas. El acto se desarrolló en un ambiente de respeto y recogimiento, acorde con la intención de la familia de preservar la intimidad y evitar la exposición ante los medios. El medio explicó que la convocatoria, aunque restringida, reunió a quienes mantenían una auténtica relación personal o profesional con la cantante, dejando fuera a rostros mediáticos habituales que no formaban parte del entorno cotidiano de la artista.

José Manuel Parada, encargado de hacer público el fallecimiento y los detalles de la misa a través de sus redes sociales, abordó las especulaciones sobre la ausencia de Rappel. El medio relató que Parada recibió una disculpa de parte del vidente, quien aseguró desconocer la fecha y el lugar del acto, razón por la cual no pudo acudir. Parada señaló: “yo estoy convencido que Rappel hubiera ido por Encarnita porque eran amigos”, aludiendo a la relación de amistad que ambos mantenían. El propio Parada reconoció no haber recordado las circunstancias que distanciaban a Rappel de la familia al momento de difundir la esquela, lo que pudo contribuir a la falta de notificación directa al vidente.

El medio también hizo referencia a la estrategia adoptada por Parada y otros allegados para que amigos de Encarnita Polo residentes en Madrid tuvieran la posibilidad de desplazarse a Ávila y acudir a la ceremonia, facilitando así una despedida amplia dentro de las restricciones impuestas. Esta iniciativa permitió que la red de amistades y conocidos de la artista pudiera rendirle homenaje, a pesar del carácter reducido que marcó el acto.

La herencia artística y personal de Encarnita Polo y Adolfo Waitzman fue aludida durante la despedida, recordando la influencia que ambos ejercieron en su entorno inmediato. El medio citado insistió en que la voluntad de Raquel de proteger tanto la privacidad familiar como la memoria de su madre guio todos los detalles de la organización del funeral. La hija de la cantante optó por mantenerse apartada de los homenajes públicos e incluso durante la celebración, prefiriendo resguardar la intimidad y el recuerdo materno en un espacio reservado.

El clima generado durante los actos fúnebres se caracterizó por un equilibrio entre el respeto a la discreción solicitada por la familia y la necesidad de que quienes compartieron vivencias con la artista pudieran despedirse. El medio detalló que la ausencia de figuras como Rappel no restó valor al reconocimiento sentido hacia Encarnita Polo, cuya red de vínculos se manifestó en la asistencia de numerosos amigos y allegados. La elección de la familia de desarrollar el sepelio bajo estrictas limitaciones reafirmó el interés por mantener el homenaje y la despedida en un entorno tranquilo, alejado del interés mediático y centrado en la memoria personal de la artista.