
El mensaje del líder del Vaticano subrayó la recurrencia con que en la actualidad se presentan llamados al incremento de los presupuestos militares bajo el argumento del peligro exterior, lo que, según su visión, favorece una política internacional guiada por la desconfianza y el uso de la fuerza. Durante su declaración con motivo de la Jornada Mundial de la Paz 2026, destacó la preocupación ante la inclinación global a priorizar el poder militar por encima del derecho y el diálogo, planteando la necesidad de un cambio de enfoque centrado en la diplomacia y la mediación. Según publicó el medio, el Papa León XIV instó a los líderes mundiales a fortalecer las instituciones internacionales y buscar soluciones que apunten a la confianza y la cooperación mutuas ante una coyuntura marcada por tensiones entre países.
De acuerdo con la información difundida por la agencia, el Pontífice denunció que el año 2024 observó un aumento del gasto militar global de un 9,4% respecto al año previo, alcanzando los 2,718 billones de dólares, lo que representa el 2,5% del Producto Interior Bruto mundial. Esta tendencia, según el líder religioso, se mantiene de forma constante desde hace una década, generando preocupación por el impacto de tales decisiones en el equilibrio internacional. El Papa cuestionó la presentación de los incrementos presupuestarios para defensa como medidas disuasivas justificadas por amenazas exteriores, argumentando que “la fuerza disuasiva del poder y, en particular, de la disuasión nuclear, encarnan la irracionalidad de una relación entre pueblos basada no en el derecho, la justicia y la confianza, sino en el miedo y en el dominio de la fuerza”, tal como reportó el medio oficial.
Frente a este escenario, el Papa propuso que se retome “el camino desarmante de la diplomacia, de la mediación, del derecho internacional”, vías que, según precisó el mensaje, se ven debilitadas por la proliferación de violaciones a los acuerdos alcanzados. Añadió que el contexto actual exige fortalecer —en vez de deslegitimar— a las instituciones supranacionales encargadas de mediar en disputas y velar por el cumplimiento de tratados internacionales. A su juicio, se requiere un análisis profundo sobre cómo lograr que los vínculos entre naciones se orienten hacia “un equilibrio más humano, o sea a un equilibrio fundado en la confianza recíproca, la sinceridad en los pactos y el cumplimiento de las condiciones acordadas”.
Tal como consignó la plataforma, el Pontífice lamentó el uso creciente de la fe en el ámbito político, así como las bendiciones conferidas al nacionalismo y la justificación religiosa de actos de violencia. Manifestó inquietud por la tendencia a involucrar conceptos religiosos en contextos de conflicto, lo que, en su percepción, dificulta los procesos de reconciliación y paz. Señaló la importancia de promover la oración, la espiritualidad y el diálogo tanto ecuménico como interreligioso como alternativas para la superación de divisiones y enfrentamientos.
Además, el mensaje de León XIV subrayó la insistencia en que la paz debe concebirse como una realidad posible y presente, no como una aspiración lejana o inalcanzable. Invitó a una actitud de apertura hacia la paz y a rechazar la idea de que existe una distancia insalvable entre los ideales de concordia y la realidad internacional. “Hoy más que nunca, en efecto, es necesario mostrar que la paz no es una utopía, mediante una creatividad pastoral atenta y generativa”, expresó el Papa, de acuerdo con la publicación.
El mensaje agregó un llamado a la comunidad internacional y sus dirigentes para que desarrollen nuevas estrategias orientadas a construir un espíritu de confianza y legalidad en la gestión de los conflictos. Durante su intervención, el Pontífice recalcó la urgencia de sostener acuerdos y compromisos alcanzados, evitando que estos sean vulnerados con facilidad, lo cual debilita aún más los mecanismos de mediación y arbitraje multilaterales. Solicitó a quienes ocupan puestos de responsabilidad pública que examinen a fondo las formas de conseguir que la cooperación internacional logre un fundamento ético sólido y duradero.
Según detalló el medio de origen, el dirigente del Vaticano propuso que la paz debe ser entendida no solo como un objetivo final sino como una presencia activa y un proceso constante en la vida de las sociedades. Invitó tanto a creyentes como a quienes no comparten la fe a trabajar juntos en la creación de condiciones que favorezcan la reconciliación y la justicia internacional. Citando las palabras incluidas en el mensaje: “Ya sea que tengamos el don de la fe, o que nos parezca que no lo tenemos, queridos hermanos y hermanas, ¡abrámonos a la paz! Acojámosla y reconozcámosla, en vez de considerarla lejana e imposible. Antes de ser una meta, la paz es una presencia y un camino.”
La declaración final resaltó la exigencia de mayor esfuerzo por parte de gobiernos y organismos internacionales para revertir la tendencia al aumento del gasto militar y restablecer el valor del diálogo. En línea con lo publicado por las diversas agencias, el Papa reiteró que únicamente mediante el compromiso conjunto con el desarme, la solución de controversias por medios pacíficos y la restauración de la confianza entre pueblos y gobiernos será posible reducir las tensiones y avanzar hacia una estabilidad global más equitativa y sostenible.

