
La entrega formal de un terreno libre de artefactos explosivos a las autoridades de Líbano por parte de la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL) se realizó tras semanas de labores intensas, según consignó el propio organismo. Durante la ceremonia de transferencia, que tuvo lugar en las inmediaciones de Blida, cerca de la Línea Azul, se destacó la recuperación para la población local de una extensión de 2.000 metros cuadrados previamente minados en la frontera sur libanesa. Esta acción forma parte de la reanudación de los trabajos de limpieza solicitados por el Gobierno libanés el pasado verano, después de una interrupción de casi dos años debido a la escalada de enfrentamientos entre Israel y Hezbolá.
De acuerdo con la información publicada por la FINUL, la operación de desminado humanitario en este predio comenzó el 12 de agosto de 2024 y se extendió hasta los primeros días del mes actual. El personal de la misión, en coordinación con el Ejército libanés, localizó y destruyó un total de 393 minas en el lugar. Esta intervención representa el primer despeje oficial de un área minada desde el último ciclo de choques entre Israel y la milicia chií Hezbolá, finalizados tras el alto el fuego acordado en noviembre de 2024.
El comunicado difundido por la FINUL señala que existen planes para entregar a las autoridades libanesas más zonas libres de explosivos en un futuro próximo. Además, la misión ha intervenido en tareas de limpieza y despeje en áreas periféricas a bases militares, así como en rutas de acceso bloqueadas por artefactos explosivos remanentes de las hostilidades. Según detalló el organismo, estas acciones buscan restablecer la normalidad y la seguridad para las comunidades residentes próximas a la frontera.
La portavoz de la FINUL, Kandice Ardiel, manifestó a la agencia dpa: “Desde la entrada en vigor del acuerdo de alto el fuego el año pasado, no hemos visto al sur del río Litani evidencia de la entrada de nuevas armas, de la construcción de nueva infraestructura militar no estatal ni de movimientos militares por parte de actores no estatales”. Ardiel también precisó que antes y durante los enfrentamientos se habían documentado tanto actividades irregulares como la presencia y movimiento de Hezbolá, pero subrayó la ausencia de nuevas acciones desde que se implementó el acuerdo, así como la continuidad de la vigilancia del área por parte de los cascos azules.
Según reportó la FINUL, las patrullas de observación mantienen una presencia diaria en la región y transmiten sus hallazgos directamente al Ejército libanés. En su balance, la misión ha descubierto cerca de 400 depósitos y posiciones vinculadas a armamento e infraestructura militar, información compartida íntegramente con las autoridades militares nacionales para su procesado y resolución. Además, el propio ejército libanés también ha realizado hallazgos similares en paralelo a las operaciones de la misión internacional.
El alto el fuego acordado en noviembre de 2024 estipulaba la retirada de las fuerzas tanto israelíes como libanesas desde la frontera sur del país. Sin embargo, según detalló la FINUL y según confirman otras fuentes de Naciones Unidas, el despliegue militar israelí se mantiene en cinco puestos dentro de territorio libanés. Las autoridades de Beirut y Hezbolá han expresado su desacuerdo con la permanencia de estos efectivos y demandan la retirada completa, situación que sigue generando tensiones en la zona.
Tras el establecimiento del cese de hostilidades, Israel ejecutó decenas de ataques aéreos sobre puntos del sur de Líbano. Según informó la FINUL, el argumento de las autoridades israelíes se centra en la supuesta actividad de Hezbolá, y destacan que estas operaciones no representarían una violación al pacto alcanzado. Tanto las autoridades libanesas como la milicia chií y organismos internacionales, incluyendo al propio sistema de Naciones Unidas, han rechazado dichos ataques, calificando su continuidad como contraria al espíritu del acuerdo de alto el fuego.
Durante el último año, según comunicó la FINUL, se ampliaron las acciones humanitarias dirigidas a rehabilitar zonas críticas para la vida civil. La organización remarcó que las tareas de limpieza de minas han beneficiado tanto a áreas en las adyacencias de la frontera como a los accesos a instalaciones militares y comunidades rurales afectadas por la inseguridad de artefactos explosivos no detonados. El objetivo de estas operaciones consiste en restaurar la movilidad segura y facilitar la recuperación de las actividades cotidianas para la población local.
El medio internacional precisó que la vigilancia de posibles movimientos inusuales en el área sigue siendo prioridad para los efectivos de paz y el ejército nacional, quienes comparten información regularmente en torno a la situación de seguridad fronteriza. Tanto FINUL como las fuerzas armadas libanesas trabajan de manera coordinada para identificar y reportar cualquier actividad que pudiera poner en riesgo la estabilidad alcanzada tras el alto el fuego.
Según advirtió la portavoz de la FINUL, la estabilidad de la región permanece “frágil” en medio de los continuos esfuerzos por afianzar la paz y prevenir el regreso de episodios violentos. El balance presentado por la misión refleja la relevancia de la colaboración entre los cascos azules y el ejército libanés en la vigilancia, el desminado y la gestión de amenazas en la frontera entre Israel y Líbano, en sintonía con los mandatos de Naciones Unidas y los acuerdos bilaterales alcanzados en los últimos meses.


