
El grupo de personas entre 25 y 44 años presenta una de las tasas más altas de informalidad laboral en el turismo peruano, con diferencias marcadas según género y nivel de educación en todo el país. Esta es una de las conclusiones principales del informe “Informalidad del turismo en el Perú 2024”, presentado recientemente y que advierte sobre la urgente necesidad de intervenciones para revertir las condiciones precarias mantenidas en el tiempo en este sector. El estudio, basado en datos de la Encuesta Permanente de Empleo Nacional 2023 del Instituto Nacional de Estadística e Informática, fue elaborado a partir de un análisis detallado que considera la compleja relación entre los factores demográficos y estructurales que afectan el empleo en las actividades turísticas, según informó el medio.
El evento que dio a conocer los resultados reunió a especialistas en políticas públicas, representantes académicos y voces del sector privado, bajo la organización de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), la Escuela de Posgrado Newman y la Universidad Católica Sedes Sapientiae (UCSS). Durante la transmisión virtual, los autores insistieron en que la informalidad en el turismo no solo se expresa en términos de legalidad, sino que repercute directamente sobre la calidad de vida de los trabajadores. El investigador y docente de UNIR, José Antonio Clemente Almendros, afirmó que los empleos informales en turismo suelen estar vinculados a microempresas y funciones unipersonales, lo que se traduce en ingresos mensuales inferiores al salario mínimo, largas jornadas laborales y ausencia de beneficios sociales. “La informalidad no solo es un problema de legalidad, sino de calidad de vida”, puntualizó, según consignó la publicación.
De acuerdo con el estudio citado por el medio, el 88,45% de los trabajadores del sector turístico en Perú se encuentra en la informalidad, cifra notablemente superior al promedio nacional, situado en el 68,58%. Restaurantes (55,19%) y transporte (41,98%) concentran el mayor volumen de empleo informal dentro del turismo, y más de la mitad de quienes trabajan en ellos perciben sueldos por debajo del mínimo legal. Estas cifras reflejan una situación donde la precariedad adquiere patrones específicos según el tipo de actividad y la ubicación. Los investigadores enfatizan que se requieren políticas ajustadas a la realidad de cada territorio y subsector para enfrentar la complejidad del fenómeno.
Durante la presentación del informe, Yvan Díaz Zelada, consultor e investigador de Renacyt, señaló, según el medio, la dimensión estratégica del documento por ofrecer información científica sólida que puede servir para replantear el modelo turístico peruano. Destacó que promover la formalización supone impulsar la competitividad y la sostenibilidad, elementos que considera fundamentales para el desarrollo del sector.
Los datos analizados indican que la estructura dominante dentro de la informalidad turística está formada principalmente por microempresas y labores individuales. Esto contrasta con el sector formal, compuesto en gran parte por empresas de mayor tamaño. El informe detalla que este entramado origina desigualdades profundas y limita el acceso de los trabajadores a derechos básicos y protección social.
El análisis también subraya la importancia de factores demográficos, como edad, género y nivel educativo, en la tendencia a desempeñar empleos formales o informales. Los registros muestran que la mayoría de las personas jóvenes, mujeres y quienes tienen menor acceso a la educación sufren mayores dificultades para incorporarse al empleo formal. Además, existen variaciones significativas en los niveles de instrucción y la distribución de puestos de trabajo dependiendo de la región del país, lo que, según la investigación presentada, demanda estrategias específicas según el contexto local.
En la discusión de los resultados, la exministra de Comercio Exterior y Turismo, Úrsula Desilú León Chempén, advirtió que el turismo, pese a su contribución al Producto Bruto Interno y su peso en la generación de empleo, enfrenta riesgos para su sostenibilidad y competitividad derivados de la persistencia de la informalidad. “Es imperativo diseñar políticas públicas que promuevan la formalización y protejan al trabajador”, comentó durante el evento, de acuerdo con lo publicado.
El estudio no se limita al diagnóstico, sino que busca influir en la formulación de políticas. Entre las propuestas de los autores figuran mecanismos de incentivos para que las microempresas se formalicen, la implementación de programas específicos de capacitación y la adecuación de los sistemas de fiscalización atendiendo a las particularidades de cada región. El medio añadió que el documento apunta a reducir las brechas de ingresos, fortalecer la protección social y crear un entorno laboral más equitativo y seguro.
En el cierre de la jornada, la Dra. Norma Constanza Velásquez, jefa de investigación de la UCSS, enfatizó, según reportó el medio, que la informalidad en el turismo constituye no solo un reto económico, sino también un desafío social que debe abordarse con soluciones que se sostengan en el tiempo. De acuerdo con la publicación, las instituciones organizadoras del evento buscan fomentar el debate y la acción para transformar las condiciones laborales en el sector turístico del Perú. Plantean que avanzar hacia un turismo más competitivo, incluyente y equitativo requiere la colaboración de autoridades estatales, empresas y universidades.


