
Los relatos de profesionales sanitarios y rescatistas entrevistados por WAFA describen el agotamiento del sistema de salud local y las trabas que enfrentan en entornos donde la violencia es habitual y los operativos militares son frecuentes. Estas voces hicieron énfasis en la necesidad de corredores humanitarios estables y en el reconocimiento de su labor por parte de las fuerzas armadas para lograr una cobertura de emergencias que se adecue a la, por ahora, insuficiente capacidad de respuesta ante la crisis en curso. En este contexto, la noticia principal gira en torno a la muerte de dos jóvenes palestinos, uno de ellos menor de edad, por disparos de militares israelíes en Cisjordania, y la retención del cuerpo del adolescente, lo que ha imposibilitado la realización de su entierro bajo los ritos islámicos y ha añadido mayor tensión a la región.
Según informó WAFA, el menor identificado como Ryan Muhamad Abdulqader Abú Mualla, de 16 años, perdió la vida tras resultar herido por disparos de efectivos israelíes en la gobernación de Yenín. El cuerpo del adolescente permanece bajo custodia de las autoridades militares, lo que ha impedido a su familia y a la comunidad llevar a cabo el funeral de acuerdo a las prácticas religiosas islámicas. WAFA destacó que la imposibilidad de proceder con el sepelio tradicional no solo incrementó el sufrimiento de los allegados, sino que interrumpió un proceso cultural y ritual fundamental en el duelo colectivo, intensificando la percepción de desamparo entre los residentes de la zona.
El mismo incidente que resultó en la muerte de Abú Mualla estuvo marcado por limitaciones en el acceso de ambulancias y equipos de rescate, según informaron testigos y fuentes médicas a WAFA. Estos relataron que el despliegue de controles y patrullas del ejército israelí obstaculizó la llegada oportuna de los servicios de emergencia al lugar donde el adolescente cayó herido. La demora impidió que Abú Mualla recibiera atención médica inmediata, razón por la cual falleció desangrado en la vía pública. El medio WAFA subrayó que este patrón se repite en áreas de Cisjordania donde hay operaciones militares activas, dificultando de forma sistemática el acceso a servicios sanitarios y de rescate para los civiles afectados.
En simultáneo a estos hechos, WAFA reportó que en la localidad de Silat al Hariziya, también en la región de Yenín, Ahmad Saed Ziyud, de 22 años, murió tras ser alcanzado por un proyectil en el pecho durante una intervención de las fuerzas israelíes. El ejército israelí, citado por WAFA, afirmó que las acciones armadas de sus efectivos respondieron en Qabatiya a un ataque con un ladrillo contra los soldados, y en Silat al Hariziya a la supuesta utilización de un artefacto explosivo en dirección a los militares. No se reportaron bajas entre las fuerzas israelíes en ninguno de los incidentes, según indicaron voceros oficiales.
El medio WAFA detalló que desde octubre de 2023, la gobernación de Yenín y sus alrededores han registrado más de 62 fallecimientos relacionados con enfrentamientos armados. Una parte relevante de las víctimas corresponde a menores y jóvenes, un fenómeno que, según WAFA, evidencia la vulnerabilidad de la población más joven en escenarios marcados por operaciones militares y violencia recurrente. Esta tendencia afecta las estructuras familiares y sociales de las comunidades en Cisjordania, exacerbando las consecuencias a largo plazo de la ocupación y los recurrentes operativos de seguridad.
Las dificultades en la prestación de servicios médicos de emergencia constituyen uno de los principales reclamos de asociaciones humanitarias y profesionales de la salud en la región, tal como recogió WAFA. Representantes de la Media Luna Roja y médicos locales señalaron que la presencia de patrullas, retenes y vehículos blindados restringe el acceso tanto de ambulancias como del personal sanitario a los lugares donde ocurren los incidentes. Voceros del Ministerio de Sanidad palestino explicaron a WAFA que estas restricciones afectan no solo la capacidad de respuesta inmediata ante emergencias, sino también la movilidad general de la población para realizar actividades cotidianas, como desplazarse a centros educativos o acudir a consultas médicas.
En entrevistas realizadas por WAFA, padres de familia y habitantes de las zonas afectadas relataron cómo la militarización y los bloqueos alteran de manera sostenida la vida diaria. Reportaron una sensación de miedo y falta de previsibilidad en sus desplazamientos, lo que limita el acceso a servicios básicos y condiciona la experiencia de la sociedad civil local. Las familias señalaron que la interrupción de las rutinas escolares y las dificultades para recibir atención médica han incrementado el grado de inseguridad y tensión en la vida comunitaria.
Desde el punto de vista social y cultural, las restricciones al entierro de los fallecidos, especialmente de los jóvenes, han sido consideradas por líderes y dirigentes comunitarios palestinos, entrevistados por WAFA, como un factor que agrava el pesar psicosocial y complica el proceso de duelo comunitario. Explicaron que los rituales funerarios islámicos desempeñan un papel esencial para conceder cierre a las experiencias traumáticas derivadas de la violencia, y que la imposibilidad de cumplir con estos preceptos repercute negativamente en la cohesión social y el bienestar emocional de los sobrevivientes.
La cobertura de WAFA también señaló que la militarización de la región repercute directamente en otros servicios esenciales. Además de la atención médica, la educación y el acceso a empleos se encuentran restringidos por bloqueos y controles, situación que genera una fragmentación de la vida social y limita las oportunidades de desarrollo para los residentes de Yenín y áreas circundantes.
Las organizaciones humanitarias consultadas por WAFA insistieron en la urgencia de garantizar la libre circulación de ambulancias y equipos de emergencia, así como en la protección efectiva de los profesionales de la salud durante su labor en contextos de violencia. Subrayaron que la inexistencia de corredores humanitarios seguros eleva la probabilidad de muerte de heridos antes de que reciban auxilio, al mismo tiempo que incrementa la vulnerabilidad general de la población frente a la inseguridad.
En su análisis, WAFA resaltó que el incremento de víctimas fatales jóvenes, la inseguridad cotidiana y las limitaciones impuestas a los rituales religiosos contribuyen a un deterioro acumulativo de las condiciones físicas, emocionales y sociales de las comunidades palestinas en Cisjordania. La cobertura periodística concluyó que la situación de Yenín refleja una crisis multidimensional, en la que la violencia y las restricciones afectan tanto la supervivencia diaria como los aspectos fundamentales de la vida cultural y espiritual de sus habitantes.


