
El uso de sistemas de inteligencia avanzados facilitó la recopilación y procesamiento de información clave para identificar rutas y almacenes secretos utilizados por combatientes yihadistas en el centro de Siria. En este escenario, Estados Unidos impulsó una ofensiva que fijó como objetivo central el debilitamiento de la red logística de Estado Islámico en Palmira, acción que se produjo tras el atentado donde murieron dos miembros de la Guardia Nacional de Iowa y un traductor civil, hecho que motivó una revisión de la estrategia militar. Según consignó el medio citado, la decisión fue adoptada por el comandante del Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) para anticipar movimientos futuros de los grupos radicales y dificultar su capacidad de reorganización.
De acuerdo con la cobertura publicada, la operación efectuada el 13 de diciembre incorporó recursos tecnológicos de última generación y el despliegue de aliados locales, así como el trabajo en conjunto con agrupaciones internacionales. El medio detalló que se priorizó el ataque a infraestructuras de abastecimiento y vías de transporte internas, con la finalidad de interrumpir la llegada de armas, combustible y equipos a las células vinculadas a Estado Islámico. El enfoque de la actuación buscó aislar a los combatientes y restarles capacidad operativa ante incrementos recientes en la violencia yihadista.
Según reportó el medio, la colaboración con milicias locales y grupos con conocimiento del terreno jugó un papel importante en la fase de recopilación de información y planificación de las operaciones. Además, esta cooperación continuó después del bombardeo, mediante la vigilancia de posibles movimientos de reorganización por parte de las células radicales, ampliando así la eficacia del cerco impuesto sobre estos enclaves.
El presidente Donald Trump, citado por la misma publicación, asignó la autoría del ataque al Estado Islámico y subrayó los desafíos que implica intervenir en una región caracterizada por divisiones políticas y la presencia de numerosos actores armados. Trump remarcó que la seguridad tanto del personal estadounidense como de los civiles asociados a misiones de cooperación exige una adaptación continua de las tácticas y el fortalecimiento de alianzas regionales.
Durante el operativo, informó el medio, las fuerzas estadounidenses identificaron y atacaron centros de almacenamiento logístico y rutas de evasión usadas habitualmente por Estado Islámico para eludir los controles de fuerzas estatales y de la coalición internacional. Se emplearon sistemas que permitieron reducir los tiempos de procesamiento de inteligencia, actualizar mapas en función de nueva información, localizar centros de operaciones y anticipar desplazamientos de los militantes.
El medio también especificó que el refuerzo de la acción militar incluyó el aumento de recursos tecnológicos y la expansión del asesoramiento a socios regionales. Este planteamiento persiguió sobre todo el aislamiento progresivo de las células yihadistas, con el objetivo de impedir la reconexión de líneas de suministro y comunicación, problemática particularmente crítica en áreas con débil control estatal y con la presencia activa de actores no estatales, que pueden perseguir intereses propios y contrapuestos.
Pese a la reducción del territorio bajo control de Estado Islámico, subsisten focos activos de actividad y una volatilidad considerable en el entorno, lo que según el medio respalda la continuidad de la presencia militar estadounidense y la realización de campañas periódicas para frenar potenciales avances de grupos radicales. Fuentes del Comando Central mencionadas por la publicación señalaron el riesgo persistente de nuevas agresiones tanto a efectivos extranjeros como a comunidades involucradas en procesos de reconstrucción, en la medida que existan milicianos o simpatizantes activos en la región.
La reciente ofensiva, explicada en la cobertura periodística, se inscribió en un ciclo de operaciones dirigidas a responder ante el repunte de las amenazas yihadistas en la zona central de Siria. Representantes militares resaltaron la prioridad asignada a la destrucción de redes logísticas del grupo, proceso que debilita su alcance operativo y dificulta la coordinación entre elementos disgregados.
El empleo de tecnología avanzada y la cooperación con agrupaciones armadas regionales permitieron, detalló el medio, concretar bombardeos selectivos sobre infraestructuras que el Estado Islámico consideraba esenciales, con el objetivo de impedir que refuercen bases clandestinas y reduzcan su capacidad de maniobra. La coordinación operativa se apoyó en la comunicación constante entre los canales de inteligencia e innovaciones en vigilancia que permitieron actualizar la información sobre áreas de alto riesgo. Rutinas de patrullaje, recolección sistemática de datos y actualización cartográfica, alimentadas por milicias y socios internacionales, reforzaron estas acciones.
La publicación destacó que la estrategia estadounidense se apoya en la cooperación internacional, los avances tecnológicos y la participación continua de aliados locales, aspectos que son fundamentales dentro del enfoque de aislamiento y debilitamiento sostenido de las capacidades logísticas del grupo yihadista. Voceros militares estadounidenses afirmaron al mismo medio que la única manera de disminuir los riesgos para los militares extranjeros, los colaboradores regionales y las poblaciones vulnerables consiste en mantener la presión sobre las redes de suministros y comunicación que alimentan a Estado Islámico. Si bien el grupo ha perdido áreas de influencia directa, expuso el medio, persiste la advertencia de que podrían intentar retomar posiciones o reconstituir estructuras ofensivas aprovechando la inestabilidad que persiste en Siria.


