
El Pentágono orientó su ofensiva militar hacia depósitos de armas y centros de mando operados por el Estado Islámico, apoyando estas acciones con fuerzas terrestres encargadas de asegurar y limpiar las zonas afectadas. Este operativo, que se desarrolló recientemente en Siria, tuvo como principal objetivo neutralizar puntos estratégicos de los grupos yihadistas, debilitando su capacidad operativa tras la muerte de tres ciudadanos estadounidenses en Palmira. Según publicó un medio estadounidense, la operación, denominada “Ataque ojo de halcón”, fue concebida como respuesta directa al atentado atribuido al Estado Islámico y puesta en marcha con la colaboración de aliados sobre el terreno, siendo confirmada por el Mando Central de Estados Unidos (CENTCOM) y fuentes oficiales.
El medio estadounidense detalló que el operativo constó de una primera fase aérea en coordinación con fuerzas aliadas sirias, seguida por incursiones terrestres orientadas al control de objetivos seleccionados. La identificación y rastreo de los blancos requirió labores previas de verificación exhaustiva, con la intención de asegurar la efectividad de los ataques y minimizar el peligro para la población civil o personal aliado, de acuerdo con las fuentes citadas. El Pentágono justificó la magnitud de la intervención afirmando que se trató de una represalia inmediata frente al fallecimiento de dos soldados de la Guardia Nacional de Iowa y un intérprete estadounidense, calificando el ataque de Palmira como una agresión contra intereses estadounidenses más allá del territorio sirio.
Durante la operación, las fuerzas estadounidenses y aliadas emplearon tecnologías de precisión y tácticas diseñadas para asegurar un uso proporcional de la fuerza. El CENTCOM y el Pentágono, a través de comunicados difundidos en la red social X, subrayaron que la intención principal no consistió en extender el conflicto, sino en anular amenazas inmediatas y resguardar la vida de militares y cooperantes destacados en la región. Según expresó el Departamento de Defensa, la estrategia de intervención se mantuvo dentro de los parámetros de legitimidad internacional y selectividad operativa, asegurando que la política de respuesta selectiva persistirá ante ataques futuros.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, declaró la firme disposición del gobierno de Estados Unidos a mantener la seguridad de sus ciudadanos en el extranjero. En sus palabras, traducidas por el medio estadounidense, afirmó: “Si atacas a los estadounidenses en cualquier parte del mundo, pasarás el resto de tu breve y ansiosa vida sabiendo que Estados Unidos te cazará, te encontrará y te matará sin piedad”.
Las autoridades estadounidenses explicaron que este despliegue militar obedeció a directrices estipuladas en la estrategia nacional de defensa, la cual faculta intervenciones limitadas fuera del país en situaciones donde existan amenazas directas a ciudadanos o intereses estadounidenses. El presidente Donald Trump, según consignó el mismo medio, expresó sus condolencias a las familias de las víctimas del atentado en Palmira y responsabilizó al Estado Islámico, cuestionando la efectividad de las autoridades sirias para controlar la actividad de estos grupos. Trump advirtió además sobre el incremento del riesgo que enfrentan los extranjeros asignados en Siria debido a la continuidad de organizaciones yihadistas en la zona.
El despliegue terrestre incluyó la intervención de tropas aliadas encargadas tanto de la protección del perímetro como del aislamiento de los puntos objetivos y la verificación del cumplimiento de las metas operativas. El CENTCOM reportó que la presencia de agrupaciones similares al Estado Islámico se mantiene en las regiones central y noreste de Siria, por lo que la vigilancia de la zona y las evaluaciones sobre el entorno operativo seguirán enfocadas en la detección temprana de amenazas.
De acuerdo con la información difundida por el medio estadounidense, la selección de blancos durante la etapa de planeamiento pasó por estrictos controles y revisiones múltiples, con el fin de proteger a la población civil y reducir al mínimo los daños colaterales. Este proceso, según explicó el Pentágono, permitió maximizar el impacto de la operación sobre las estructuras operativas y de mando del Estado Islámico al tiempo que resguardaba a la población local.
Al presentar los resultados de la operación, el mando militar estadounidense señaló que la continuidad o suspensión de acciones futuras dependerá del análisis situacional constante y de la identificación de riesgos para el personal estadounidense y sus aliados. Las autoridades reafirmaron que la postura oficial sostiene la neutralización de amenazas y la protección de vidas estadounidenses como ejes centrales de cualquier despliegue internacional.
Por último, el medio estadounidense informó que la administración encabezada por Donald Trump ha instruido mantener, por ahora, una política de respuesta calculada que evite una escalada mayor en la zona, a la vez que prioriza la protección de sus efectivos y ciudadanos en el extranjero como objetivo esencial de las estrategias operativas en Siria.

